Aunque el ministro Toto Caputo niegue que esté en un callejón sin salida, hay indicios de que el Fondo Monetario Internacional (FMI) presiona al gobierno de Javier Milei por una devaluación y el levantamiento del cepo cambiario como exigencias para cerrar un nuevo acuerdo con financiamiento.
Este escenario plantea una encrucijada porque el Gobierno necesita dólares frescos como el agua pero no puede devaluar ni soltar el torniquete cambiario antes de las elecciones: las consecuencias serían impredecibles. Por eso, la administración libertaria negocia con el organismo multilateral un acuerdo en dos fases, con desembolsos atados a reformas. El ajuste fuerte llegaría después de las elecciones legislativas.
Fuentes oficiales consultadas por Letra P dijeron que Caputo busca cerrar con el FMI un programa en dos tramos: uno inicial que garantice financiamiento inmediato y otro posterior a octubre, cuando se definiría el ritmo de salida del cepo cambiario y la devaluación que exige el organismo.
El modelo sería similar al Acuerdo de Facilidades Extendidas (EFF, en sus siglas en inglés) firmado por Martín Guzmán durante la gestión albertista, con un primer desembolso para cubrir vencimientos de deuda y una segunda fase condicionada a reformas estructurales.
Milei FMI
Javier Milei con la titular del FMI, Kristalina Georgieva
NA
Según fuentes del equipo económico, el esquema prevé el acceso a hasta 12.000 millones de dólares, clave para reforzar las reservas del Banco Central y acelerar la salida de las restricciones cambiarias.
El FMI pide más ajuste y dólar libre
El FMI, con Kristalina Georgieva a la cabeza, insiste en que Argentina debe avanzar en una “estrategia creíble” para desmantelar los controles cambiarios y permitir un tipo de cambio más flexible.
En un informe reciente, el organismo advirtió que la acumulación de reservas dependerá de una política monetaria más estricta y un dólar menos intervenido.
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El exdirector del FMI Alejandro Werner aseguró que el nudo de la discusión está en la salida del cepo. “No creo que el Fondo insista con una liberación total en el corto plazo, pero exigirá una hoja de ruta clara”.
Según Werner, la administración libertaria ya cuenta con la credibilidad suficiente para avanzar en el ajuste sin necesidad de grandes anuncios previos.
El documento del FMI también marca que el ajuste fiscal debe ser más “estructural” y no depender de recortes discrecionales en inversión pública y salarios.
El Gobierno ya mostró señales en esta línea con la eliminación de subsidios energéticos y la reestructuración de impuestos, pero en el Fondo advierten que el recorte deberá profundizarse en 2026 y 2027.
Calendario electoral y timing del dólar
Milei y Caputo juegan con los tiempos: el cepo se mantendría al menos hasta después de las elecciones legislativas, para evitar una disparada de la inflación y un golpe al poder adquisitivo en pleno año electoral.
En el mercado financiero, los bancos de inversión proyectan que la unificación cambiaria podría concretarse en diciembre, una vez que se haya acumulado un colchón suficiente de reservas.
Informes de Bank of America y Morgan Stanley coinciden en que el FMI otorgará un desembolso inicial de entre u$s5.000 millones y u$s10.000 millones, condicionado a una mayor flexibilización del mercado de cambios en la segunda mitad del año.
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Toto Caputo y Javier Milei.
“La eliminación de restricciones será progresiva, pero la unificación del tipo de cambio no llegará antes de fin de año”, señala uno de los reportes.
En el Palacio de Hacienda, la estrategia es clara: contener la brecha cambiaria y moderar la inflación hasta octubre y recién después avanzar en el esquema que exige el FMI.
“Vamos a salir del cepo, pero la velocidad dependerá del financiamiento que consigamos”, anticipó Milei en su paso por Davos.
Plan Aguantar: un equilibrio frágil
La administración libertaria sabe que la estabilidad cambiaria es su carta principal de gobernabilidad. Por eso, la estrategia de Caputo pasa por mantener el dólar oficial bajo control y absorber la mayor cantidad de divisas posibles antes de un salto devaluatorio.
En el corto plazo, la política de intervención en los dólares financieros y la reducción de la brecha cambiaria permiten una tregua, pero el esquema es frágil.
Con la economía en un paréntesis de estabilidad, el FMI espera que el Gobierno ejecute las reformas necesarias para destrabar la segunda fase del acuerdo.
La pregunta es si el oficialismo estará dispuesto a pagar el costo político después de octubre o volverá a patear la definición. En cualquiera de los escenarios, el margen de maniobra es cada vez más estrecho.