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El pim pam pum de Cristina: la imaginación (y la audacia) al poder

Es la marca que distingue a CFK: la creatividad al servicio de soluciones radicales. Su criatura de 2017 vs. la de 2019 y ¿el loop de un sello?

Corrían los noventa incorregibles. Cada mañana -todas las mañanas-, desde la ventana de su despacho, el intendente peronista veía la misma escena, que le arruinaba sus mañanas –todas sus mañanas–: un ciego –ahora sería una persona no vidente, pero en aquel tiempo todavía era un ciego–, sentado en uno de los dos bancos de plaza que flanqueaban la explanada de ingreso al Palacio, encadenado a una de las patas del asiento, rodeado de periodistas, repetía su reclamo y sus críticas a la autoridad municipal. Cada mañana –todas las mañanas–, un emisario del intendente esperaba a que se retirara la prensa y volvía a la carga en su intento por desactivar la protesta con ofertas que el ciego rechazaba sistemáticamente. Una mañana de esas tantas, el intendente ordenó retirar los dos bancos de plaza que flanqueaban la explanada de ingreso al Palacio. La protesta terminó.

 

La discusión por la composición del Consejo de la Magistratura estaba estancada. Ante el default del Congreso para sancionar una nueva ley que reemplazara a la de 2006 que había achicado el órgano de 20 a 13 miembros, la Corte había ordenado retrotraer la situación a antes de ese cambio. ¿Cómo hacer para no perder poder en ese ámbito clave para la designación y remoción de magistrados? Como pedía El Seco, el personaje que hacía Alejandro Urdapilleta en Tumberos, Cristina pensó y salió del laberinto –por arriba, por supuesto–: en vez de un bloque, el oficialismo ahora tiene dos y es la primera y también la segunda minoría. Así, se queda con una tercera silla en el Consejo, una que le correspondía a Juntos por el Cambio. Pim pam pum. 

 

El Mayo Francés fracasó. El capitalismo ganó. Sin embargo, algo siempre queda, incluso de las derrotas. Al menos, un eslogan. La imaginación al poder.

 

 

Para Cristina, la imaginación es poder. Siempre lo ha sido. La imaginación y la audacia, porque la vicepresidenta imagina soluciones radicales con alto potencial de controversia que requieren audacia para soportar el vendaval que suele sucederlas. Piensa y sale. Piensa y actúa. Pim pam pum.  A principios de 2020, en una entrevista con Letra P, se lo reconoció Jaime Durán Barba, el gurú de la posverdad. "Es la mujer más brillante de la historia argentina", sentenció.

 

Dos criaturas creadas por CFK en los últimos cinco años dan cuenta de ese rasgo que la recorta entre la multitud informe de la dirigencia mortal.

 

-En 2017, cuando el peronismo quería jubilarla, creó Unidad Ciudadana y se puso al frente para ir a las urnas legislativas de ese año con una fuerza de resistencia cristinista de máxima pureza. Ganó las PASO y perdió las generales, pero mostró lo que quería mostrar: ella, solita, era dueña del 34 por ciento de los votos en la provincia de Buenos Aires. Unos meses después, en febrero de 2018, Alberto Fernández acuñaría la frase que sería su bendición y su cruz: "Con Cristina sola no alcanza, pero sin ella no se puede". Pim pam pum. Jubilación suspendida. 

 

 

 

-En 2019, con el macrismo cayendo por el tobogán del desastre económico pero con el peronismo descalabrado y consciente, justamente, de que con ella no alcanzaba pero sin ella no se podía, Cristina volvió a pensar y volvió a salir del laberinto, otra vez por arriba. Alberto Presidente. ¿Quién? Alberto Fernández. Pim pam pum.

 

El problema con esa última criatura es que se nota mucho la diferencia con la creadora. Lo dijo ella misma en la carta bomba que publicó, en otra jugada de audacia a la CFK, horas después de la derrota oficialista de las PASO. Palabras más, palabras menos, contó que se reunió con el Presidente 19 veces para advertirle que la cosa iba mal y que el Frente de Todos iba a perder las elecciones. Nada. Después pasó a los hechos y mandó a su tropa a renunciar al gabinete y el Presidente, nada. Después la oposición le negó el Presupuesto 2022 y nada. Después Máximo Kirchner se le paró de manos en el Congreso, pasó a la clandestinidad y le juntó votos en contra del acuerdo con el Fondo: el Presidente, nada. Después el propio comandante en jefe sobreanunció una guerra contra la inflación y nada. Después el kirchnerismo le hizo la vida imposible a su ministro estrella y la propia vicepresidenta lo zamarreó frente a una platea intercontinental y él, nada. 

 

Nada: el espejo es cruel.

 

Así y todo, a pesar de tanta nada, las cabezas más afiebradas del albertismo le picotean la cabeza al Presidente para romper con la vice y fantasean con jubilarla. Ojo este dato: CFK bautizó Unidad Ciudadana a uno de los bloques que surgen de la partición de la bancada oficialista del Senado. No sea cosa que La Jefa sienta que la Historia la llama de nuevo a demostrar que, aunque con ella sola no alcance, todavía sin ella no se puede; y que lo haga aun pagando el precio de otra derrota, pero esta vez una de las grandes.

 

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Aníbal Fernández. 

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