TODOS AL DIVÁN

Fernández se desmintió y le dijo a Guzmán que las retenciones no se tocan

El Presidente reculó con el pedido de remarcar las exportaciones del campo. Economía y Domínguez resistieron el anuncio y ganaron poder en el gabinete.

Alberto Fernández puso freno de mano y retrocedió en velocidad ante su propio pedido de ayuda para aprobar en el Congreso una suba de retenciones para ponerle stop a la suba del precio del pan. La idea daba crédito al planteo kirchnerista de desacoplar los precios locales de los internacionales, que era resistido por los ministros Martín Guzmán, de Economía, y Julián Domínguez, de Agricultura, y que iba a contar con el rechazo del campo y la unificación de la oposición. Apenas lo dijo, comenzó a pensar en la manera de desandar sus propios dichos. Según pudo saber Letra P, el Presidente se comunicó con el jefe del Palacio de Hacienda y se desmintió a sí mismo: las retenciones no se tocan, le aclaró.

 

Fuentes consultadas por este portal confiaron, en estricto off the record, que el jefe de Estado "se fue de mambo" en la entrevista que mantuvo con Radio con Vos. "En la misma charla, intentó volver para atrás, con el asunto de que no habría cuórum", admitieron en el gabinete. Según sus asesores, la herramienta de las retenciones son "válidas" para desacoplar los precios nacionales de los mundiales, pero el techo que encuentra en el Congreso lo frena. De algún modo, lo que buscó, sin éxito, fue tirarles la pelota a sus aliados que presiden ambas cámaras legislativas, la vicepresidenta Cristina Fernández de Kirchner y el diputado Sergio Massa.

 

Hubo silencio de radio en los pasillos del Congreso. El kirchnerismo duro, el Instituto Patria e incluso el secretario de Comercio Interior, Roberto Feletti, primero quedaron "descolocados" con la confesión pública que realizó Fernández sobre el impuesto al trigo y al maíz. Luego, al no tener comunicación de parte de la Presidencia, creyeron estar ante un planteo "para la tribuna", sin posibilidad de convertirse en políticamente válido. "Tiró una bomba sin que existiera un campo de batalla", analizaron desde un sector alineado con CFK.

 

El martes, Guzmán recibió en su despacho a Feletti para "hablar de gestión". Según señalaron fuentes vinculadas a ambos funcionarios, se trató de una "reunión de rutina". Allí analizaron el esquema inflacionario y el impacto de las medidas de control, pero quedó afuera el debate "saldado" por retenciones. "Roberto planteó públicamente la necesidad de aumentar retenciones. Ese debate se dio y el resultado fue que no iba a haber modificaciones al respecto", admitieron en su entorno. Ante las consultas sobre el nuevo escenario que se abría con las declaraciones del Presidente, Feletti dejó claro que no estaba "al tanto" de ninguna decisión en ese sentido.

 

Fuentes del Palacio de Hacienda señalaron a Letra P que la estrategia sigue el camino de consenso: el fideicomiso para el trigo. "Guzmán dijo que lo realizado es lo que se hace: haber suspendido la baja de dos puntos al poroto de soja para fondear fideicomisos. No hay novedad ahí", confiaron desde el quinto piso del Ministerio de Economía. Un cambio de estrategia, en el medio del operativo de empoderamiento del ministro, habría dejado atrás la nueva etapa de confrontación adentro del Frente de Todos, donde los movimientos de gestión se transformaron en piezas de un ajederez estratégico.

 

"El propio Alberto había dicho que las retenciones eran una herramienta válida, pero inviable legislativamente. La confusión vino cuando pidió ayuda a la oposición", admitió una fuente económica. Hasta el momento, no se sabe con precisión cuál es el efecto concreto del "furcio" presidencial. El jefe de Estado buscó por todas las vías, desde el inicio de su gestión, evitar un choque con el campo, a sabiendas del efecto "125" que vivió cuando era jefe de Gabinete. Por eso, nombró a Domínguez en Agricultura, un ministro diplomático con las entidades agropecuarias y conocedor de los tiempos políticos.

 

En el Palacio de Hacienda recordaron que "Dominguez también habló contra las retenciones". Guzmán no estaba solo en medio de los tensos minutos que pasaron entre las delcaraciones radiales de Alberto Fernández y la comunicación con el ministro. El anuncio que se había guardado para cerrar la semana, que coronaría su calidad de superministro, iba a quedar aguado. En ese marco y antes de participar del acto con el Presidente junto a la UOCRA, el economista adelantó que se quedaba con el poder de la lucha contra la inflación. La Secretaría de Comercio, comandada por el ultrkirchnerista Feletti, pasaba a depender del Ministerio de Economía.

 

Ese traspaso es con Feletti adentro, pero ya sin "las libertades" que tenía en el Ministerio de Desarrollo Productivo, donde "sus colaboradores de primera línea evitaban compartir información sensible con el gabinete ministerial", según confió a Letra P una fuente cerana a Matías Kulfas. "La idea es que el tema inflación quede centralizado en Economía y el Banco Central (BCRA)", confiaron fuentes del Palacio de Hacienda. En los hechos, el secretario de Estado, alineado con los reclamos kirchneristas, será controlado de cerca por Guzmán.

 

Guzmán cree, según las fuentes consultadas, que "es positivo salir del esquema indexación o inercia", pero afirma que "hay persistencia en el proceso inflacionario" debido a la presencia de "un componente de inercia que se sigue atacando" y, para eso, "se requiere ordenamiento de expectativas". El jefe del Palacio de Hacienda quiere dejar de ser el "ministro de la deuda" para a ser el "ministro antiinflación".

 

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