TODOS CONTRA TODOS

Kuras en llamas y obispos muteados por la guerra del Frente de Todos

Escaramuza episcopal, sin estruendo. Sotanas K aturdidas, pero fieles a su jefa para combatir el capital. Los sacerdotes villeros mueven tropa en el conurbano.

El clima beligerante que impregna al oficialismo por el acuerdo con el FMI golpeó a las puertas de la Iglesia, donde los obispos no ocultan preocupación ante la posibilidad de que el fuego cruzado entre albertistas y kirchneristas derive en una batalla final que ponga al país –advierten– en un escenario de crisis de gobernabilidad igual o peor al que precipitó la caída de Fernando de la Rúa en 2001 tras la renuncia indeclinable de su vicepresidente, Chacho Álvarez.

 

El fuerte desgarro, con pronóstico de fractura, en la coalición gobernante sobrevoló la sede episcopal del barrio porteño de Retiro y, pese a que el tema fue motivo de debate interno entre la veintena de prelados que participó este martes y miércoles de una plenaria reducida; no motivó, por falta de consenso, hacer público un pronunciamiento sobre el impacto social de la pelea intestina en el Frente de Todos (FdT).

 

“Sin comentarios”, salió al cruce un vocero habitual al poner en el foco de las urgencias la guerra en Ucrania y la convocatoria del papa Francisco  a rezar por la paz. No obstante, un obispo más verborrágico confió a Letra P que siguen con atención la “crisis gubernamental” y profundizó: “La cuestión no es quién es el responsable de la ruptura, sino cómo van a hacer –junto con la oposición– para afrontar la pospandemia en un país con un 50% de pobres, bajo presión del fondo y con una inflación por las nubes”.

 

En las filas del grupo de Curas en Opción Preferencial por los Pobres (OPP), de raíces kirchneristas afianzadas, confiesan que entre ellos hubo alguna confusión inicial sobre cómo pararse frente al choque y quiebre comunicacional entre el presidente Alberto Fernández y la vicepresidenta Cristina Fernández de Kirchner (CFK) por “diferencias irreconciliables” ante la negociación por la deuda contraída durante la gestión de Mauricio Macri. Empero, el voto no positivo del hijo de la exmandataria, diputado nacional y referente de La Cámpora, Máximo Kirchner, que terminó de blanquear el divorcio de la dupla que llegó al poder en 2019, les dejó claro –admitieron a Letra P– de qué lado iban a estar.

 

Aunque no lo verbalizan, los posteos en redes sociales revelan que están más cerca de CFK, a la que reconocen como “jefa política” y cuya prédica es considerada “palabra santa” para muchos de este grupo de sacerdotes. Ratificando, además, la desconfianza que desde el vamos le tenían al primer mandatario, a quien percibían “poco activo” en cuestiones urgentes como la lucha contra el hambre, la guerra contra la inflación que –según anunció el Presidente– se activará este viernes o el combate de los grupos empresariales que definen de “golpistas”.

 

Paco Olveira, uno de los voceros de los curas OPP, es quien visibiliza en forma más evidente la postura del grupo. Sus últimos posteos en Twitter incluyen un retuit de la publicación en la que CFK muestra los destrozos en su despacho durante el debate por el acuerdo con el FMI en la Cámara de Diputados y un comentario: “Otra vez… inmensa pena”. Días antes, otros dos apuntaban directamente al macrismo. “Estxs son lxs responsables!!”, escribió en uno junto con imágenes del expresidente y algunos de sus antiguos colaboradores; mientras que en otro no anduvo con rodeos al opinar: “#FMI Fue MacrI”.

 

Otro de los curas militantes, Eduardo de la Serna, le bajó los decibeles a la interna en el FdT, al afirmar que, más que ese “conflicto”, le preocupaban el hambre o la desilusión y la desesperanza de la gente ante la gestión de gobierno. “Si para no tener conflicto le tengo que ceder todo al macrismo, como parece que hacen: ‘si ponen las retenciones, no les votamos; entonces sacamos las retenciones’. Eso se llama chantaje en cualquier lado”, denunció el pasado miércoles en declaraciones a AM 530.

 

Por su parte, los curas villeros bergoglianos tomaron distancia del terremoto en la coalición oficialista nacional y se llamaron a silencio; aunque algunos cambios de destinos –sobre todo, pases desde templos porteños a otros en el conurbano bonaerense profundo– se interpretaron como “movimientos estratégicos” tanto en ambientes políticos como religiosos. Entre otros, llamaron la atención los traslados de Willy Torre, por 22 años párroco en la Villa 31 de Retiro –hoy barrio Padre Carlos Mugica– al barrio Nicole, en la localidad matancera de La Tablada, y de Franco Punturo, casi dos décadas en la Villa 20 de Lugano, a una iglesia de Pontevedra, partido de Merlo.

 

Ante una consulta de Letra P sobre cómo debían leerse esos movimientos de tropas hacia zonas calientes de la provincia de Buenos Aires en el actual contexto político, fuentes del grupo sacerdotal simplemente respondieron: “Hay que escuchar al papa cuando dice que la misión del pastor está en esas periferias existenciales y siempre al lado del pueblo que sufre”.

 

Gabriela Brower de Koning, al frente del debate sobre la movilidad de las jubilaciones. 
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