¿ALBERTO FERNÁNDEZ DE KIRCHNER?

El Presidente cede con subir retenciones, pero que lo haga el Congreso

Se lo pedía CFK. Ahora dice que es la mejor herramienta para frenar la inflación. Busca no cargarse solo la pelea con el campo. Una vaca y llora. Massa y CFK.

Después de negarse una y otra vez a subir las retenciones que aplica el Estado a las exportaciones de granos, el presidente Alberto Fernández parece empezar a ceder a la presión que viene recibiendo del kirchnerismo, la oposición interna, para aumentar la presión impositiva sobre el campo y aceptar esa herramienta, acaso, como un mal necesario para contener la inflación, el gran ancla que lo hunde en las encuestas. No obstante, no quiere cargar solo el peso de esa decisión, que implica la aparición del fantasma que lo aterra: la rebelión ruralista. Por eso, este viernes, intentó un abrazo de oso al Congreso, al que le pidió respaldo para tomar esa medida. ¿Tiro a errar, gesto para la tribuna interna o una manera de mandar a la guerra a sus socios molestos?

 

"El precio del trigo sube mucho y tenemos un serio problema para desacoplar el precio interno del precio internacional. El instrumento con el cual se desacoplan más fácilmente los precios internos del precio internacional son las retenciones", admitió Fernández en una entrevista con Radio Con Vos, pero aclaró que "las retenciones son un tema legislativo" y pidió que "el Congreso entienda el problema y acompañe".

 

El giro, que tiene como caldo de cultivo la erosión de la imagen del Gobierno frente a una inflación que alcanzó el registro interanual más alto de los últimos 30 años, es brusco y deja en offside al ministro de Economía, Martín Guzmán, vocero habitual de la negativa presidencial a tocar las retenciones. No hace falta ir muy lejos para encontrar la última defensa de la decisión oficial de no tocar ese botón. El martes, en declaraciones a la señal C5N, Guzmán juró: “No se van a aumentar los derechos de exportaciones". Enseguida, fundamentó: "La decisión está tomada por el Presidente y cada funcionario debe respetar las decisiones del Presidente. Para poder darle continuidad a la recuperación económica, la Argentina necesita dólares; si prohibimos las exportaciones o elevamos las retenciones, no van a entrar más dólares”.

 

Las palabras del Presidente llegan en medio de versiones que indican que la Secretaría de Comercio Interior, encargada de controlar los precios y a cargo del kirchnerista Roberto Felletti, pasará a depender de Guzmán. El contador público que no hace milagros y supo ser secretario de Política Económica de Cristina Kirchner mantiene una pésima relación con su hasta ahora jefe superior, el ministro de Desarrollo Productivo, Matías Kulfas, y en algunos pasillos oficiales sostienen que el vínculo es mucho más fluido con el egresado de Columbia. De confirmarse el cambio de dependencia de la repartición, Guzmán sumaría a su equipo al principal apologista cristinista de la suba de retenciones.

 

Una vaca y llora

Fernández se quemó con la leche hirviendo del conflicto por la resolución 125, en 2008. Como todavía jefe de Gabinete, se opuso a la guerra que libró la entonces presidenta contra las entidades ruralistas agrupadas en la Mesa de Enlace. Esa pelea desestabilizó al gobierno de CFK y eyectó a Fernández del cargo y de la consideración del kirchnerismo.

 

Este viernes, el Presidente dijo que detesta mirar al pasado, pero el pasado lo acecha. "Tomo la experiencia que he vivido. Tengo la impresión de que es un tema muy sensible, es un tema políticamente explotado por la oposición. Un tractorazo en la Plaza de Mayo pidiendo no pagar la renta inesperada, chacareros que venían en un tractor, a los que nunca les iba a tocar eso. Pero los que estaban presentes sacándose fotos para las redes sociales y la prensa fueron los opositores. Eso es para que tengamos presente qué intereses representa cada uno", dijo.

 

¿Para la tribuna interna?

Fernández parece ser conciente de que una medida como la que plantea no tiene demasiadas chances de prosperar en el Congreso, sobre todo en la Cámara de Diputados, con un oficialismo sin cuórum propio y una oposición plantada en su decisión de no avalar ninguna suba de impuestos y, como el propio jefe de Estado dijo, está dispuesta a subirse a los tractores cada vez que sea necesario. 

 

"Tengo en claro los intereses que represento y por eso estoy buscando una salida al tema. Ahora, puedo mandar mañana un aumento de retenciones al Congreso, lo voy a perder y entonces me van a decir que 'el Gobierno falló'. Y sí, si tengo a toda la oposición haciendo tractorazos...".

 

Entonces, ¿de qué se trata el giro? ¿De un gesto para la tribuna interna que le pide que enfrente y deje de defender a esos intereses que él mismo emparenta con los de la oposición formal? O sea, ¿un tiro a errar? 

 

La otra especulación que se impone en otro viernes lleno de preguntas es si, en realidad, la intención del Presidente es, como justamente dicen en el campo, sacarse el lazo por las patas y mandar al barro de otra pelea con el ruralismo feroz y sus brazos políticos a Cristina y a Sergio Massa, titulares de las dos cámaras del parlamento y, aunque en diferentes escalas, socios molestos en la gestión de un gobierno a cargo de una coalición rota.

 

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Ariel Lijo.

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