TODOS CONTRA TODOS

Risitas para la gilada: de la ineficiencia y la tibieza a la ciénaga de la moral

Licitaciones opacas, operaciones oscuras... El debate de ideas se convirtió en guerra de bandas y el pantano se tragó un ministro. ¿Tocó fondo el Gobierno?

Con el acting de las apariencias que ensayaron en el festejo de los cien años de YPFAlberto Fernández y Cristina Fernández de Kirchner no habían podido engañar a nadie: este portal señaló, en dos notas poublicadas en la noche del viernes, que las risitas y las manitos no habían podido ocultar las diferencias de fondo que rompieron la relación entre el Presidente y la vice, las cuales, por el contrario, habían vuelto a quedar expuestas. Lo que no se esperaba nadie era que la interna feroz que colapsa al Frente de Todos diera, apenas 12 horas después, un salto de calidad dramático: el "debate de ideas" que entretiene a la coalición oficialista y llena de estupor a las mayorías que sufren sus consecuencias pasó del terreno algodonoso de la ineficiencia -los funcionarios que no funcionan- y la temperatura corporal de quienes toman decisiones -pelearse o no pelearse con quien hubiera que pelearse, esa era la cuestión- al pantano pestilente de la moral y la ética. La ciénaga a la que saltó el Gobierno ya se tragó un funcionario y el jefe de Estado, que no pudo más que soltarle la mano, vio hundirse a uno de sus pocos soldados.

 

Lo escribió Gabriela Pepe después de cubrir el evento de este viernes: "En 'la familia disfuncional' que es el Frente de Todos, los Fernández lograron volver a componer la foto conjunta, que incluyó guiños y gestos de afecto, pero, en lo discursivo, volvieron a mostrar que las diferencias internas no están saldadas"

 

Escribió quien firma esta nota, en simultáneo: "El reencuentro de Alberto Fernández Cristina Fernández de Kirchner después de tres meses sin verse las caras pareció una de esas cumbres forzadas de parejas separadas que se juntan por primera vez desde la ruptura para el cumpleaños de uno de los hijos. Algunas risas de ocasión, incluso algún chiste cómplice, una de las partes desempolvando los mismos reclamos de siempre y la otra, tratando de reconstruir un sistema mínimo de convivencia para que la prole no pague los platos rotos, pero haciéndose la distraída sobre los reproches de su ex, casi negando los problemas que le adjudican y, entonces, mostrando poca disposición a hacer los cambios que le exigen. Todo, mientras los dos bandos familiares comparten un living enrarecido por un aire que se corta con tijeras".

 

Se preguntó, después: ¿Qué sigue después de esta cumbre circunstancial del deshielo? ¿Más cumbres, pero menos públicas y más productivas, para buscar puntos en común? ¿Otra era glacial tan ardorosa en el "debate de ideas" como la de los tres meses de incomunicación absoluta que precedió a este viernes de risitas y manitos?

 

No siguió ni una cosa ni la otra. Todo fue sustancialmente peor. El debate de ideas se convirtió en guerra de bandas. La vicepresidenta, que viene hace rato acusando a esbirros del Presidente de conspirar contra ella, detonó el fin de semana denunciando al ministro de Desarrollo Productivo, Matías Kulfas, uno de los funcionarios que, a su juicio, nunca funcionó, de operar en los medios para plantar sospechas sobre la transparencia de una licitación para la construcción del gasoducto Néstor Kirchner que está a cargo de la tropa cristinista de la Secretaría de Energía.   

 

Alberto Fernández salió a responder concediendo: dio a entender que la acusación kirchnerista tenía sustento. Rato más tarde, guillotinó a Kulfas, uno de sus incondicionales, el que le había dicho a Letra P que trabajaba para que el Presidente tuviera 2023 y cuatro años más en la Casa Rosada. No me ayudes más, pensará el mandatario.

 

Gabriela Pepe cerró su nota de este viernes con un dato que daba cuenta de que la pregunta por el cómo seguía el deshielo, si es que cabía esperar que existiera tal cosa, era una enormidad: el Presidente y la vice, "por ahora, no agendaron un nuevo encuentro".

 

Fernández despidió a Kulfas. Quiso decir: aun en la guerra, hay límites ("No avalo esos procederes y comparto el malestar expresado por @CFKArgentina.  El debate que debamos dar, démoslo con responsabilidad", escribió en Twitter). El Presidente quiso, con ese corte limpio, detener la gangrena. Igual, el olor a podrido inundó todo y es insoportable.

 

El gobernador Rogelio Frigerio recibió a Letra P en su despacho, en la Casa de Gobierno de Entre Ríos. (Foto: Juan Manuel Hernández) 
Pablo Cornet y Victoria Villarruel.

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