El dólar como ancla y la inflación como catalizador de la confianza de los mercados y la población. Actividad, empleo y salarios. ¿Incertidumbre para 2025?
Toto Caputo y Javier Milei
El presidente Javier Milei y el ministro de Economía, Toto Caputo, sortearon 2024 con el manejo de expectativas. Fue la clave para avanzar sobre una crisis que el plan económico profundizó para el bolsillo. El Gobierno consiguió, sin embargo, la confianza de la población y de los mercados gracias a la estabilización cambiaria y de la inflación,
Para la administración libertaria, 2025 llega con las incertidumbres que le inyectarán las elecciones legislativas y el vínculo con las empresas.
Según Milei, la inflación "viajaba al 17.000%" cuando asumió en diciembre de 2023. El cálculo surge de anualizar el IPC mayorista de este último mes del año, pero no es representativo.
A fuerza de recesión, 2024 comenzó con un impulso inflacionario fuerte (25,5% en diciembre de 2023 y 20,6% en enero de 2024), pero a partir de febrero inició un proceso de desinflación sostenido hasta junio.
Entre mayo y agosto, el IPC mensual se estabilizó en torno al 4% y luego descendió con mayor rapidez, registrando 3,5% en septiembre, 2,7% en octubre y 2,4% en noviembre, la variación más baja desde julio de 2020.
Un relevamiento de Invecq planteó que en 2025, la dinámica de los precios estará ligada a "lo que suceda con los servicios". Esto es la corrección tarifaria y la quita de subsidios en las boletas de luz, gas y agua "que pueden ponerle un piso al proceso de desinflación"; y también a la situación cambiaria.
"Si se compara la estructura de precios relativos actual versus la del primer semestre de 2019 ('base'), deja ver 4,6 puntos de inflación reprimida", señaló la consultora.
Según los primeros datos privados, en diciembre la inflación estuvo apenas por encima del anteúltimo mes, en 2,8%. De acuerdo con C&T Consultores "el año cerraría con una inflación de 118%, sustancialmente menor que el 211% de 2023".
Tras el salto cambiario del 118% apenas asumió, el Gobierno se esforzó durante todo 2024 en mantener un dólar barato y utilizarlo como ancla de precios y, por ende, de estabilidad macroeconómica.
La estrategia de sostener el blend, el esquema por el cual los exportadores liquidan sus divisas un 20% al Contado Con Liquidación, ayudó a contener los dólares paralelos y la brecha.
Otra de las maniobras fue "la esterilización de pesos", que surgió con la fase 2 del programa monetario. El Banco Central quemó reservas en el mercado financiero a fin de absorber los pesos emitidos para la compra de moneda extranjera en las ruedas cambiarias.
El manejo de las expectativas fue clave para el mercado financiero. Durante el año, el equipo económico se encargó de dar señales.
Hacia 2025, el objetivo será mantener el tipo de cambio estable a fin de dos cuestiones: sostener el humor social de cara a las elecciones legislativas y promover la reactivación del crédito del sector privado como principal herramienta de financiación.
Para esto, según los expertos de EpyCa consultores, Caputo "necesita conservar el cepo (que se va desregulando muy lentamente), el dólar blend a exportadores y el cobro de retenciones. En definitiva, necesita esos dólares y pesos para sostener el superávit fiscal y la estabilidad cambiaria".
En el mediano plazo, la consultora Equilibra planteó que "luce muy improbable que la economía pueda soportar un tipo de cambio real como al que vamos".
"El nivel del TCR de 2025 será históricamente muy bajo. Con valores semejantes, la economía ha tenido déficits de cuenta corriente significativos en el pasado. Las perspectivas de exportaciones de energía y minería son muy positivas, pero insuficientes. En el mejor de los escenarios, estamos hablando de algo menos u$s35.000 millones anuales adicionales para 2030; menos de u$s700 de exportaciones per cápita", indicaron en un informe.
Lo que suceda con el real brasileño será clave. La moneda del país vecino sigue en proceso de devaluación. La pregunta es qué empresas podrán afrontar exitosamente un esquema cambiario de baja competitividad que se suma a los otros factores que atentan históricamente contra la competitividad argentina: logística, impuestos, inestabilidad macroeconómica, entre otros.
La actividad económica tuvo un declive en el primer trimestre y de forma heterogénea, hubo una recuperación leve en algunos rubros.
Por un lado, el sector externo compuesto por el agro, la pesca y la minería repuntaron e incluso se encuentran expansivos.
Por el otro, el sector de la construcción (-14,5%), el comercio (-2,1%), la industria (-2,3%) y la intermediación financiera se encuentran negativo, aunque con algún alza incipiente.
La gran diferencia la hace el campo en relación con otros sectores: acumula un crecimiento del 37%, mientras que el resto de los rubros promedian una caída anual del 5,1%.
De acuerdo a Inevcq, el año termina con una caída del 3%, menor al 5% promedio proyectado a inicios de 2024.
A lo largo de 2024 hubo un aumento del empleo privado no asalariado, compuesto por independientes-monotributistas. En paralelo se produjo una caída en los asalariados privados, generándose así una mayor precarización en el mercado laboral.
Cálculos del Centro de Economía Política Argentina (CEPA) advierten sobre la pérdida de 215.981 puestos de trabajo registrados en unidades productivas (-2,19%).
"El sector de la Construcción es el más afectado en términos de pérdida de puestos de trabajo, con una disminución de 85.233 trabajadores. También es el más afectado en términos relativos (-17,9%)", indicó en un informe.
Los salarios se encuentran en recuperación, pero de una manera lenta y heterogénea. "Los asalariados privados registrados se encuentran por debajo que en octubre de 2023 en términos reales (-2,7%) mientras que los asalariados públicos lo hacen en un -18,6%", señaló la consultora de Esteban Domecq.
Un relevamiento de Fundar planteó que los docentes universitarios se llevaron la peor parte, con caídas del 36,3% en promedio.
El vínculo con el establishment tuvo sus tensiones, pero en el primer año libertario el Círculo Rojo ayudó a la contención del derrumbe de la actividad.
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