Claro que es posible rodear de argumentos más nobles lo que en el fondo es un parche al modelo. Esos argumentos, también atendibles, se resumen en la vocación pronegocios del Gobierno y, desde el sector, en una caída de la cotización de la oleaginosa y en un enero de sequía que, otra vez, amenaza con recortar el rendimiento de la cosecha. A eso hay que añadir los problemas financieros de algunas firmas importantes que han hecho punta en la declaración de defaults.
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Santiago Pausini, presidente del Banco Central, y Toto Caputo buscan la cuadratura del círculo: que más reservas para contener al dólar, sin terminar de vaciar las arcas de la autoridad monetaria.
Toto Caputo, la mano y el codo
Urgido por los motivos confesables, que ya anunciaban planteos de los gobernadores de la zona central y hasta protestas en los campos –donde hay mucho voto propio–, y por los otros, Caputo borró con el codo lo que poco antes había tuiteado con la mano. El martes, hay que recordar, había rechazado un planteo de Martín Llaryora, Maximiliano Pullaro y Rogelio Frigerio al afirmar que el Gobierno no baja los impuestos porque no puede y no porque no quiere.
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Apenas 48 horas después, lo imposible se concretó. Ese es "el valor de la palabra", sobreactuó.
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Es todo un detalle que el alivio de los derechos de exportación llegue hasta el 30 de junio, día en el que, simbólicamente, más o menos termina la campaña sojera. Si la expectativa es que después la misma no queden demasiados granos guardados en silobolsas, ¿para qué poner un límite? Sencillamente para mostrar una ventana de oportunidad acotada al segundo trimestre –que es cuando se cortará buena parte del bacalao electoral– porque, de no haberlo, productores con espalda y cerealeras podrían haberse contentado con liquidar lo imprescindible para pagar sus compromisos y reiniciar el ciclo a la espera del "sinceramiento".
Por si faltaban datos para poner de manifiesto la desesperación oficial, la baja de retenciones se aplicará sólo a quienes liquiden sus divisas en los 15 días posteriores a la concreción de la exportación. Raro… el Gobierno se metió en un galimatías regulatorio que hace que el mismo producto vendido el mismo día y por los mismos carriles pueda tener dos precios diferentes.
El Plan Aguantar de Javier Milei
A pesar de atraso cambiario, los flojos precios internacionales y la lluvia amarreta, gracias a este artilugio se espera ahora una liquidación importante. La misma, ingrediente crucial de la nueva reedición del Plan Aguantar, debería asegurar la paz cambiaria en la previa electoral.
El tipo de cambio oficial –cada vez más ralentizado– no es un problema mientras exista el cepo, tema en el que Caputo contradijo el apuro de Milei y estiró el plazo de las expectativas sobre su desarme, que podrían ir más allá del anuncio de un acuerdo con el Fondo Monetario Internacional (FMI).
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Por otro lado, el ingreso de divisas al Banco Central renovará la munición que este utiliza en cada rueda para mantener a raya a los dólares negociados en bolsa, el MEP y el "contado con liquidación". Por eso el mercado, que viene dulce, apostó el viernes a la baja de esas dos cotizaciones.
A su vez, dependiendo siempre de qué se vaya decidiendo respecto de la tasa de interés, el esquema de dólar pisado y, a buen entendedor, con garantía por varios meses, renueva una vez más el máximo expertise del jefe del Palacio de Hacienda: el carry trade. Por esa vía, como se se ha dicho, el Banco Central seguirá captando dólares golondrina de exportadores e importadores con acceso al mercado oficial, quienes podrán posicionarse en pesos sin temor al error y que sólo deberán cuidarse de volver al billete verde antes del "sinceramiento". Otros, con mayor riesgo, podrán también apostar al aplanamiento de los paralelos.
Toto Caputo, entre las finanzas y la economía real
Caputo no le allana al Presidente la autovía hacia la elección legislativa solamente desde el punto de vista financiero.
