SIEMPRE ES LA ECONOMÍA

Javier Milei, ante la inflación de la impaciencia

Las encuestas arrojan señales de fatiga en la sociedad que apostó por el libertario. El ¿falso? crack del Libragate y las razones del pesimismo en alza.

Hace un año, cuando arreciaba un hiperajuste hecho con motosierra, la pregunta sobre la sustentabilidad política del modelo remitía al límite de la paciencia social. Según se repetía, la alta ponderación de Javier Milei se mantendría mientras lograra reducir la inflación. El sacrificio no sería analizado por una mayoría a la luz de su eficiencia, sino sólo en virtud de su eficacia.

La desinflación acompañó ese diagnóstico por un tiempo suficientemente largo como para que la pregunta se olvidara. Hoy, cuando las encuestas muestran una caída de la ponderación social de la gestión oficial, signos de cansancio respecto la figura del propio Milei y una pérdida de confianza en que el futuro será mejor que el presente, cabe recordar la pregunta perdida.

Javier Milei en el Día de los Desenamorados

Once de cada diez análisis atribuyen el bajón presidencial a lo ocurrido en un día preciso: el 14 de febrero. En esa fecha, desde entonces el Día de los Desenamorados, el jefe de Estado prestó su nombre y su influencia a la estafa del Libragate. Y ya nada fue igual, se afirma.

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El tuit de Javier Milei que favorece la estafa de $Libra. 

El tuit de Javier Milei que favorece la estafa de $Libra.

Resulta discutible que ese hecho, asumido por esas interpretaciones como un parteaguas del humor social, pueda haber causado un efecto político tan importante. La parte de la sociedad que se habría desencantado exactamente a las 19.01 de ese viernes, pasando del apoyo esperanzado al repudio, fue, se supone, la misma que votó a un candidato que hablaba de venta de niños y de órganos, de su preferencia por la mafia antes que por el Estado, de su decisión de dolarizar sin dólares y de su consideración como "héroes" a quienes evadieran impuestos; uno que no negaba hablar con perros muertos y que aceptaba ser calificado de "loco" hasta que el éxito lo probara, en realidad, como un "genio".

¿Qué pudo haber tenido de particular ese semáforo en rojo vulnerado, sobre todo cuando se trata de un caso que en sus detalles técnicos escapa al entendimiento general?

¿Efecto última gota? ¿Algo más?

Es la inflación

Hace poco, el 27 de marzo, este medio propuso interpretar buena parte del caos de la realidad nacional en torno a un elemento específico: el estancamiento de la inflación y, dadas las tensiones cambiarias de las que se habla todo el tiempo en los medios, el peligro de su rebote como reflejo de una nueva devaluación que sólo resta saber si tendrá algún prefacio antes de las legislativas del 26 de octubre o si, merced al socorro del FMI, se desnudará completamente después de ese día. ¿Comienza a encontrar respuesta la pregunta olvidada sobre la paciencia social?

Una encuesta de Trespuntozero y Alaska difundida a fin de marzo resulta especialmente pertinente a esos efectos. El trabajo muestra una larga línea de evolución de las expectativas económicas de la población. En febrero –alrededor del Día de los Desenamorados– muestra una inversión de la curva, por la que el team pesimista pasó a superar en número al optimista. Sin embargo, la tendencia al alza del primero y, en paralelo, a la baja del segundo es previa y se remonta a diciembre.

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La evolución de las expectativas económicas en el gobierno de Javier Milei, según una encuesta de Alaska y Trespuntozero.

La evolución de las expectativas económicas en el gobierno de Javier Milei, según una encuesta de Alaska y Trespuntozero.

Es interesante comparar esas líneas con la evolución del índice de precios al consumidor (IPC) del INDEC.

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La evolución de la inflación en el gobierno de Javier Milei.

La evolución de la inflación en el gobierno de Javier Milei.

El mejor momento de la desinflación se produjo en septiembre, cuando la economía salió de una meseta de cuatro meses en la que se había estancado en torno al cuatro y pico por ciento para bajar, por fin, a 3,7%. Desde ese mes, el pesimismo sobre el futuro de la economía abandonó el pico del 46,6% que había alcanzado durante el altiplano previo y el optimismo empezó a repuntar desde su piso del 35,1%.

De regreso al gráfico de Trespuntozero y Alaska, se advierte que, en diciembre, ambos sentimientos vuelven a cambiar de sentido, primero levemente y luego cada vez más marcadamente. ¿Qué pasó entonces, cuando el proyecto $LIBRA solo estaba en las cabezas de Milei, Karina Milei, algún otro funcionario o legislador y esos lobistas y arribistas locales y extranjeros que obtuvieron, vaya a saber cómo, acceso privilegiado a la Casa Rosada?

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Javier Milei posa con participantes de Tech Forum Argentina en el Hotel Libertador.

Javier Milei posa con participantes de Tech Forum Argentina en el Hotel Libertador.

