JUNTOS EN EL BARRO

Café, Nosiglia y una garantía: la intimidad del cara a cara de Carrió y De Loredo

El precandidato radical se reunió por primera vez con Lilita, quien aseguraba "no conocerlo". Diálogo franco, testigos y críticas sin tapujos. El factor Aguad.

CÓRDOBA (Corresponsalía) “Fue una charla de franqueza brutal. De a ratos desopilante, siempre con buena onda. Hablaron de todo. Lilita no se calla nada, nunca”. La apretada síntesis corresponde a uno de los pocos testigos de la reunión que mantuvieron Elisa Carrió y Rodrigo de Loredo, por más de tres horas, en la casa de la líder de la Coalición Cívica (CC) en el partido bonaerense de Exaltación de la Cruz. Impulsado por el referente cordobés del espacio que fundó la exdiputada,  Gregorio Hernández Maqueda, quien mantiene un vínculo amistoso con el jefe del bloque Evolución en la Cámara de Diputados, el encuentro contó además con la presencia del presidente de la CC, el diputado  Maximiliano Ferraro. Fue el primer cara a cara entre dos figuras de Juntos por el Cambio (JxC) que hasta aquí compartían desconfianzas cruzadas por el pasado de cada uno.

 

Carrió reivindica vínculos con dirigentes de vasta trayectoria en la provincia, como Mario Negri, con quienes alumbró la alianza y a quienes defendió de varios embates. De Loredo no solo ha enfrentado esos nombres. Su crecimiento político coincidió con su integración en Evolución, el sector radical que tiene como referentes a tres víctimas predilectas del fuego lilito: el operador Enrique “Coti” Nosiglia; el diputado y vicerrector de la UBA  Emiliano Yacobitti y el senador porteño Martín Lousteau. El capítulo más reciente fue la pelea por la presidencia del bloque opositor en la Cámara de Diputados, en diciembre pasado, que derivó en un cisma.

 

“Hablaron de ellos. Lilita no se guardó nada y mantuvo lo dicho sobre cada uno. Ella sigue desconfiando del modo en que se manejan, desde hace años. Por eso ha denunciado y ha recibido denuncias en su contra”, cuenta uno de los asistentes.

 

La charla también sirvió para cerrar el único capítulo que encontró a ambos en un mismo renglón. En junio, acaso como remezón de aquella disputa legislativa, Lilita trató con desdén al extitular de ARSAT. De visita en Córdoba, la chaqueña refirió a De Loredo como “el otro que no sé cómo se llama”, como respuesta a una pregunta sobre las precandidaturas a gobernador. Alto ninguneo. La reacción del radicalismo fue inmediata.

 

“Era cierto que no se conocían y es cierto que ella no tiene filtros, pero cierto periodismo exageró lo que dijo. Desde ese momento, comenzamos a trabajar en un encuentro, porque también conocemos a Rodrigo y tenemos coincidencias que van más allá de lo generacional. Él no es como los otros”, explica una voz de la CC. La plática discurrió por otro andarivel preexistente: la relación familiar del dirigente cordobés con el exministro de Cambiemos, Oscar Aguad. “Elisa quiere mucho a Oscar, que es suegro de Rodrigo. Seguramente él también ha aportado para licuar desconfianzas”, amplía el informante.

 

El encuentro de este miércoles, en el que se repitieron las rondas de café, se produjo días después de que De Loredo encabezara un acto en el que, aún sin despejar todas las dudas sobre su precandidatura a gobernador, se desenvolvió con la soltura de quien ambiciona más de lo que admite. La foto de rigor, compartida en la cuenta de Twitter del cordobés, apuró lecturas en tal sentido.

 

“A Rodrigo el encuentro le sirve. Elisa es fundadora de JxC y es difícil ascender sin su aval. Si quiere, te puede destruir, porque maneja muy bien el fuego mediático. Además, es la garantía, el sello de calidad, de la institucionalidad del espacio”, explica un exégeta de la exlegisladora de pasado radical.

 

Desde el entorno de De Loredo acuerdan parcialmente con esa mirada. En particular, con la necesidad de contar con un reglamento para definir las candidaturas para 2023, requisito formal aún irresuelto. “Charlaron sobre la realidad de Córdoba. Coincidieron en que JxC tiene que tener reglas en todo el país. Este espacio debe caracterizarse por la institucionalidad”, cuentan a Letra P. Paradójicamente, socios de la alianza han culpado al propio dirigente por las demoras.

 

Aunque admitan que el registro del encuentro puede consolidar una sensación de proximidad entre ambos, los mismos interlocutores coinciden en relativizar interpretaciones a futuro. Mirando a la interna cordobesa, en la Coalición Cívica anticipan que para las próximas semanas será Luis Juez, a la vez socio y potencial rival del diputado radical, el invitado al domicilio de Lilita.

 

“Han tenido encontronazos en el pasado, pero todo queda atrás. Elisa entiende que hay una gran oportunidad de ganar en Córdoba y quiere compartir experiencias e información de primera mano”, dice una voz mediterránea.

 

Las sonrisas reflejadas en el registro final de la visita del cordobés obran como rúbrica de una promesa: habrá más encuentros. Aunque ratifica que las decisiones sobre postulaciones se tomarán en Córdoba, sin injerencias de Buenos Aires, el propio precandidato por la UCR ha sido cuidadoso para mostrarse con otros referentes nacionales de JxC, como Mauricio Macri. En su círculo íntimo saben también que, cualquiera sea el destino final de su desembarco, estará obligado a negociar con sus socios cambiemistas.

 

“Lilita tiene la intención de que su gente ocupe lugares importantes en las futuras listas. Eso tendrá mucho que ver con cómo se den los armados y qué espacios ocupe la Coalición. Por eso necesitamos reglas claras”, subraya otro joven dirigente cercano al precandidato radical.

 

Maximiliano Abad, senador y presidente del Comité Provincia de Buenos Aires de la UCR. Se abstuvo en la votación del DNU.
Martín Lousteau, el presidente rebelde de la UCR.

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