SANTA ROSA (Corresponsalía Patagonia) El radicalismo pampeano abrió el paraguas y generó una traba institucional al posible ingreso de un amadrinado de Patricia Bullrich a la alianza: este fin de semana una asamblea extraordinaria rojiblanca habilitó formalmente coaliciones, pero solo con fuerzas partidarias con las que ya hubiera compartido una boleta electoral. El personaje que genera las tensiones es Juan Carlos “El Loco” Tierno, un justicialista conservador que abandonó al PJ pampeano y desde hace meses coquetea con sectores del PRO y de la UCR para de algún modo formar parte del armado antiperonista.
La asamblea radical cerró sus puertas a los espacios que juzga extraños, aunque dejó una ventana entreabierta para el caso de que dos tercios de la organización partidaria cambien de parecer. No fue de manera unánime. El poderoso Juan Carlos Marino, exsenador y precandidato a la gobernación, propuso otra estrategia: subir al carro de la alianza a la totalidad de quienes quieran oponerse al peronismo, y después -en un hipotético gobierno provincial- repartir el poder según las conveniencias.
Este lunes el presidente de la UCR, Diego Marcantonio, admitió que existieron "diálogos informales" con Tierno. Marcantonio es hombre del senador Daniel Kroneberger, otro precandidato a gobernador a partir de que el año pasado obtuvo el histórico triunfo contra el PJ en las legislativas.
Mayo 2019. Altolaguirre, Fonseca, el asador "Rolo" Bianco, Kroneberger, el abogado Javier Díaz y Tierno
Leandro Altolaguirre, exintendente radical de Santa Rosa entre 2015 y 2019, también lo dejó claro: "Tierno no es mi límite", dijo. Altolaguirre construye un sector transversal con figuras del PRO como el exdiputado Maximiliano Aliaga (representante de las patronales agropecuarias) y el empresario hotelero Luis Bertone, que se autopercibe un outsider y fue funcionario nacional en Trabajo. Germina así en el macrismo esa disidencia en modo halcón, que busca salirse de la "moderación" y mira con cariño a Bullrich, como contraparte del diputado Martín Maquieyra, clarísimo delfín de Horacio Rodríguez Larreta.
En veredas cercanas, Javier Milei empieza su desembarco en la provincia: la junta promotora del partido Libertad Avanza la armaron Oscar Falcón y Raúl Aragonés, no casualmente dirigentes que vienen del peronismo y que tienen aceitados vínculos con el tiernismo.
Quién es el duro Tierno
Dirigente ortodoxo histórico del PJ pampeano, Tierno juega a la antipolítica pero ocupó cargos públicos desde 1983. En 2007, llegó a la intendencia de Santa Rosa. Su gestión duró 87 días: el propio oficialismo se inclinó por la intervención de la Municipalidad después de un despliegue de medidas atolondradas y antipopulares. La experiencia terminó con una condena por abuso de poder porque Tierno puso en marcha un presupuesto sin aval legislativo: el 11 de junio de 2019 la Corte dejó firmes los 4 años de inhabilitación para el ejercicio de cargos públicos.
Tierno recibió denuncias públicas e institucionales por violencia de género: en 1984 los hechos fueron tan graves que la Legislatura provincial pidió informes, pero el caso quedó impune. En 2015, la entonces presidenta Cristina Fernández de Kirchner se hizo eco de los dichos de una empleada doméstica que relató otros episodios violentos. Los movimientos feministas siempre visibilizaron ese costado del perfil de Tierno y el periodista Juan Carlos Martínez publicó una biografía que tituló “El Golpeador”.
“El Loco” siempre hizo de sí mismo un personaje de mano dura: después de pasar por distintos puestos con Rubén Marín como gobernador, su gran salto político fue como ministro de Seguridad de Carlos Verna en 2003. Salió disparado del cargo en 2006, cuando un aumento notable de los casos de apremios ilegales en las comisarías provocó la inquietud del gobierno nacional kirchnerista.
Después de años de internas, vaivenes y pases de factura, Verna le permitió volver al ruedo y le dio el mismo lugar en su gestión de 2015. Ahí se gestó el romance político con Bullrich: tal para cual en estilos y posicionamientos ideológicos. La luna de miel de La Pampa con Mauricio Macri se cortó rápido, pero El Loco y Pato la sostuvieron hasta sus últimos días. Ambos compartieron los favores de un personaje opaco que se volvió famoso: Alan Ruiz, soldado de la Agencia Federal de Investigaciones, después detenido por el espionaje a CFK, fue reclutado por el ministerio de Tierno, quien por recomendación de Bullrich lo designó director de Inteligencia Criminal de la provincia.
Verna volvió a echar a su ministro cuando empezó a gestar su alianza con el kirchnerismo y el armado del Frente de Todos. Tierno se fue del PJ e hizo rancho aparte: conformó el partido Comunidad Organizada. Sacó el 7% de los votos en 2019 y coló una diputada provincial, Sandra Fonseca, su pareja. Aunque no tiene un caudal de votos voluminoso, ese porcentaje puede ser decisivo en las elecciones de 2023, donde se prevé un mano a mano entre el peronismo y JxC. La construcción tiernista se empodera en tiempos de desencanto y saca provecho de los contactos con sectores de la iglesia evangélica.
Un loteo complica la UCR
El nombre de Tierno causa escozor en sectores por ahora mayoritarios de la UCR, referenciados especialmente en el diputado provincial Francisco Torroba. Exintendente de Santa Rosa y también con aspiraciones a la gobernación, históricamente su espacio confrontó a fondo contra Tierno y su “proyecto fascista”.
La aparición de nuevos actores complejiza la situación de la UCR, ya de por sí loteada en espacios muy diversos. Tanto que hay un cuarto precandidato a gobernador, el diputado Martín Berhongaray, el más joven de los postulantes, alineado con Martín Lousteau en Evolución.
En la asamblea, la UCR llamó a su dirigencia a armar una fórmula de consenso para evitar lo que ocurrió en 2017, cuando Maquieyra sacó provecho de la interna boina blanca y se quedó con una banca que lo catapultó a las ligas nacionales.
La alianza pampeana aventura que habrá miradas y recursos nacionales para la elección que viene. En 2021, JxC logró en La Pampa su objetivo de “quitarle un senador a Cristina”, con una campaña digitada desde oficinas porteñas. Ahora intenta reafirmar otro “kilómetro cero” para la coalición: vencer a un peronismo tradicional, cosa que puede ser una quimera en Formosa, pero que a la luz de los resultados del año pasado suena posible en La Pampa. Quebrar el invicto del PJ pampeano es un faro para Juntos por el Cambio.