El destino del juez Fabián Lorenzini, a cargo del concurso de Vicentin, parece no tener escapatoria. Después de intentar excusarse en el final del proceso por el default de la cerealera que cumplió tres eternos años, la Cámara de Apelación en lo Civil, Comercial y Laboral de Reconquista resolvió que el juez no se toca: Lorenzini deberá ponerle punto final al concurso, una tarea judicial que ha convertido en dilema.
Bajar el martillo no es sencillo para el magistrado, al contrario, es la instancia definitoria de un concurso prolongado lleno de polémicas, suspicacias y presiones, desde la concursada a los acreedores que ven cada vez más licuada su deuda.
Pasó por varios cuestionamientos: de, presuntamente, inducir en ciertos momentos del concurso a favor de la cerealera, con críticas hasta del propio presidente Alberto Fernández, a intentar excusarse por “violencia moral” sufrida por el pedido de juicio político por parte del representante legal de Commodities SA del Grupo Grassi, el acreedor más grande y hostil.
Esto por ahora no termina de carburar pero incide. Hace dos semanas el juez civil y comercial N°3 de Reconquista, Ramiro Avilé Crespo, rechazó la excusación de su par con una resolución picante. Básicamente sostuvo que no existía ninguna violencia moral, que debía honrar su cargo de juez y que ese choclo de miles de fojas no lo agarraría. Ahora la instancia superior, la Cámara de apelaciones, resolvió en el mismo sentido.
Por lo tanto, Lorenzini se encamina a terminar el trabajo que empezó hace tres años y dos meses. Las opciones que el juez tiene a disposición son las de homologar el acuerdo por la oferta que realizó Vicentin, que cuenta con las voluntades requeridas por el régimen concursal, o rechazarla y abrir una nueva ventana que podría ser un esquema de salvataje de con acreedores bajo el modelo cramdown, lo que estiraría aún más la novela.
En la cerealera pretenden que se agilice todo y Lorenzini declare la existencia de acuerdo, para continuar con el proceso en su etapa de objeciones e impugnaciones. La expectativa es que, más allá esas oposiciones eventuales, priorice la voluntad de la mayoría en el marco del período de exclusividad, lo que decantaría en la homologación.
Luego llegaría la zanahoria que tanto persigue: que los socios estratégicos Bunge, Asociación de Cooperativas Argentinas (ACA) y Viterra tomen el control de la compañía y los dueños de Vicentin cedan sus acciones para que se ponga en marcha la nueva sociedad y se ejecute el acuerdo concursal. Los acreedores disconformes con la propuesta, puntualmente Commodities, plantean que si se acoge a la propuesta de la cerealera podría costarle la apertura del jury. Eso, sostienen, pasea por la cabeza del juez, por eso tuvo intenciones de correrse anteriormente. Lo cierto es que el tiempo apremia una vez más y del laberinto parece no poder salir por arriba.