LA QUINTA PATA

La jura de Donald Trump y los ojos de Javier Milei

El Presidente, invitado estelar a la asunción del republicano. El Club de la Ultraderecha y el fin de la soledad. La apuesta al FMI y el riesgo del fuego amigo.

"Fenómeno barrial", pensará, con un rencor que ningún éxito alivia, Javier Milei cuando asista este lunes, en un rol estelar, a la jura de Donald Trump en Estados Unidos. Pensará también que al fin acabó el tormento del desdén de sus homólogos y que llegó la hora de apurar un acuerdo con el FMI para el que tendrá main sponsor.

El Presidente, que por algo decidió llevar a Toto Caputo con él a la capital del mundo, será una de las figuras más buscadas del club de la ultraderecha global, que celebrará la madre de todas sus citas. Una que marcará el paso del mundo en los próximos años con sus ideas reaccionarias, su noción brutal del mercado, su yihad cultural, su erosión de la convivencia plural y sus modos violentos. Este es un primer dato político y habrá que convivir con él.

La invitación a dignatarios o figuras internacionales no forma parte de la tradición de las asunciones presidenciales en la hiperpotencia, pero Trump demuestra de movida con esta innovación al protocolo lo poco que le importarán las formas en su versión 2.0. Ese es otro dato.

Con buena predisposición y suceso, Milei le mantuvo caliente al republicano el trono de la ultraderecha global. Desde ahora, esta tendrá coronado a su macho alfa titular, uno que vuelve con sed de venganza y dispondrá casi de la suma del poder público: mayoría en ambas cámaras del Congreso, Corte Suprema ampliamente conservadora y un "siga siga" judicial que ruborizaría a más de un país del mundo en desarrollo.

Donald Trump, Javier Milei y el Club de la pelea

El argentino, que mirará el evento tanto con los ojos de la simpatía como los de su interés inmediato, no será el único invitado. Los días de cuarentena internacional terminaron para él.

Compartirá cartel con la italiana Giorgia Meloni, una exposfascista devenida en algo más parecido a una conservadora tradicional que trabajó a gusto con Joe Biden, se adaptó bien a los enjuagues de la Unión Europea (UE) y la OTAN, y tal vez deba sudar para contener al impetuoso Trump, quien provocará nuevos choques en su obsesión por cerrar todos los grandes conflictos globales desde el día uno. Así lo hizo con un aporte relevante al cese del fuego en Gaza y así tratará de hacerlo al forzar una paz aceptable para Vladímir Putin en Ucrania.

No es que se trate necesariamente de un pacifista, sino que prima su obsesión por concentrar todos los recursos económicos, tecnológicos, diplomáticos y, llegado el punto, militares, en lo único que le importa: la competencia con China por la hegemonía global.

La Argentina, que tiene en la potencia asiática a uno de sus principales socios comerciales y un grifo de financiamiento que Milei por momentos se tienta con abrir –aunque sin ir nunca fondo–, es un jugador muy menor en ese tablero. El juego grande, indefectiblemente, condicionará sus movimientos.

Inmediatamente después de haber amenazado a Pekín con la imposición de aranceles a todas las exportaciones que realiza a los Estados Unidos, Trump invitó a Xi Jinping a la jura, toda una excepción al talante ideológico que predominará. Naturalmente, el líder chino no acudirá a semejante besamanos, pero tampoco puede ignorar el gesto. En su lugar acudirá el vicepresidente Han Zheng.

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Además de Milei y Meloni estarán presentes otras figuras ultras, especialmente de Europa, mientras que el primer ministro húngaro Víktor Orban y la candidata a canciller alemana por la extremista Alternativa por Alemania (AfD) Alice Weidel se excusaron por problemas de agenda.

Jair Bolsonaro esgrimió un motivo más valedero: la Justicia de Brasil le retuvo el pasaporte debido a su involucramiento en el intento de autogolpe de enero de 2023.

Elon Musk y los tecnoplutócratas en primera fila

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Elon Musk, megapotentado, futuro funcionario de Donald Trump y dueño del megáfono de las ideas más radicales.

Elon Musk, megapotentado, futuro funcionario de Donald Trump y dueño del megáfono de las ideas más radicales.

Otro de los nuevos amigos de Milei observará la jura desde la primera fila: Elon Musk, próximo cosecretario de Eficiencia Gubernamental, y dueño de la ex-Twitter, SpaceX, Starlink y Tesla, marcas que lo han convertido, literalmente y por escándalo, en el hombre más rico de la historia, con un patrimonio neto de casi 440 mil millones de dólares.

