VICTORIA RODRÍGUEZ

“Llegué para ponerle lentes de arcoíris al mundo sindical”

Es la primera delegada gremial travesti-trans del ámbito mercantil. El cupo que falta, la voz lograda y el voto que viene.

ROSARIO (Corresponsalía Santa Fe) Victoria Rodríguez tiene 26 años, le dicen Cuqui, y es la primera delegada gremial y congresal travesti-trans del Sindicato Empleados y Empleadas de Comercio de Rosario. Es activista por los derechos del colectivo LGTBIQ+ y funcionaria del Ministerio de Igualdad de la provincia de Santa Fe. A los 19 años empezó a trabajar en un call center rosarino y, disconforme con las condiciones laborales, se acercó al sindicato en busca de representación. En poco tiempo, dio vuelta el mundo mercantil y comercial. Con sus compañeros y compañeras logró organizar las elecciones, elegir representantes y así se convirtió en delegada de Higiene y Seguridad. Años después, le tocó asumir como delegada gremial: “Mi primer recuerdo del sindicato fue ver los carteles con referencias a las luchas, siempre escritos para los varones, cuando el 80 por ciento de mis compañeras en el call center eran mujeres, así que imagínate. Golpeé la puerta del Secretario General y le dije: 'esto no nos representa'. Y lo repetimos siempre, lo que no se nombra no existe. Veían todo en blanco y negro y llegué para ponerles unos lentes de arcoíris”, cuenta, divertida, a Letra P

 

Ahora, con el aplomo de un segundo mandato como delegada y el reconocimiento de la comisión directiva del gremio, analiza el poder con una perspectiva cruda pero finalmente optimista: “Si no confiamos en que vamos a poder cambiar las cosas, no podríamos hacerlas porque el camino es muy duro”, dice, y enumera cronológicamente a quienes fueron su red de contención para llegar a ocupar estos lugares: “Yo soy de las que integramos el bajísimo porcentaje de personas trans aceptadas por el núcleo familiar. Gracias a ese apoyo pude terminar la escuela, presentar un currículum y buscar trabajo. No me imagino cómo habría sido mi vida con 18 o 19 años desamparada en la calle, como le pasa a la gran mayoría de nuestro colectivo. En la escuela, si bien fue difícil, también me aceptaron. Por eso siempre digo que soy una privilegiada. Entonces, teniendo todas esas posibilidades, siento que tengo la obligación de luchar, de lograr que se den los debates y de seguir abriendo caminos”.

 

-¿Qué panorama encontraste en el mundo sindical y qué cambios ves posibles?

 

-En la lucha de base, somos un montón de mujeres y últimamente estamos viendo cada vez más delegadas gremiales nuevas. Esto también es un reflejo de lo que está pasando en el mundo sindical, estamos habitando y ocupando los lugares, estamos en un momento de mucho empoderamiento social y es cada vez más fuerte. En lo personal es muy gratificante y en lo colectivo siento que tenemos que aprovechar esta oportunidad para transformar los ambientes sindicales y darles perspectiva de diversidad. En el gremio hubo cambios en las líneas de gestión y también un cambio de estatuto, se formalizó la Secretaría de Igualdad de Oportunidades y Género, que tiene como prioridad diseñar estrategias y políticas activas. Se están haciendo muchas cosas, pero por supuesto que todavía falta. En toda la sociedad aún hay mucha discriminación y violencia y tenemos que trabajar para que en un futuro no haya que hablar de estos temas, que sea algo vintage y que aceptemos a las personas como son. Como todo el mundo, las diversidades queremos tener un proyecto de vida, estudiar, tener un trabajo formal, aportes jubilatorios. Hay muchas compañeras que ni siquiera saben lo que es un recibo de sueldo, y eso es por la falta de oportunidades.

 

- ¿Falta cupo laboral trans en los sindicatos? ¿Y en el ámbito laboral privado?

 

-Para el ámbito privado lo que hoy existe es una recomendación, no hay una obligación de cupo. Y en los sindicatos hay que avanzar hasta tener el cupo, porque es la herramienta necesaria para poder transmitirle al mundo privado que tienen que contratar diversidades y que tiene que haber voluntad política de inversión laboral para las compañeras. Es bastante complicado pero soy muy optimista, la política es una de las mayores herramientas de transformación. Sueño con que, en un futuro, el ámbito privado adhiera al cupo poco laboral trans. Entendemos que los cambios socioculturales se demoran muchísimos años, recién cumplimos 10 años de la Ley de Identidad de Género, recién hace 10 años que somos nombradas.  

 

-Tu día a día trascurre entre el sindicato y el Ministerio de Igualdad y Género. ¿Te genera algún conflicto de intereses estar de los dos lados?

 

-No, todo lo contrario. Lo vi como una posibilidad de ser la voz de la juventud en un ámbito muy político y una posibilidad de transformar las cosas. Trabajo en la Dirección Provincial de Promoción de Derechos para la Igualdad, lo que me permite recorrer todo el territorio santafesino para acercar los programas provinciales, pero además ver qué está pasando en cada uno de los lugares, porque es muy distinto lo que sucede en el sur de Santa Fe, que lo que pasa en el centro y la realidad del norte provincial. Tenemos que recorrer cada rincón de la provincia, escuchar mucho y pensar cómo mejorar esa realidad. 

 

- ¿Te ves como candidata en 2023? 

 

-Sea yo o se trate de otra persona, es necesario que representantes del colectivo LGTBIQ+ ocupen bancas políticas para que haya una transformación real de lo que estamos atravesando. Hoy tenemos voz gracias a la lucha de las compañeras de la primera generación, y lo que estamos debatiendo ahora es que no tenemos voto en ninguno de los niveles del Estado. No hay ninguna compañera concejala, no tenemos ninguna compañera diputada y no tenemos ninguna compañera senadora, así que es necesario defender no solamente los derechos del colectivo sino, además, transmitir que estamos capacitadas para dar el debate de todos los temas, trabajo, vivienda, salud,  inclusive desde nuestra propia experiencia para vivir en una sociedad más justa y más igualitaria.

 

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