¿Riesgo Javier Milei?
Las diversas variantes del dólar policéfalo que habita en la Argentina subieron este martes con fuerza: las negociadas en bolsa, el MEP y el "contado con liquidación" (CCL), nada menos que 4,1% y 2,8%, respectivamente.
El blue, escaló 40 pesos hasta 1.165, 3,5%.
Los números son importantes, pero lo más relevante es la tendencia: el MEP –el más representativo de los paralelos, que surge de la cotización de títulos o acciones en pesos y en dólares, y permanece en el país, a diferencia del CCL, que se gira al exterior– trepó 9,1% sólo en las últimas seis ruedas.
¿Continuará? La pregunta hoy no tiene respuesta porque, por un lado, el mundo empuja con devaluaciones fuertes y generalizadas en los mercados emergentes, que podrían extenderse después de la asunción del proteccionista Donald Trump el 20 de enero.
Además, el acumulado de esas depreciaciones –entre ellas de países de comercio intenso con la Argentina, como Brasil y China– expone paridades cambiarias locales absurdamente bajas en todos los tramos, tanto en relación con esa canasta de monedas relevante como en comparación con la inflación. Por caso, mientras el índice de precios al consumidor (IPC) del INDEC creció 112% hasta noviembre, los mencionados dólares paralelos lo hicieron en apenas 15,1 y 18,3% respectivamente hasta ayer.
Sin embargo, por otro lado, el Gobierno cuenta con las herramientas que le brinda un cepo que sigue siendo muy rígido.
El problema es que, si el dólar siguiera apuntando al cielo, la primavera financiera que ha generado una sensación de bonanza en el mercado y euforia política en la Casa Rosada y el Palacio de Hacienda podría llegar a su fin.
El desenlace de los procesos de bicicleta financiera –la especialidad de Caputo– siempre arriba sin avisar y siempre es ruinoso.
Toto Caputo y los dueños de la bicicleta
Las causas inmediatas de lo que ocurre pasan por una mayor demanda de divisas ante la temporada de vacaciones que se avecina –la versión preferida del jefe del Palacio de Hacienda–, con el "detalle" no menor de que el dólar barato hace más atractivo vacacionar en el exterior que en el país. El huevo y la gallina.
Una segunda causa, más de fondo, fue señalada por el analista financiero Christian Buteler en diálogo con este medio. "No podemos hablar del rebote del dólar de estos días sin mencionar la baja de los últimos meses, que resultaba insostenible y no tenía en qué basarse. El 3% al que llegó a caer la brecha (entre los dólares paralelos y el oficial) era más producto de un flujo, de carry trade, que de fundamentos".
"Carry trade", dijo Buteler. Para los no especialistas: se trata de un tipo de inversión que consiste en el cambio inicial de dólares por pesos –algo que estuvo enormemente aceitado por el blanqueo impositivo–, la colocación del dinero resultante en tasas en moneda local para aprovechar certeza que da la tablita de actualización del dólar oficial del 2% mensual o el descenso de los paralelos forzado por el Gobierno, la obtención de astronómicos rendimientos nominales y su reconversión final a dólares. No importa que las mencionadas tasas de interés sean negativas en relación con la inflación; el esquema es viable en tanto superen la evolución del dólar, cosa que Caputo y Santiago Bausili, dos especialistas en la vieja y detestable bicicleta, se encargaron de asegurarles a esos tahúres que juegan con las cartas marcadas que les entregan.
Dolar y ¿el fin del carry trade?
Este medio se preguntó si se avecinaba "una pausa de la bicicleta financiera". ¿Es así?
"Con el dólar tan caído y con la reciente baja de las tasas producto de la desaceleración de la inflación, las operaciones de carry dejan de ser tan buen negocio", reflexionó Buteler.
Otro especialista, el asesor financiero Daniel Levi, le dijo a este medio que "da la sensación de que el MEP a menos de 1.050 pesos", el del piso de la semana pasada, "fue una especie de 'undershooting', por decirlo gráficamente. Desde el martes 10, el dólar MEP subió 9%. Eso equivale a tres meses de carry trade evaporados en sólo seis ruedas".
"Hay que tener en cuenta que el dólar se está fortaleciendo contra el real, el yuan, la rupia, el euro... Nosotros veníamos al margen de esa tendencia, ¿pero hasta cuando puede durar eso?", continuó.
"Hay que ver ahora si el mercado busca un precio de equilibrio o se inquieta y eso interrumpe el carry", cerró.
Lo que pasa en Brasil, socio comercial top de la Argentina, es muy relevante: es inviable que el peso oscile en una frecuencia muy diferente de la del real durante demasiado tiempo.
La moneda del país vecino volvió a caer este martes y finalizó a 6,11 unidades por dólar tras haber llegado a tocar 6,14. Pese a la intervención de la autoridad monetaria brasileña, en lo que va del año el real se ha depreciado 24%.
Que el real vaya para abajo y el peso para arriba como "pedo de buzo" –Milei dixit– es insostenible. El mercado parece empezar a verla.
"Aun con este rebote, recién se vuelve a una brecha del 10 al 12%, que sigue siendo baja", matizó Buteler. "Es lógico que cuando los tipos de cambio se mueven en estos porcentajes, todo el mundo prenda las alarmas, pero cuando se pone la tendencia en contexto se observa que no es tan grave", añadió.
"El Gobierno apuesta a que la salida del carry trade se produzca cuando ingresen los dólares de la cosecha (entre abril y junio), de manera de poder financiarlo y que pase prácticamente desapercibido. Veremos si le sale o no, pero el problema de base va más allá y consiste en que hay un tipo de cambio que no es sostenible desde el punto de vista de la productividad de la economía argentina porque hace muy caro al país. Se lo podrá financiar más o menos tiempo, pero en algún momento el ajuste (la devaluación del peso) va a llegar", explicó
Como se dijo reiteradamente, la política cambiaria –apreciación del peso, intervención en base a un cepo duro y eterno, reservas netas negativas– es, con sus efectos nocivos para la economía real, la gran fragilidad de la mileinomía, la acechanza de corto o mediano plazo –se verá– que complica la concreción del "milagro argentino" que promete el Presidente.
Recuerdos del futuro
Algunas conclusiones preliminares:
- La suba de los tipos de cambio paralelos no resulta por ahora alarmante porque la brecha con el oficial sigue siendo exigua.
- Esto no debería complicar –no por ahora– el sendero de ralentización del IPC que constituye el mayor activo político del Gobierno, ratificado ayer con el dato de inflación mayorista de 1,4% en noviembre.
- Es demasiado pronto para asegurar que el dólar seguirá subiendo en lo inmediato y se convertirá en un escollo para la política oficial. Rueda a rueda…
- Sí es verdad que la incertidumbre cambiaria comienza a instalarse, que la bicicleta de Toto comienza a hacer ruidos raros y que cierta sensación de bonanza financiera empieza a ser puesta en cuestión.
- Aun cuando la tendencia se autolimite, lo ocurrido en la última semana es revelador de cuál es el punto flojo de la política económica, así como cuál es el "ayudín" que explica parte de las buenas nuevas recientes: el atraso cambiario, financiado con dólares del blanqueo y timba inducida. Un recurso que nunca ha terminado bien en la Argentina y que seguirá deparando finales infaustos mientras la estructura productiva y exportadora del país no termine de cambiar.
El verano pinta intenso.