Como si las fuerzas del cielo se hubiesen unido en un esfuerzo supremo para nimbarlo, Javier Milei vivió este martes el que probablemente haya sido el día más glorioso de su presidencia. Las buenas noticias llovieron sobre un gobierno cuya fortaleza sorprende a propios y extraños.
- La inflación de octubre que difundió el INDEC no sólo fue la menor en casi tres años, sino que se ubicó por debajo del 3%, lo que abre nuevos escenarios para la política cambiaria y hasta para una eventual apertura del cepo.
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- La mayoría opositora en Diputados no fue tal y fracasó en reunir cuórum para reformar el régimen de los decretos de necesidad y urgencia y, también, para derogar el DNU que flexibiliza las condiciones para renegociar la deuda sin aval del Congreso.
- El deshilachamiento de la oposición incluyó la salida definitiva del clóset del radicalismo violeta de Rodrigo de Loredo y hasta una perforación llamativa del bloque peronista de la cámara baja.
- Donald Trump finalmente atendió el teléfono, lisonjeó al argentino, abrió la puerta a más arrumacos y prometió una relación privilegiada a partir de su asunción el 20 de enero.
- El Presidente devolvió gentilezas con el nombramiento de un embajador en Estados Unidos a pedir de una agenda de negocios articulada en torno a los intereses de las grandes empresas tecnológicas, de las que el asesor trumpista Elon Musk –el hombre más rico del mundo– es su mejor encarnación.
- Cristina Fernández de Kirchner, principal referente de la oposición, tiró la toalla en su apuesta judicial y hoy será condenada en segunda instancia por corrupción, lo que establecerá las bases del debate político en la previa electoral, desgastará más al peronismo y abrirá la puerta al tratamiento de la proscriptiva "ficha limpia" en el Congreso.
Definitivamente, este martes fue San Javier.
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Javier Milei vivió su martes de gloria.
La gran validación del ajuste de Javier Milei
De la lluvia de buenas noticias que bendijeron al jefe de Estado, la primera de ellas merece un desarrollo especial. El índice de precios al consumidor (IPC) de octubre perforó, por fin, el piso del 3% mensual, se ubicó en 2,7% y desató la euforia en la Casa Rosada y en el Ministerio de Economía.
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La inflación de octubre, según el INDEC.
La desaceleración de la suba de los precios quedó así confirmada, lo que constituye en principal elemento de legitimación de un ajuste fiscal que duele, pero que parece ser tolerado por una mayoría social deseosa de que el Gobierno termine con un flagelo que le ha desquiciado la vida al país. Eficacia mata sensibilidad.
Toto Caputo hizo como si la meseta del (casi) 4% no hubiese durado cuatro meses y sacó pecho en el discurso que pronunció en un encuentro de Fundación FIEL."Se hablaba de que el proceso de desinflación iba a ser muy lento y que íbamos a tener que devaluar en febrero o marzo", cantó victoria. La de la inflación, proclamó, "es una batalla que se ha ganado".
Es más, el ministro y el Presidente consideran que la economía está en plena recuperación y que, más allá de vaivenes sectoriales, sólo el rezago de las estadísticas impide afirmar que el crecimiento de los trimestres móviles julio-agosto y septiembre-noviembre implica la superación de la recesión.
La inflación y la sensación térmica
Optimistas del ajuste, ambos concentran la mirada en el vaso medio lleno, esto es que los salarios le volvieron a ganar a la inflación en septiembre: 4,7% contra 3,5%.
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Los salarios le ganaron a la inflación en septiembre, según el INDEC.
Sin embargo, el medio vacío muestra que el promedio de los ingresos de los trabajadores formales del sector privado, de los estatales y de los informales perdió, entre septiembre de 2023 e igual mes de este año, nada menos que 27,1 puntos porcentuales. El gran golpe se produjo, dato no menor, tras la megadevaluación del 54% del peso dispuesta por el jefe de Estado ni bien asumió el poder.
La buena noticia del IPC de octubre merece alguna precisión.
Por un lado, la suba acumulada de los servicios públicos pega sobre los ingresos familiares en una medida mucho mayor que lo que arrojan las estadísticas oficiales, no porque se las trampee, sino porque ese rengón sigue recibiendo en los índices una ponderación demasiado baja, correspondiente a la era de los megasubsidios.
Por el otro, los precios de los rubros Alimentos y bebidas no alcohólicas y Transporte crecieron 1,2%, muy por debajo del promedio, lo que beneficia a los sectores más pobres y tiende a reducir la pobreza disparada por la devaluación de diciembre.
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Sin embargo, evolucionaron por encima del mismo Vivienda, agua, electricidad, gas y otros combustibles –muy arriba, 5,4%– Indumentaria –4,4%–, Restaurantes y hoteles –4,3%–, Salud –3,6%– y Educación –3,5%–. La clase media sigue siendo el gran pato de la boda.
O uno de ellos, en verdad. El otro son los jubilados, cuyos haberes mínimos –incluyendo el bono congelado y licuado– caerán en el año frente al IPC.
Javier Milei y Toto Caputo, ¿hacia la estocada final?
La desinflación es palpable, pero es cierto que la tarea para que la Argentina se convierta en ese sentido en un país normal tiene pendientes dos requisitos. Uno, que el proceso no se vea alterado por el estallido de los desequilibrios del plan oficial; dos, que el IPC converja, si todo sale bien en 2026, en el ansiado dígito único.
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La evolución de la inflación en el año, según el INDEC.
Milei y Caputo están empeñados en forzar el proceso. Por eso, el jefe de Estado anunció su decisión de profundizar el atraso cambiario en curso, reduciendo la evolución del dólar oficial a 1% mensual –la mitad que en la actualidad– desde enero. Audaz.
El ministro, con todo, no abandona la cautela y no parece seguro de que la baja de los diferentes tipos de cambio hiperintervenidos por el gobierno anarcocapitalista –gran clave de la desinflación– resulte genuina y sostenible. Así, por primera vez dio alguna pista más o menos concreta sobre la apertura del cepo, pero sin jugarse demasiado: ubicó esa decisión "en algún momento" del año venidero. ¿Será, acaso, un golpe de efecto preelectoral?