PIERPAOLO BARBIERI

Cuál es el negocio detrás del fenómeno del Sr. Ualá

Un padrino del establishment y los lazos con los bancos que capitalizan su proyecto. El riesgo de haber llegado a México antes de tiempo. Ganancias, en 2024.

En octubre, Pierpaolo Barbieri se sentó con Carlos Pagni en Odisea Argentina. Entre reflexiones sobre las crisis recurrentes, la altísima informalidad en América Latina y la guerra civil española -suceso mundial que el fundador de Ualá abordó en un libro, como historiador-, Pagni preguntó sobre los números del unicornio. ¿Cuándo ganará plata esta fintech que convocó a importantes fondos de inversión de todo el mundo? Barbieri respondió: "Les dije a los inversores que íbamos a perder dinero siete años. Vamos por el año cuatro y tres semanas. Viene bien, pero seguimos perdiendo dinero. No diría todavía que estamos ganando, pero estamos mucho más cerca de lo que estábamos", respondió.

 

La pregunta que hizo Pagni y que Barbieri respondió sobrevuela el universo fintech. Competidores locales e internacionales que observan el crecimiento de Ualá -su salto a México, su casi desembarco en Colombia, su búsqueda de licencias bancarias y la presentación de algunas unidades de negocio nuevas y de movidas de marketing- enfatizan que es momento de mostrar resultados. Los accionistas del unicornio valuado en U$S 2450 millones parecen ser más pacientes. "La única manera de hacer una revolución con algo inclusivo es haciendo un producto radicalmente más barato que el resto", argumentó este emprendedor de 34 años.

 

Barbieri egresó de Harvard, donde estudió Historia con un intelectual muy respetado y conectado con el establishment como padrino: Niall Ferguson. El escocés lo protegió y lo promovió. Lo incorporó desde el inicio a la consultora Greenmantle, que fundó y dirige y de la que Barbieri es director ejecutivo. Greenmantle tiene oficinas en Nueva York, San Francisco y Londres y brinda servicios exclusivos a grandes inversores. Sus charlas con inversores atrajeron el interés del ministro de Economía, Martín Guzmán. Conectado con el mundo de las finanzas -capitaneó un fondo de inversión que, dicen, les hizo ganar dinero a inversores estadounidenses en Argentina-, el emprendimiento que ideó este hijo de italianos tuvo una oportunidad para recolectar plata para su propio proyecto. Desde el vamos, Ferguson se sumó como inversor a Ualá y hubo un aporte de capital de George Soros para sumar los primeros 10 millones de dólares de fondeo.

 

El año del salto para Ualá fue 2021. Comenzó con la adquisición de la licencia bancaria de Wilobank, la fintech que creó Eduardo Eurnekian y que, a pesar de nunca haber despegado, le permitirá al unicornio de Barbieri, más temprano que tarde, ofrecer servicios financieros regulados por el Banco Central, desde cuentas sueldo hasta intermediación, seguros y todo tipo de propuestas. Lo hará con un esquema de costos significativamente inferior al de la banca tradicional, por carecer de sucursales. Según un relevamiento del Banco Mundial, los costos operativos de las fintech en América Latina son entre 80 y 90% inferiores a los de los bancos tradicionales. Con la transacción, Eurnekian se sumó como accionista minoritario de Ualá.

 

La travesía siguió con una ronda de inversión en la que capturó, en agosto, 350 millones de dólares. Los aportaron mayormente fondos de inversión que ya venían inyectando capital, como SoftBank (Japón), Tencent (China), Soros Fund Management y Goldman Sachs. La compañía consiguió así U$S520 millones desde octubre de 2017, cuando Barbieri inició su proyecto. Había entonces un puñado de empleados que, a fines de 2021, se multiplicaron hasta los 1200.

 

Con ese capital, compró un banco en México para acelerar el desembarco que inició en 2020 y que, según competidores, fue prematuro. Un participante de ese mercado evaluó que es tan difícil que se necesita una espalda financiera importante para poder aspirar al éxito. Con la licencia del ABC Capital, anunció que invertirá U$S150 millones en un año y medio en ese país en el que Ualá se juega su futuro. "Escalar en México es nuestra prioridad número uno. Y no lo consideramos un riesgo, sino que es una oportunidad", indicaron fuentes de la compañía. "El 87% de las transacciones se realizan en efectivo y el 53% de los adultos no tiene acceso a una cuenta bancaria", añadieron. Hubo algunos anuncios más vinculados a las relaciones públicas, como la incorporación como inversor de Emanuel Ginóbili, con una cantidad de acciones que no se especificó.

 

Barbieri aprovechó la liquidez mundial para financiar un proyecto que ahora debe crecer en cantidad de usuarios para ser sustentable. La fintech que comenzó como proveedora de tarjetas prepagas Mastercard a sectores no bancarizados -en muchos casos, una puerta de entrada para pagar Netflix y otras plataformas-, se expande a otro tipo de servicios. Otorgó unas cuatro millones de tarjetas, de las cuales 300.000 están en México y el resto en Argentina. La empresa se ilusiona con competir con Mercado Pago, que nació vinculada al portal de ecommerce y ganó vida propia, pero en algunos segmentos, llega tarde. Lanzó semanas atrás su QR interoperable, justo cuando el Banco Central abría la puerta de Transferencias 3.0. En los primeros registros oficiales de interoperabilidad, Mercado Pago dominaba ampliamente entre los comercios que cobraron con QR, seguida por Fiserv (ex First Data). Ambas sumaban el 98% de las transacciones interoperables. Del lado pagador, Ank (Banco Itaú), Cuenta DNI (Banco Provincia) y BNA+ (Banco Nación) encabezaban el ranking.

 

Con todo, los fondos de inversión que capitalizaron Ualá lo hicieron para que la plata se gaste. Esa inyección de dinero le permite al unicornio de Barbieri competir con tarifas muy agresivas en algunos segmentos. Por ejemplo, ofreciéndoles a los comercios las comisiones más bajas para hacerse con dinero inmediato en los cobros con tarjeta y asumiendo el costo de ese riesgo: que el envío del producto no se concrete o surjan reclamos, que haya impugnaciones por lavado de activos, etcétera. Su meta es sumar usuarios para ampliar la comunidad financiera. "Estamos en camino al break-even operativo en Argentina para mediados de 2022, mucho antes que empresas similares a nivel mundial", indicaron en la compañía ante la consulta de Letra P.

 

¿Qué les muestra Ualá a esos inversores que se sientan en el directorio y esperan que, en algún momento, esos millones que pusieron se multipliquen? "Este año crecimos en todas nuestras verticales de negocio, alcanzamos un crecimiento del 106% desde el inicio del año en el rubro de créditos, un 46% de crecimiento promedio por mes en nuestra solución de cobros Ualá Bis, y el Fondo Común de Inversión (FCI) a través del cual operamos -SBS Ahorro Pesos FCI- llegó a ser el segundo más grande del país en cantidad de usuarios, con 1,3 millones de personas", replican en la firma.

 

"Estamos en medio de una revolución tecnológica donde hay mucho capital global tratando de invertir en grandes ideas que puedan cambiar las realidades", le dijo Barbieri a Pagni. "Hay pocos mercados como América Latina, porque tenemos 650 millones de personas con un nivel socioeconómico relativamente alto donde faltan un montón de servicios", agregó.

 

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