Mauricio Macri lanzó el último arañazo para tratar de contener a la vieja guardia del PRO que busca un acuerdo electoral con La Libertad Avanza. En Mar del Plata y al lado del intendente Guillermo Montenegro y el diputado Cristian Ritondo, impulsores de la integración de los partidos, avisó: "Los dirigentes que tenían precio ya fueron comprados, los que quedamos tenemos valores".
Fue un dardo venenoso del ingeniero a la dirigencia amarilla que empuja un acuerdo con Karina Milei sin imponer demasiadas condiciones y a sabiendas de que lo hacía frente a dos dirigentes históricos del sello que fundó hace 20 años, pero que avanzan en conversaciones con el Gobierno. Cerca de Ritondo perjuran que lo que se busca es un acuerdo institucional entre partidos y no sumar dirigentes a LLA, como quiere el mileísmo.
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Guillermo Montenegro, Mauricio Macri, Cristian Ritondo y Juan Ibarguren.
El movimiento de Macri fue digitado: salió a recorrer municipios bonaerenses (Mar del Plata, Balcarce y Tandil) gobernados por lo que alguna vez fue JxC; en el caso de los últimos dos, por radicales. Además, obligó a Montenegro, que viene pisando la orilla libertaria, a que lo reciba y acompañe en La Feliz y comparta la conferencia de prensa en la que el expresidente incomodó a dos de los integrantes del triángulo de hierro del PRO -el otro es Diego Santilli-, que desde hace tiempo luce violáceo.
Mauricio Macri alambra al PRO
Con esa jugada Macri lanzó el último intento para contener a una tropa que pide definiciones y a dirigentes que se van sin punto de retorno a LLA. Fiel a su estilo, expuso a quienes estén pensando en cambiar de camiseta o hacer un acuerdo sin su venia. Sabe que si pierde a Ritondo -el jefe del PRO bonaerense-, Santilli y Montenegro perderá casi lo último que le queda de su sueño provincial, con buena parte de su tropa trabajando en CABA y con una nueva generación amarilla que está desorientada. El bullrichista Diego Valenzuela recogió el guante y respondió vía twitter. "Si algo no tengo es precio", dijo.
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En la mirada de muchos, el acuerdo institucional (PRO-LLA en coalición) es lo único que le queda al macrismo para evitar terminar de desvanecerse. No obstante, y por las dudas, Macri fue a tocar los timbres radicales, para tratar de robustecer su estructura con al menos un puñado de los 27 intendentes que la UCR tiene en Buenos Aires.La idea no es nueva, prueba de ello fue el apoyo que le brindó el expresidente hace un par de semanas al gobernador de Santa Fe, Maximiliano Pullaro.
Visitó Balcarce, donde estuvo con el intendente radical Esteban Reino y luego de pisar Mar del Plata, este jueves estará en Tandil, su tierra natal, donde gobierna el histórico boina blanca Miguel Lunghi. Tal vez una remake de JxC sea una salida por arriba del laberinto en el que se encuentra el PRO y sus intenciones hasta ahora fallidas de llegar a estrechar manos con LLA.
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Mauricio Macri y Cristian Ritondo, jefe del PRO bonaerense
Ritondo, incómodo; Santilli, ausente
Como titular del PRO en Buenos Aires, Ritondo mantiene la esperanza de llegar a un acuerdo institucional, tal como propone Macri. Una fuente amarilla señaló que no será fácil para el exministro bonaerense sacar los pies del plato. Es el jefe del bloque PRO en la Cámara de Diputados de la Nación, desde donde -también es cierto- ayudó al Gobierno a clausurar los DNU y sacar las leyes que necesitaba.
Santilli, que no estuvo en la minigira bonaerense que encabezó Macri, es el más jugado para acordar con los libertarios. No esconde su postura, avisó que no tiene problemas en que las listas sean encabezadas por dirigentes de LLA y fue el primero en decir que no enfrentaría al Gobierno en una lista opositora. Macri sabe dónde está parado cada uno y advierte que el que no se quede en el ecosistema amarillo es porque tiene precio.