La inflación que destrozó el peor pronóstico PRO para 2016 y erosionó como nunca desde 2002 el poder adquisitivo de los salarios se encamina a acercarle un nuevo dolor de cabeza no solo al Gobierno nacional, sino también al que conduce María Eugenia Vidal. Es que los empresarios le adelantaron a Letra P que difícilmente puedan pagar el bono de fin de año que se discute hoy y tensa la cuerda en el diálogo entre la Nación y el triunvirato de la CGT.
En este combo acecha el fantasma de un paro general que, en una fallida reunión, aún no pudieron descartar ni el ministro de Economía, Alfonso Prat Gay, ni su par de Trabajo, Jorge Triaca, luego de sentarse a la mesa con la conducción aún dialoguista integrado por Juan Carlos Schmid, Héctor Daer y Carlos Acuña.
Voceros de la Unión Industrial de la provincia de Buenos Aires (UIPBA) aseguraron a este medio que “el bono de fin de año hay empresas que pueden pagarlo y otras que no. Las que estén en condiciones de hacerlo lo van a pagar, pero el contexto no ayuda: la presión fiscal es muy alta, las ventas y las exportaciones están por el piso y las importaciones están arruinando a muchos sectores”.
No hace falta leer muy entre líneas para entender que serán contados los casos en que las empresas puedan acercarse voluntariamente al pago de un bono.
Algunos empezaron hablando de un plus de mil pesos para diciembre, mientras que las bases sindicales empezaron a presionar para que sea de 4 mil. El retraso salarial ante la inflación también empuja el escenario de dispersión: para Camioneros no es igual un bono de mil que para un peón de taxi.
“Hay que considerarlo y no es mala idea porque la inflación subió mucho, pero hay sectores que no lo van a poder pagar”, aseguraron las fuentes de la organización fabril.
Acuña, barrionuevista y legislador bonaerense del PJ, insistió en reclamar una compensación para enfrentar el deterioro del poder adquisitivo.
"Cualquier ayuda que decida el Gobierno a fin de año va a estar concentrada en los sectores más vulnerables y en los que menos tienen", anticipó Prat Gay.
Acuña admitió que en la última cumbre Gobierno-CGT no se habló de un bono de fin de año, pero reclamó "una compensación en cuanto al desfase" salarial, que estimó que ronda un 10 o un 12%. Tomando cada sector, un 10% para los bancarios serían unos 1.500 de bolsillo, mientras que para los camioneros treparía a $3.500 y para un empleado de comercio apenas pasaría los mil.
El fantasma del paro sobrevuela las negociaciones, pero, por ahora, parece más un reclamo de las bases que un convencimiento de las cúpulas. “¿Por qué no llamamos a un paro? Porque sería apretar. Lo prudente es agotar todas las instancias de diálogo que pueda haber. No queremos parar, queremos respuestas porque son los compromisos que se hicieron en campaña", dijo Acuña.
Desde el sector empresario miran el diálogo entre sindicatos y el Gobierno de reojo y esperan que la administración Macri tercie para frenar el reclamo.