Fue el jueves 10 en la casa de la expresidenta, pero se reveló el 17. No se conocían y hubo una intermediación. El busto era de Ricardo Iorio. Guiño al PJ.
Victoria Villarruel y Claudia Rucci, durante la inauguración del busto de Isabel Martínez de Perón.
Victoria Villarruel jugó otra carta a su plan de revisionismo histórico, con el que busca posicionar su figura y fortalecerse en su interna con Javier Milei. Este jueves, Día de la Lealtad peronista, erigió un busto de Isabel Martínez de Perón en el salón de las provincias del Senado, donde hasta marzo se lució una estatua de Néstor Kirchner.
Villarruel definió el homenaje luego de visitar a la expresidenta en su residencia, ubicada en el barrio semicerrado de Villanueva de la Cañada, una localidad serrana a 45 kilómetros del centro de Madrid.
En su homenaje, Villarruel trató de atraer a un sector del PJ, se alejó con sutileza de la última dictadura militar y eligió al kirchnerismo como único enemigo. Según supo Letra P, su reunión con la exjefa de Estado - que también fue vicepresidenta- fue el jueves 10, el único día en el que la titular del Senado no tenía actividades previstas, en la agenda internacional, que organizó sin anuencia de Milei y que terminó este lunes con una audiencia con el Papa Francisco, en la sede del Vaticano.
La vice y la viuda de Perón no se conocían y la reunión fue gestionada por una intermediaria, que sería Claudia Rucci, aunque el entorno de Villarruel prefirió no confirmarlo. La directora del Observatorio de Derechos Humanos del Senado es hija del fallecido sindicalista José Ignacio Rucci y fue la única funcionaria que participó junto a la titular del Senado en la inauguración del busto. También estuvo a cargo de elegir al centenar de invitados que pudieron participar del evento.
Isabelita -un apodo que Villarruel pidió eliminar- nunca perdió contacto con el sindicalismo que la cobijó durante la presidencia: en 2017 publicó una necrológica para despedirse del exdirigente rural Gerónimo "Momo" Venegas. No visita el país desde 1994, cuando quiso reinsertarse en la política local pero fue ninguneada por el entonces presidente, Carlos Menem, reivindicado por Milei.
La reunión entre Villarruel e Isabel duró poco más de una hora, en la que se conocieron y repasaron sus versiones de la violencia setentista. La vice detalló sus investigaciones sobre esa época y ratificó su plan de pedir que se abran los juicios a los agrupaciones de los setenta, como Montoneros, que fuera enemigo de la esposa de Perón.
Sorprendida por el gesto de gratitud, Isabel -de 93 años de edad- le agradeció el gesto a la vicepresidenta y dijo que la tratará como a "una nieta". Quedaron en contacto y volverían a hablar en los próximos días.
Una de las sorpresas del discurso de Villarruel fue que contó que el fallecido músico de heavy metal Ricardo Iorio, exlíder de bandas como V8, Almafuerte y Hermética, fue quien tenía el busto de Isabel Perón que luce desde este jueves en el Senado.
La vicepresidenta tuvo contacto con el músico hasta su muerte, en octubre último, y luego continuó el vínculo con sus familiares. La estatua había sido encargada por Iorio y estaba en su última casa, en la ciudad bonaerense de Coronel Suárez.
Hace quince días que la efigie llegó al Senado, pero la vicepresidenta la mantuvo bajo custodia hasta el acto de este jueves, al que no fueron invitados legisladores. El evento recién se anunció tres horas antes.
Casi sin actividad en la cámara alta, era imposible que pudieran cruzarse figuras que pudieran repudiar el homenaje a Isabelita. El retiro del busto de Kirchner en marzo no estuvo exento de polémicas.
En el kirchnerismo dejaron de verlo e hicieron el reclamo en una sesión. "No soy su viuda y no fue senador", justificó su decisión Villarruel. "¡No nos van a hacer desaparecer!", le gritó Anabel Fernández Sagasti. A las pocas horas el busto fue entregado a la oficina del bloque.
Villarruel ensayó un discurso leído, en el que apuntó a robustecer su figura nacionalista, con un nuevo guiño al peronismo de derecha, donde hay quienes no ocultan la simpatía por ella, pero comparten con el Kirchnerismo resquemores por sus vínculos con figuras que fueron protagonista de la última dictadura militar, de la que este jueves la vice intentó alejarse.
Con el homenaje a Isabelita, Villarruel volvió a marcar una vez más que no tiene problemas con el PJ, sino con sus expresiones de izquierda. Con ese objetivo, eligió el 17 de octubre como día del evento, en simultáneo con un festejo de la manifestación que popularizó a Perón en 1945.
"No vengo a ensalzar su gestión ni su gobierno -dijo sobre Isabel-, sino a cumplir con un acto de reparación histórica hacia una mujer, que viuda y en soledad, debió soportar más de 40 años de persecución y ostracismo", aclaró.
"No somos pocos los argentinos que, compartiendo en poco, en mucho o en nada sus ideas, valoramos el coraje y el patriotismo con que afrontó la ingratitud y las ofensas de sus enemigos, que no fueron pocos", destacó la vice.
No es el primer gesto revisionista de Villarruel al PJ: en su homenaje a los fallecidos por al ataque de Montoneros en Formosa, la vice recordó que uno de los militares acribillados era peronista y había sido castigado por oponerse a la Revolución Libertadora, como se llamó al golpe a Perón en 1955.
Ese homenaje logró dividir al peronismo: el kirchnerismo no quiso votarlo y abandonó la sala. Pero sí acompañó el jefe de la bancada, el formoseño José Mayans, y la mayoría de sus pares. Con el busto de Isabelita en el salón de las provincias, podría ocurrir una reacción similar.
La vice le habló al peronismo de frente, cuando dijo que en un día que se habla de Lealtad, quería saber "dónde están aquellas personas que dejaron a una mujer cuyo apellido es Perón, a merced del terrorismo al que combatió, por el gobierno de facto que la encarceló y finalmente por una clase política que la desterró".
La alusión al gobierno de facto, como un evento negativo en la historia pareció un guiño a quienes le piden más claridad sobre el diagnóstico de aquellos años. Una actitud similar tuvo al despegarse, con su silencio, de la visita de una comitiva de Diputados libertarios al penal de Ezeiza a entrevistarse con represores, entre ellos Alfredo Astiz. La vive nunca habló del tema.
De todos modos, en el descubrimiento del busto de Isabel, Villarruel reivindicó la teoría de los dos demonios cuando habló de "dos bandos que se pelearon" en los setenta. Denunció una "proscripción" a la exjefa de Estado y junto a su estatua llamó a una "pacificación nacional".
"El país está dividido y en ruinas, no es posible ni siquiera soñar un gran proyecto de Nación donde reina el odio y el enfrentamiento", se despidió Villarruel.