Argentina tiene un lugar que oscila entre lo marginal y lo inexistente en la agenda política de Estados Unidos, pero eso no impide que Javier Milei tome partido por Donald Trump en la pelea por la Casa Blanca, demasiado pendiente de la ilusión de que lleguen desde el más allá soluciones providenciales para los problemas nacionales.
Las ilusiones de Javier Milei y Toto Caputo
Así, ciertas ilusiones argentinas –eso, no esperanzas– se juegan este martes y tienen un tinte marcadamente financiero, dado el carácter de la principal fragilidad del país.
El Presidente reprocha por lo bajo la escasa disponibilidad del gobierno de Joe Biden –el de Harris– para allanarle el camino hacia un nuevo acuerdo con el Fondo Monetario Internacional (FMI), cosa que imagina un simple trámite en caso de triunfo de Trump. Tal vez exagere.
Idealmente, para Milei y para Toto Caputo, ese nuevo acuerdo debería incluir la provisión de fondos frescos que faciliten la apertura del cepo cambiario y, quién dice, tal vez el sueño de la dolarización.
Toto Caputo Georgieva
Toto Caputo y la titular del FMI, Kristalina Georgieva
NA
El problema es que el FMI tiene ya demasiado dinero enterrado en la Argentina y, antes que poner más, preferiría recuperar el jugado. Así, habilitar una suma extra obligaría a Trump o al presidente que fuera a ser sumamente persuasivo frente a otros países que tallan fuerte en el organismo y con los que no se lleva del todo bien. La referencia principal es a China.
¿Ese país, más Japón, Alemania, Francia y otros miembros relevantes del Board querrán reeditar la historia de 2018, cuando el Fondo violó todas sus normas para arrojarle a Mauricio Macri un salvavidas de plomo de 45.000 millones de dólares?
El fantasma de la devaluación sigue recorriendo la Argentina de Javier Milei
¿Es imposible un acuerdo como el que quiere Milei? Para nada, pero podría venir con la letra chica indigerible de devaluación del peso.
Otro asunto de interés será la política monetaria de la Reserva Federal. El Banco Central estadounidense goza de amplia autonomía y es capaz de resistir los embates políticos más fuertes, pero Trump ya señaló su preferencia por el mantenimiento de altas tasas de interés en lugar de la cautelosa reducción que se ha emprendido recientemente. Natural: dólar fuerte equivale a sensación de bienestar.
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Sin embargo, esto podría revertir parcialmente el movimiento que los capitales han emprendido hacia mercados emergentes desde que la Fed comenzó a recoger el barrilete del precio del dinero. ¿Le marcaría eso a un límite a la primavera financiera que le ha dado renovado vigor al mileísmo?
Con Trump en la Casa Blanca, el ultraderechista argentino se sentiría menos solo en el mundo para librar sus "batallas culturales" contra las nociones de cambio climático, el respeto a la diversidad de género, el entendimiento de las políticas reproductivas como atinentes al ámbito de la salud y el comunismo que cree ver por todos lados. Sin embargo, con las expectativas sobre el FMI en un plato de la balanza y la acechanza de las tasas altas y la aplicación de aranceles como elemento de disciplinamiento político en el otro, los cálculos se hacen más complejos.
Sí: al revés de las fantasías oficiales, el Trump que idealiza Milei es un proteccionista. Paolo Rocca trata, por ahora sin éxito, que se entienda ese punto.