El magnate, que compró su inminente cargo con donaciones por –al menos, porque eso es lo declarado– 122 millones de dólares, ha convertido a X en una plataforma privilegiada de propagación de un sentido común de extrema derecha y ha comenzado a promocionar y financiar a posfascistas y neonazis en Europa.

En ese rol comienza a hacer escuela: Mark Zuckerberg, ceo de Meta –Instagram, Facebook, WhatsApp– se le sentará al lado tras haber anunciado que sus redes sociales dejarán de moderar contenidos para convertirse en difusoras de mensajes ultras a repetición. Por las dudas, donó un millón de dólares a los actos y festejos de la jura.

A esa yunta de tecnoplutócratas le faltaba el otro miembro del podio: Jeff Bezos, fundador de Amazon y competidor de Musk por la apropiación privada del espacio con fines de comerciales. También se le cayó un millón del bolsillo y se sentará en la primera fila.

Lo dicho: los tres son dueños de las mayores fortunas mundiales, casi un billón de dólares combinados, y rostros de lo que Biden definió en su último mensaje a la nación como "una oligarquía de extrema riqueza, poder e influencia que amenaza a nuestra democracia, nuestros derechos básicos y nuestra libertad".

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Este es el podio de los multimillonarios mundiales según el ranking de Bloomberg. Nunca en la historia se conoció una riqueza y un poder semejantes.

Este es el podio de los multimillonarios mundiales según el ranking de Bloomberg. Nunca en la historia se conoció una riqueza y un poder semejantes.

Tal es ese poder que el presidente saliente describió sin exagerar, que habló de un "complejo tecnológico" para hacer un paralelo con el "complejo industrial militar" sobre el que advirtió Dwight D. Eisenhower en 1961.

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En su despedida de la ciudadanía de Estados Unidos, Joe Biden advirtió sobre el poder de una nueva oligarquía tecnológica y la amenaza que supone para la democracia.

En su despedida de la ciudadanía de Estados Unidos, Joe Biden advirtió sobre el poder de una nueva oligarquía tecnológica y la amenaza que supone para la democracia.

El presagio de Eisenhower demuestra que será imposible entender los Estados Unidos de las próximas décadas, y al mundo que bailará a su alrededor, sin darle la debida jerarquía a ese nuevo poder condicionante. He ahí otro dato crucial de la era que comienza.

El pito de Javier Milei

A todo esto, ¿qué pito toca la Argentina?

A fuerza de malos gobiernos y políticas exteriores erráticas y extravagantes, el país no tiene la relevancia global que merecería dada su destacada tradición diplomática, su condición de miembro del G-20, su economía importante en el marco de América Latina, su carácter de socio del Mercosur, su rol de exportador premium de alimentos y su potencial energético.

Sin embargo, ese país criminalmente empequeñecido goza de una ventaja ante los Estados Unidos de Trump: más que la alianza, el alineamiento incondicional de Milei. Eso será un activo en un contexto regional en el que la izquierda posible manda en Brasil, México, Chile, Colombia y otros países.

De ahí pueden derivarse ventajas, al menos en tanto el republicano no decida prenderle fuego al mundo con sus amenazas de guerras comerciales y hasta aventuras de conquista. En ese caso, la frágil Argentina correría severos riesgos.

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En medio de los líos globales y de la pelea a muerte con la potencia emergente, el republicano privilegiará la relación bilateral del mismo modo en que lo hizo con Mauricio Macri en 2018, cuando la economía –con Toto Caputo también en un sitio prominente– comenzó a hundirse con la detención abrupta de la misma bicicleta financiera que rige hoy. ¿Cómo? Con financiamiento del FMI.

Otros países importantes del organismo quieren salir de la Argentina antes que seguir enterrando dinero en ella, pero todo parece dado para que más de 10.000 millones de dólares vengan a reforzar las reservas netas en rojo furioso del Banco Central y a financiar un sinceramiento cambiario que sólo se evita por la cercanía de elecciones cruciales para la consolidación del poder de la ultraderecha local.

Trump, el Fondo y Milei han aprendido la gran lección de 2018: un paquete crediticio que suponga la validación de una megadevaluación del peso en un contexto electoral es, más que un rescate, un salvavidas de plomo y un camino seguro a la restauración del tipo de populismo que no les gusta.

Milei da prácticamente por hecho el acuerdo, algo que sugieren los elogios encendidos que el organismo le dedica a su hiperajuste. La letra grande saldrá en todos los portales de noticias; la chica probablemente se conocerá sólo una vez que se guarden las urnas.

Javier Milei y Donal Trump, presidente electo de Estados Unidos.
Ana Cantiani, periodista de espectáculos, será candidata de La Libertad Avanza en Santa Fe.

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