ROSCA PARALELA

El G20 religioso mostró dos voces argentinas antes del viaje de Fernández

Una rabina clamó por los derechos de las minorías y un sacerdote reivindicó el diálogo interreligioso en Indonesia. Es la previa del mitin de líderes mundiales.

“Como pueden ver, soy una rabina, una minoría en el mundo rabínico dominado por hombres, alguien que vive en Argentina, que no es el país más fuerte del mundo. Así que quiero agradecerles por darnos espacio". La presentación de Silvina Chemen resonó fuerte este jueves en el Hotel Gran Hyatt, de Nusa Dua, Bali, Indonesia, y sorprendió a quienes participaron del Foro de las Religiones (R20) que antecede a la cumbre del G20 y que, por primera vez, forma parte de la agenda oficial de la reunión intergubernamental de coordinación económica y financiera internacional.

 

En su ponencia, Chemen desafió a quienes representan a las creencias mundiales a releer los libros sagrados y encontrar enseñanzas sobre el diálogo a pesar de las diferencias, y consideró que las decisiones que adopte el foro de religiones pueden ser una oportunidad para “una vida mejor, por los derechos humanos, por una economía justa y por la convivencia en paz”. Los medios de esta nación de mayoría musulmana, incluido el Times Indonesia, subrayaron las frases de la rabina argentina.

 

La rabina Silvina Chemen durante su ponencia (imagen de TV)

Chemen no fue la única voz argentina entre las 40 de referencias religiosas de los cinco continentes que escucharon las 464 personas –en su mayoría varones- de 32 países que asistieron al evento R20. También expuso el sacerdote católico Carlos White, quien reivindicó el diálogo interreligioso y la fraternidad humana –citando la encíclica papal Fratelli tutti- como claves para la paz en un mundo que, según el papa Francisco, vive una “tercera guerra mundial en partes”.

 

White también hizo hincapié en la necesidad de unir las voces de las comunidades de fe a fin de influir en temas ligados a los problemas de las desigualdades sociales, la pobreza y el hambre y la crisis medioambiental, sobre la base de la encíclica Laudato si’ de su compatriota el pontífice, y subrayó la necesidad de que algunas de “orientaciones” del R20 sean tenidas en cuenta por el “sistema político” y por las naciones que forman parte del G20, entre ellas Argentina, que estará representada en esta oportunidad por el presidente Alberto Fernández.

 

Chemen -directora de la comunidad judía Bet-El e integrante del Foro por la Diversidad Religiosa del Instituto Nacional contra la Discriminación, la Xenofobia y el Racismo (INADI)- y White –referente del diálogo interreligioso tanto en la arquidiócesis de Buenos Aires como en la Conferencia Episcopal Argentina- no son dos extraños, se conocen bien y han compartido actos y encuentros en materia de coexistencia entre las religiones; aunque en 2018 y 2020 hayan estado en veredas opuestas durante la discusión por el aborto legal.

 

Algunas de las aportaciones argentinas de Chemen y White formaron parte de las conclusiones que las religiones remitirán a quienes asistan a la cumbre del G20, prevista para el 15 y 16 de noviembre también en Bali, tierra de la minoría hindú en Indonesia. Esas coincidencias ponen el acento en las preocupaciones que suscitan los conflictos que aún alimentan los extremismos y el odio religiosos, las persecuciones de las minorías por razones de fe; y sugerencias desde los valores sobre cómo combatir la pobreza y el racismo; cómo apoyar a migrantes, refugiados, mujeres y personas jóvenes, y cómo mitigar el cambio climático.

 

Jorge Bergoglio fue el gran ausente en la reunión de las religiones R20, pese a que oportunamente fue invitado a participar por el ministro de Asuntos Religiosos de Indonesia, Yaqut Cholil Quomas. La ausencia del pontífice argentino estuvo justificada en el hecho de que por estos días se encuentra de visita apostólica en Bahréin, un pequeño estado árabe en el golfo Pérsico, desde donde –sin embargo- envió una carta a quienes participaron.

 

En esa misiva remitida al R20, el papa lamenta que “el mundo esté cada vez más marcado por el abandono de Dios y los abusos cometidos en su nombre” y sintetiza una petición: “Debemos afirmar que el extremismo, el radicalismo, el terrorismo y otros incentivos para el odio, la hostilidad, la violencia y la guerra, cualesquiera que sean sus motivaciones y objetivos, no tienen nada que ver con el espíritu auténtico de la religión y deben ser rechazados en los términos más contundentes posibles”.

 

La responsabilidad del armado del foro R20 en Bali recayó en la ONG Nahdlatul Ulama, la mayor organización musulmana del mundo con 90 millones de personas adheridas, y en ese marco quedó establecido que las próximas reuniones interreligiosas paralelas al G20 serán en 2023 en Irán y en 2024 en Brasil.

 

José María Carambia, senador del bloque de Santa Cruz. Complica el cuórum a Victoria Villarruel. 
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