$LIBRA acentuó, pero probablemente no causó el malestar. Lo que pasó fue que se empezó a percibir una nueva meseta del IPC, más baja que la anterior, ubicada en el dos y pico por ciento, pero más persistente. La misma se hizo más molesta en la medida en que, dadas las deficiencias conocidas de la medición del INDEC –quien tienden a subestimar la inflación– dio lugar a otras estadísticas, viciadas, que aludieron a una cierta recuperación real de salarios formales y jubilaciones que, la verdad, Presidente, acá abajo no se percibe. Con las debidas disculpas…

La meseta mencionada –rebelde, que desde octubre ya completó seis meses y que en marzo, según consultoras privadas, hasta podría mostrar un número al alza– puede así ser entendida como la madre del borrego del malestar. Para peor, empujada por el sensible rubro Alimentos y bebidas no alcohólicas.

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Evolución de precios de alimentos y bebidas (Fuente: Analytica).

Evolución de precios de alimentos y bebidas (Fuente: Analytica).

Basta con recordar la pregunta inicial, generalizada, sobre la paciencia social hacia un modelo dependiente en lo político de la continuidad de la inflación.

Detrás de la inflación

Datos actualizados ratifican la presunción. La consultora brasileña Altas Intel, que se hizo más conocida en Argentina por haber pronosticado con precisión el resultado del ballotage de noviembre de 2023, también marca el último mes de 2024 como un mojón en términos de cambio de percepciones.

De acuerdo con esa firma, según escribió Pablo Ibáñez en Cenital, "desde diciembre, si bien la percepción de inflación actual se mantuvo a la baja, la expectativa de inflación futura quedó estancada. El mismo informe indica que, para más del 50%, la responsabilidad de la inflación es la 'defectuosa política económica del Gobierno'".

Al cierre de marzo, casi el 70% calificaba la inflación como "una gran preocupación".

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La inflación, "una gran preocupación" en el segundo año de la era Javier Milei. 

La inflación, "una gran preocupación" en el segundo año de la era Javier Milei.

Además, finalmente aparece el problema de la plata que no alcanza, mencionado por más del 91%. Esa es la realidad última, que muchas veces queda oscurecida por el fetichismo del IPC.

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La inflación les gana a los ingresos, según una percepción amplísimamente mayoritaria.

La inflación les gana a los ingresos, según una percepción amplísimamente mayoritaria.

Algo más de lo que arroja este estudio: domina el pesimismo respecto de la perspectiva de la situación económica, laboral y familiar en un plazo de seis meses. La sociedad se va poniendo punk: no future.

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El pesimismo domina las expectativas sobre los próximos seis meses de la era Javier Milei.

El pesimismo domina las expectativas sobre los próximos seis meses de la era Javier Milei.

Si es que vox populi es vox dei, podría haber una alerta electoral que la política por ahora no registra: en ese plazo la ciudadanía estará decidiendo en las urnas si el Gobierno de extrema derecha, al que se le ha tolerado pasar en rojo tantos semáforos políticos, sociales e institucionales, merece un voto de confianza para terminar de encarrillar la loca economía.

Es el pasado que vuelve, Javier Milei

En este punto vuelven a cobrar importancia los análisis sobre las fragilidades de la economía de Milei; la inutilidad y los perjucios probables de apostar a un atraso cambiario creciente, que ya ni siquiera sirve para moderar los precios y que sólo debilita día a día las ya exangües reservas del Banco Central; los peligros de que una eventual segunda devaluación genere la sensación de un sacrificio estéril y el rescate financiero–electoral del FMI que se demora y se condiciona. El Fondo, encima, ha sido tradicionalmente un llamador que le indica a la gente que algo está profundamente mal y que el peligro acecha.

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El pedido desesperado de rescate al FMI, un cartel de alerta. 

El pedido desesperado de rescate al FMI, un cartel de alerta.

Asuntos como el Libragate hicieron que la corrupción volviera a saltar al tope de las preocupaciones, pero raramente los sondeos miden intensidades.

¿Preocupa la corrupción? Y, sí; eso alcanza tanto a quienes llegan a fin de mes y a quienes no lo hacen. ¿Preocupan la inflación y los ingresos? Claro. El detalle es que lo primero provoca dolor de barriga en una medida menor que lo segundo.

Según las hipótesis que propone este artículo, la crisis de credibilidad del Gobierno no fue un producto original del escándalo cripto ni de la devaluación de la palabra oficial ni de los borocotazos inducidos alla casta de radicales, macristas, peronistas y provinciales que súbitamente vieron la luz de "la libertad". Tampoco, de los avances del Gobierno contra la división republicana de poderes ni de los reiterados insultos de Milei y sus entornos a sectores amplios de la población que gobierna ni de la fidelidad canina a Donald Trump ni de sus atentados a la causa Malvinas.

Es más, los avances del criptoescándalo en tribunales de Estados Unidos y la reciente revelación de Bloomberg de que "Milei cobraba 20.000 dólares a asistentes de sus cenas privadas cuando era diputado", todo sin recibos ni pago de impuestos, han pasado mayormente desapercibidos.

Siempre es la economía

En el fondo, el problema radica en los problemas de arrastre del plan económico, endeble en sus bases, insustentable en lo político y suicida en lo social. Todo, desde ya, agravado al extremo por la crisis internacional desatada por el Arancelazo de Trump, que amenaza con provocar un cambio histórico de las reglas de juego globales y llevarse puesta la endeble Argentina de Milei.

Si el peor escenario global ocurriera, el Gobierno encontraría una excelente excusa para devaluar y maquillarle la papada a su fracaso, pero quienes siguen la vida nacional todos los días sabrán que el descalabro fue anterior.

Al final, se trataba de la paciencia.

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