Por un lado, la ratificación del ancla cambiaria ayudará al proceso de desinflación, hecho –como confiesan las autoridades– de ajuste fiscal y monetario, pero también de grosera intervención sobre el dólar, herramienta heterodoxa que el mandatario anarcocapitalista odiaría asumir como propia. Al parecer, "la inflación es en todo tiempo y lugar un fenómeno exclusivamente monetario"… y cambiario.
Por otro lado, si lo que mejor explica la movida de las retenciones es la necesidad aguda de dólares, el Gobierno también apunta a que estos estén disponibles para abastecer las necesidades de importación del golpeado sector industrial. En la Argentina, sin importaciones no hay crecimiento de la economía.
De esta manera, el puente verde del segundo trimestre busca evitar que la recuperación, estimada en 5% por el FMI y en algo más por el Ministerio de Economía, no se frene justo antes del voto.
Pax cambiaria, ingresos de reservas, munición para mantener el ancla del dólar, desinflación y sostenimiento de la actividad… Queda un problema: ¿qué ocurrirá con la pérdida de recaudación derivada del recorte de los derechos de exportación, un elemento importante en el marco de ajuste vigente?
Problema… ¿qué problema?
Ese problema no es tal. Esa menor percepción de impuestos, estimada en unos 800 millones de dólares, encontraría dos respuestas. Por un lado, la compensación de lo que se recaudará de más respecto del recesivo 2024 debido a la mera recuperación de la actividad. Por el otro, la administración de ultraderecha ya ha demostrado que no le tiene miedo al recorte del gasto, confiada en que el amplio sector social que la respalda aceptará ese jarabe amargo mientras se le prometa una cura para la inflación.
Falta evaluar un factor clave: el esperado acuerdo con el FMI, el que, según Milei, traería al país deuda nueva por entre 11.000 y 13.000 millones de dólares, necesaria para levantar el cepo.
Se ha dicho, y vale la pena insistir, en que hay diferencias fuertes de criterio entre el Gobierno y el Fondo respecto de la cuestión cambiaria. El primero, como se dijo, usa al dólar como ancla para forzar la caída de la inflación, incluso quemando reservas de modo poco responsable para mantener planos el MEP y el "contado con liqui". El segundo, a pesar de las alabanzas públicas de Kristalina Georgieva, ya ha dicho a través de su staff técnico que el atraso cambiario y la falta de divisas en la autoridad monetaria son asuntos a resolver.
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Toto Caputo y Kristalina Georgieva discrepan sobre el nivel adecuado del tipo de cambio, pero el ajuste draconiano del gasto los acerca.
Los recuerdos del mañana de Toto Caputo
Todavía se recuerda que en 2018, cuando el organismo se metió hasta la cintura en la Argentina por imposición de Donald Trump y para ayudar a la patriada electoral de Mauricio Macri, se peleaba con el entonces presidente del Banco Central Caputo para que no despilfarrara el megapréstamo en darles salida a los ciclistas del carry. El FMI no quiere repetir esa experiencia y el entorno del Trump retornado que ha sido encargado del expediente argentino es consciente de esas fragilidades.
Entonces, dado que habrá acuerdo, ¿cuándo se cerrará? ¿Será en el primer trimestre, como predijo el jefe de Estado, aunque sometido a condiciones estrictas sobre el uso de la "plata nueva" de la que habla el ministro? ¿O será acaso más adelante?
¿Ese eventual timing buscará disimular esas diferencias de criterio y dejar el momento del "sinceramiento" para cuando las elecciones dejen de estorbar el manejo de la economía?
En medio de esas preguntas, Caputo le asegura a Milei parte de los dólares que necesita para llegar sin tantos rayones a los comicios.
Las fragilidades de la mileinomía seguirán plenamente presentes y pendientes de corrección, pero antes hay un proyecto político que consolidar.
Hay que pasar el otoño.