El tema, que en el país vecino no dio tregua ni siquiera durante el feriado de Navidad, es, como advirtió Eugenia Muzio en Letra P el 3 de diciembre, crucial para el futuro económico y político cercano en la Argentina. ¿Es posible que la fortaleza del Gobierno, que se explica por un proceso de desinflación basado en buena medida en una política que ha atrasado severamente las diversas cotizaciones del dólar, quede en entredicho justo cuando la Casa Rosada creía posible ponerle piloto automático al programa económico para concentrarse simplemente en el modo de ganar las elecciones legislativas de octubre próximo?
Navidad, Navidad, caliente Navidad en Brasil
Este miércoles no hubo mercados en Brasil, pero aun así el buscador de Google arrojaba por la tarde una brusca devaluación del real –otra más– que llevaba la cotización del dólar a 6,38 reales, superior al cierre de 6,18 previo a las fiestas y nivel sin precedentes.
Google explicó que, pese a no haber habido operatoria en Brasil, reflejó en su página "datos de proveedores globales tercerizados de datos financieros", lo que podría sugerir operaciones con criptomonedas u otros mercados 24/h. Sin embargo, bastó con aquella amenaza para que prometiera "trabajar para garantizar la precisión (de la información) e investigar y solucionar cualquier preocupación" de las autoridades.
Al rato nomás, al escribir "dólar real" en el buscador, aparecía una tabla histórica de compromiso, diferente del gráfico habitual.
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La tabla histórica de la cotización del dólar en Brasil que publicó Google después de las quejas de las autoridades vecinas.
Con todo, si se buscaba "dólar peso colombiano", por poner simplemente un ejemplo, sí aparecía la cotización, con la presentación de siempre, a pesar del feriado navideño.
Brasil está sensible y hoy sí habrá mercado. ¿Seguirá la corrida contra el real, la moneda que más se depreció a lo largo del año en todo el mundo?
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La devaluación récord del real, la moneda del Brasil.
Las causas de la crisis en Brasil
Para contener la corrida, el Banco Central de Brasil (BCB) ya volcó al mercado unos 25.000 millones de dólares, suma razonable para reservas superiores a los 330.000 millones, pero sólo consiguió suavizar una tendencia sostenida. El dólar ha subido más de 25% contra la divisa brasileña en el año y 6,5% en el último mes –sin contar lo informado ayer por Google–.
Las causas son variadas y, a la vez, domésticas y externas.
Las primeras pasan por un deterioro de la cuentas públicas en lo que va del gobierno de Lula, que supuestamente las hace incompatibles con el "arcabouço (marco) fiscal", una ley con la que la actual administración reemplazó el "techo del gasto" que había aplicado Jair Bolsonaro y que impedía que el Presupuesto creciera en general en términos reales.
El arcabouço impone cerrar 2024 con equilibrio primario –con un leve margen de desviación tolerada–, es decir antes del pago de deuda. Sin embargo, el incremento de los gastos sociales se dirigían ya meses atrás a consolidar un déficit primario de alrededor de 2% del PBI.
A priori, ese número no parecería grave, más allá de exceder lo permitido por una ley impulsada por la propia administración lulista. Además, la economía no marcha para nada mal, con un crecimiento previsto para el año de más del 3% y con una caída de la pobreza de nada menos que 8,7 millones de personas hasta un nivel de 27,4%, el menor desde 2012.
Sin embargo, ese "inocente" déficit del 2% es un problema. Ocurre que el 80% de la deuda brasileña es interna, en reales, por lo que cualquier previsión de suba de la inflación y aumento de tasas precautorio por parte del BCB la encarece y amenaza con volver explosivo el desequilibrio fiscal total, es decir el financiero. Este oscila hoy apenas por debajo de un preocupante 10% del PBI.
Pronóstico reservado en Brasil
Ante el brete financiero y legal y una presión del mercado que, como se dijo, fue persistente todo el año mientras el gasto crecía, Lula da Silva mandó a su ministro de Hacienda y posible sucesor 2026, Fernando Haddad, a anunciar a fines de noviembre un ajuste fiscal que, por incluir como compensación un alivio del impuesto a las ganancias sobre los salarios, cayó fatal entre los operadores.
A eso se suma la proximidad de la asunción de Donald Trump, la posibilidad de la guerra comercial con la que este amenaza a China, México, Canadá y otros países, un eventual aumento de la inflación en Estados Unidos; un consiguiente incremento de las tasas de interés en ese país y, finalmente, una probable salida en masa de los capitales desde los mercados emergentes al refugio seguro del dólar, lo que profundizaría destructivamente las devaluaciones en curso de todas las demás monedas.
Aunque algo de esto comenzó a verse en las últimas semanas –causando tensiones también en Argentina–, se sabrá si se convierte en un drama o no recién a partir del cambio de mando del 20 de enero en Washington.
Las debilidades de la economía de Javier Milei y las elecciones
Brasil es el principal socio comercial de la Argentina, aparte de tener una economía cinco veces más grande. Esos dos datos hacen insostenible que mientras el real es la moneda más depreciada del mundo, el plan de Milei y Caputo haya hecho del peso la más fuerte del planeta en 2024.
"Eso solo termina de una manera: con una devaluación explosiva en Argentina…", dijo en Twitter –con puntos suspensivos incluidos– Robin Brooks, economista de The Brookings Institution, execonomista jefe del Instituto de Finanzas Internacionales (IIF, el "club" de los grandes bancos globales) y exestratega de mercado cambiario de Goldman Sachs.
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Toto Caputo ha destratado ya a Brooks por realizar ese tipo de pronóstico, pero lo cierto es que el mencionado no es el único especialista del establishment que piensa así y que la crisis del real es seguida con preocupación en el propio quinto piso del Palacio de Hacienda.
¿Están el Gobierno y el país ante un cisne negro –o no tan negro por resultar en alguna medida esperable–, capaz de alterar la paz financiera de los últimos meses y todos los cálculos políticos en Mandrilandia? Es pronto para saberlo, pero contra ese escenario trabajan el Ministerio de Economía y el Banco Central. ¿Les alcanzará con las pocas herramientas que tienen para evitar una crisis que exponga sin remedio las fragilidades del plan en vigor –el atraso cambiario y la falta de reservas–?
Aunque el peso está fuertemente apreciado y hará que los turistas argentinos se lancen este verano al mundo en una reversión de la vieja "plata dulce", el Gobierno considera que, mientras el cepo asegura el oficial, convalidar hoy una suba brusca de los dólares paralelos sería un golpe durísimo para su credibilidad. Si la brecha cambiaria, que llegó a caer casi a cero, se empinara con fuerza, la inflación podría rebrotar, la reactivación interrumpirse, los ingresos volver a sufrir y las encuestas –en la recta hacia las legislativas– convertirse en una moneda en el aire.
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El 52,3% aprueba la gestión de Javier Milei, pero el 54,5% dice que "empeoró" su economía
Eso explica la intervención de ruedas recientes en los mercados del MEP y el "contado con liquidación", una que una administración más prudente no se permitiría en un contexto como el actual, de reservas netas aún negativas en más de 4.000 millones de dólares.
Es claro que toda la expectativa del Gobierno está depositada en un nuevo acuerdo con el Fondo Monetario Internacional (FMI) que involucre otro préstamo por entre 10.000 y 15.000 millones de dólares, que Trump ayude a ello y que no venga con exigencias de apertura del cepo y flotación del tipo de cambio en un nivel que las fragilidades actuales impide ponderar.