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El debut del Dólar FMI (Fuente: Banco Nación).
La positiva respuesta del mercado se tradujo, asimismo, en subas de hasta 17% de las acciones argentinas que cotizan en Nueva York y de hasta 11% de los títulos públicos. Por esto, último el riesgo país se retrajo fuerte y cerró a 726 puntos básicos.
¿Qué debería ocurrir para que el Milei y Toto Caputo logren amigar la economía con el calendario electoral y ponerle coto al reciente mal humor social?
La inexplicable jactancia de Los Picantes
La sobreexcitación en los home banking tuvo este lunes mucho de curioseo después de casi seis años de restricciones. Sin embargo, es sabido que la hiperpublicitada "salida del cepo" ni es todavía tal cosa, sino una liberación que alcanza por ahora a las personas físicas y mantiene reprimida la demanda de divisas de las empresas.
No es justamente en el "chiquitaje", sino en la Argentina corporativa donde podría desatarse un nivel de demanda de dólares verdaderamente desestabilizador. Bastó que economistas como Marina dal Poggetto y Hernán Lacunza recordaran la verdad de que el cepo se achicó pero no desapareció para que Milei y Los Picantes –Caputo dixit– del equipo económico, particularmente dos abonados a la agresión como el asesor y director del BICE, Felipe Núñez, y el secretario de Finanzas, Pablo Quirno, desataran sobre ellos una campaña de acoso en las redes sociales.
Javier Milei y Toto Caputo, en el Ministerio de Economia.
Javier Milei y Toto Caputo lideran la fiesta de Los Picantes en el Ministerio de Economia.
Los Picantes deberían calmarse un poco, no sólo porque el partido es largo, sino porque su propia política viene de estrolarse contra la pared de la falta de divisas y requirió de un salvataje del Fondo Monetario Internacional. Además, al riesgo inflacionario latente hay que añadir su contracara, una nueva caída de los salarios, y el efecto negativo que la suba de tasas de interés que comienza a verificarse podría tener sobre el rebote de la actividad, otra contraindicación en un año electoral.
A propósito… Ahora que la devaluación quedó concretada, cabe preguntar por qué y a quién Caputo y su exsocio Santiago Bausili decidieron reventar el viernes 398 millones de dólares a cotización vieja cuando la apertura parcial del cepo y la flotación entre bandas ya era un hecho. Por no mirar más atrás…
La devaluación del día uno fue bastante moderada. De detenerse en los números mencionados al inicio, su impacto inflacionario no debería ser demasiado grande, lo mismo que el daño adicional para el Gobierno en su valoración entre la ciudadanía. Sin embargo, como se dijo, la pulseada no terminó este lunes.
Así como hasta el viernes había que mirar la cotización de tipos de cambio intervenidos –el oficial y también el MEP y el "contado con liquidación"–, y seguir el movimiento de las reservas del Banco Central, ahora, con la depreciación del peso confirmada con números provisionales, ahora también: se trata de las reservas.
El acuerdo con el Fondo establece que el Banco Central debe reforzar sus reservas netas –las verdaderamente disponibles para intervenir en el mercado– en 4.000 millones de dólares este año y acumular un total de 8.000 millones el que viene, 12.500 millones en 2027, 16.000 millones en 2028 y 19.000 millones en 2029. Al cierre de ese acuerdo técnico, el organismo cifraba las actuales en 5.600 millones de dólares negativas. Habrá que remar.
La rueda de este lunes, que llenó de ínfulas a Milei & sus Picantes, se saldó sin intervención –ni ventas ni compras– del Banco Central. La caída informada de 421 millones de dólares se corresponde con el dinero malvendido el viernes, pero lo cierto es que la autoridad monetaria no empezó todavía a sumar su demanda al mercado para cumplir con la meta de reservas negociada con el FMI.
Algo positivo es que la llegada, prevista para este martes, de 12.000 millones de dólares del Fondo permitirá a las reservas netas salir del terreno negativo y despejar la pregunta insidiosa, que afortunadamente no caló entre los ahorristas, sobre el uso impropio de los encajes que aseguran sus colocaciones.
Lo negativo, claro, es que el "crimen perfecto" del endeudamiento a espaldas de la ley y del Congreso implicará abultar la deuda con el FMI de los 44.000 millones de dólares que Mauricio Macri nos legó a 50.000 millones. A eso, desde ya, se sumará lo que aporten el Banco Mundial, el BID y un grupo de bancos. Deuda, como denunciaba con acierto el entonces diputado Javier Milei, que pagarán generaciones de argentinos que todavía ni nacieron. Tenía toda la razón: es una enorme injusticia.
Una pelea de fondo
De lo anterior surge que aún no están todas las cartas sobre la mesa. Por un lado, la demanda del Banco Central para reforzar las reservas al gusto del Fondo; por el otro, la oferta que hasta ahora venían retaceando los exportadores de soja a la espera de una devaluación cantada que aumentara sus ganancias.
Por eso, entre sus festejos y promesas de inflación cero para mediados del año que viene, el Presidente se dio tiempo para conminar a los sojeros. Las retenciones para ese sector "las hemos bajado transitoriamente, es decir que vuelven en junio (…). Así que avísenle al campo que si tiene que liquidar, liquide ahora porque en junio vuelven", dijo.
Cuando caduque ese beneficio, anunciado cuando al plan de Caputo se le acababa la nafta de las reservas, las retenciones a las exportaciones de porotos de soja pasarán del actual 26% al 33% y las de sus derivados del 24,5% al 31%.
A las entidades del campo ese recordatorio les sonó a "extorsión", y así lo hicieron saber en la reunión que mantuvieron –ya estaba pautada– con el Secretario de Agricultura Sergio Iraeta. Con todo, es poco lo que pueden hacer en lo inmediato para torcer las cosas.
Al Gobierno le urge que esos productos se exporten y que esos dólares se vuelquen al mercado, porque esa ventana de oportunidad para pescar y abultar las reservas del Central se cierra mayormente en junio. ¿Llegará a tiempo?
Los productores y acopiadores le sacan punta al lápiz. Para ellos, la ecuación comercial es un triángulo que tiene en sus vértices el tipo de cambio, el precio internacional y la carga de los derechos de exportación.
El primero les mejoró algo este lunes. Si el dólar blend al que exportaban hasta el viernes tenía un valor de alrededor de 1.130 pesos, los nuevos $1.230 suponen una ventaja, pero no dramática.
El segundo, el precio internacional ha rebotado desde pisos recientes, pero no da para arrojar manteca al techo.
El tercero, las retenciones, es una oportunidad que no da demasiado tiempo.
De lo anterior, surge que el tamaño de la segunda devaluación de Milei está todavía por definirse y que será una variable dependiente de la obligación de acumular reservas asumida ante el FMI. Dicho número surgirá de una oferta de divisas que el campo debería acelerar y de una demanda que el Banco Central debería decidirse a iniciar… incluso al costo de que eso lleve el tipo de cambio más arriba, con sus esperables efectos inflacionarios y político-electorales.