Martín Guzmán

Crónica del sprint final: comida sana, running y un martes 13 de madrugada

Un pedido de último momento del FMI casi hace naufragar la negociación. "No firmamos", fue la amenaza. El minuto a minuto del ministro para sellar el acuerdo.

Pasada la medianoche del miércoles, el acuerdo con el Fondo Monetario Internacional (FMI) estuvo a punto de naufragar. Desde el Ministerio de Economía, Martín Guzmán llamó a Alberto Fernández y detalló un pedido sorpresivo de Julie Kozack, directora adjunta del departamento para el Hemisferio Occidental. Una exigencia de último momento. “No habrá acuerdo, entonces. No firmamos”, le había dicho el ministro a la funcionaria del organismo antes de llamar a la Quinta de Olivos. “Seguí con tu postura, no nos vamos a correr. Si se estira, se estira”, lo respaldó después el Presidente.

 

Quedaban largas horas de negociación por delante, incluida una comunicación con la titular del FMI, Kristalina Georgieva, que intervino cuando las conversaciones se estancaron. Los funcionarios del Fondo corrían con ventaja: en Washington, el reloj marcaba dos horas menos en la última recta de una negociación frenética, al filo del default.

 

Guzmán estuvo hasta las 4 de la mañana en el quinto piso del Palacio de Hacienda. Lo acompañaban el representante argentino ante el Fondo, Sergio Chodos; su jefa de asesores, Melina Mallamace; algunos secretarios y el equipo de comunicación. Envió mensajes hasta pasadas las 5. La secretaria de Legal y Técnica, Vilma Ibarra, se mantuvo toda la noche en línea.

 

A las 7 de la mañana, el ministro habló nuevamente con el Presidente. Después, con la portavoz de la Presidencia, Gabriela Cerruti, que a las 9 tenía prevista una conferencia para anunciar el avance del entendimiento. Casi al mismo tiempo, Guzmán entraba de nuevo al Ministerio de Economía. Desde allí habló varias veces con el presidente de la Cámara de Diputados, Sergio Massa, que había convocado a jefes de bloques y autoridades parlamentarias para trazar la hoja de ruta del acuerdo.

 

A las 13.15, Guzmán convocó a su equipo a su oficina del quinto piso del Palacio. Lo recibió, papeles en mano, junto a Chodos. “¿Y? ¿Cerramos?”, le preguntó una asesora de confianza. Dos años después de iniciadas las conversaciones con el Fondo y después de cuatro de trabajo intenso, respondió lacónico, como quien se refiere a un trámite: “Sí”.

 

No hubo momento para las palabras sobre el cierre del proceso. Guzmán pidió avanzar con el trabajo sobre los documentos y el expediente para enviar a Diputados y dio instrucciones a su equipo para que coordinara el comunicado público con el Fondo. El Ministerio de Economía publicó la declaración oficial a las 14.55. El Fondo hizo lo propio 15 minutos más tarde.

 

Recién entonces, en los pasillos de Hacienda se percibió algo parecido a una celebración, por lo que los funcionarios del Ejecutivo entienden que es un acuerdo “que mira el mundo, porque no tiene reformas estructurales”, como las que habitualmente exige el programa de facilidades extendidas.

 

"Trabajamos 24x7 intensamente para llegar a un acuerdo con Argentina", había dicho hace dos semanas el director para el Hemisferio Occidental del FMI, Ilan Goldfajn. Como contó Letra P, Guzmán y Chodos mantuvieron en los últimos días reuniones desde el Ministerio de Economía vía Zoom con Kozack, el encargado de la misión argentina, Luis Cubeddu, y los técnicos del staff del Fondo. Los encuentros comenzaban por la mañana, se interrumpían y retomaban varias veces en el día, de acuerdo con las necesidades de la negociación.

 

Los últimos días fueron particularmente intensos. El ministro estuvo el fin de semana en Olivos, trabajando junto al Presidente en el entendimiento y también en el discurso que Fernández dio ante la Asamblea Legislativa el 1 de marzo. Las conversaciones con el staff del Fondo estuvieron centradas en las cuestiones legales. Fue clave la participación de la secretaria de Legal y Técnica del Ministerio de Economía, Rita Tanús, y su equipo, que mantuvo el diálogo con los abogados del organismo.

 

El martes 1, después de la Asamblea Legislativa, Guzmán llevó a su equipo a trabajar a su casa, ubicada en el barrio de Nuñez. Los asesores trabajaron allí hasta las 3 de la mañana. El ministro los dejó por un lapso de 40 minutos, en los que salió a correr para despejarse. El menú fue a tono con los hábitos alimenticios del ministro: comida china y ensalada con pollo. En la casa no había harinas ni dulces. El equipo pidió helado para calmar la ansiedad. El ministro prefirió la fruta. Para beber, solo agua. Guzmán no suele tomar alcohol, menos aun, en los momentos de mayor tensión, cuando considera que tiene que estar más concentrado. Chodos propuso “tomar una copita” cuando el acuerdo estuviera cerrado. No será en los próximos días. Tras el cierre, el equipo de Economía se prepara para responder preguntas en la Cámara de Diputados, la próxima semana.

 

Maximiliano Pullaro recibió patrulleros de la provincia de Buenos Aires
Martín Menem y Karina Milei.

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