FASE B

El Gobierno y una ráfaga de tiros en los pies

Los anuncios de anuncios empujan el blue, que este jueves llegaba a $ 338. La (in)comunicación de Batakis, voces que no ayudan y el cristinismo que no miramos.

El 8 de julio, desPertar  y Letra P  avisaban que Jack el Destripador se había convertido en el principal asesor del Gobierno en comunicación política. Al revés de la recomendación de Maquiavelo de dar todas las malas noticias juntas para minimizar su impacto, las autoridades del Frente de Todos (FdT) se lanzan cada día a la aventura del “vayamos por partes”, haciendo anuncios de anuncios que, para peor, muchas veces ni siquiera llegan.

 

Fiel seguidora de las recomendaciones del consultor inglés, la vocera Gabriela Cerruti dijo que “en la reunión (de gabinete de este miércoles), la ministra (Silvina) Batakis hizo un informe de la situación. Mañana (jueves), ella tendrá reunión de gabinete económico en la que se van a analizar diferentes medidas. La ministra y el gabinete económico las van a comunicar hacia fin de esta semana o la semana que viene”. Tranquila, que no hay apuro.

 

Otro que juega al filo del off-side fue el ministro de Turismo, Matías Lammens, quien acaso para mostrar que es parte de la movida indicó que “algo” va a hacerse para que los turistas que llegan al país liquiden sus dólares a una cotización paralela, la del “dólar MEP”. ¿Habrá que pensar mucho para que se tome esa paridad en los gastos con tarjeta de personas con pasaporte extranjero o para que estas accedan a esa paridad en los bancos? La tenue gota verde que se pretende dejar caer sobre las reservas es todo un indicio de la sensación de alarma que se ha apoderado del Frente de Todos.

 

El presidente “casi no dice lo que no quería decir", pero, sin poder consigo mismo, habló de la lucha que dará en algún momento contra “los especuladores”.

 

Inevitable: los tipos de cambio paralelos se dispararon y llevaron a más del 160% la brecha con el oficial, mientras que, al momento de publicarse esta nota, el blue llegaba hasta $ 338.

 

Sordos ruidos

Batakis, que busca paso a paso apoyo en las provincias, está que trina con ese modus operandi –en especial con Cerruti– y advierte que está trabajando, por lo que ningún anuncio de gran importancia es inminente. Mientras, su equipo de comunicación tampoco la ayuda. “No vamos a decir nada. La ministra habla en on. Con lo que declara públicamente tienen mucho para escribir”, aleccionan allí a los periodistas. La tarea de un equipo de prensa, se supone, pasa por desactivar rumores, precisar la información, darle el enfoque que se pretende para que no prime el de los intereses sectoriales, brindar certidumbre y evitarle pasos en falso como el reciente elogio a  José Ber Gelbard, un nombre que evoca todos los fantasmas de la hora… A todo eso renuncia la ministra. Le deseamos buena suerte.

 

Otras voces que no ayudan

Que la gente le hable a Dios es habitual, pero conviene precaverse de quienes escuchan instrucciones de Él. Juan Grabois no ayudó a la calma precisamente al decir en una tribuna que él y los suyos “estamos dispuestos a dejar nuestra sangre en la calle para que no siga habiendo esta hambre en la Argentina”. Loable. Más tarde, “aclaró” en entrevista con C5N: “Prefiero decir estas cosas ahora y no lamentarme cuando empiecen los saqueos”, algo que podría concretarse en “semanas o meses” y llevarse puesto al Gobierno, vaticinó.

 

Datos que preocupan

Después de 17 meses positivos, el comercio exterior del país registró un saldo negativo en junio. Si bien las exportaciones crecieron 20,3% interanual, las importaciones treparon 44,6% y alcanzaron un nuevo récord. Así,  según el INDEC, el rojo ascendió a US$ 115 millones.

 

Si el problema está dado por las compras de gas, encarecidas por la guerra en Europa, la llegada de la primavera debería aliviar el consumo y las reservas del Banco Central, que no deja de perder los pocos dólares que le quedan. Ayer vendió 40 millones, en lo que va de la semana 290 y en el año, unos 1.000, equivalentes a casi todo lo que había podido comprar, con esfuerzo, desde enero.

 

La esperanza primaveral del Gobierno, con todo, dista de estar asegurada: las compras de energía pueden menguar, ciertamente, ¿pero qué impacto tendrá la ampliación cotidiana de la brecha cambiaria en el ánimo de exportadores dispuestos a sentarse sobre sus granos a pesar de que estos se acercan ya a niveles previos a la guerra? Asimismo, ¿terminará el “festival de importaciones” de quienes quieren ponerse a salvo de una eventual megadevaluación del tipo de cambio oficial?

 

He ahí uno de los peligros que acechan a la economía: una disolución del peso. Sin embargo, en tanto el Gobierno está dispuesto por ahora a extremar los controles del cepo –aun al costo de una incipiente escasez de productos– para evitar un estallido, tal vez el riesgo mayor esté dado por el traspaso de la escalada de los dólares paralelos sobre la inflación, en el marco de un sistema de precios dislocado. Que nadie te engañe: debido a las restricciones recientes para acceder al mercado oficial, cada vez más precios de la economía se miden en relación con el dólar “contado con liqui”.

 

Para cerrar el círculo, hay elementos que sugieren que, aunque no es cierto que las cotizaciones “no tengan techo”, la escalada de los paralelos podría continuar. Por un lado, los $ 195 a los que el blue llegó en octubre de 2020 equivaldrían hoy, actualizados por inflación, a unos $ 420, no a los $ 317 del cierre de ayer ni a los $ 338 del mediodía de este jueves. Por el otro, y más relevante, el mercado se prepara para recibir una nueva avalancha de pesos emitidos por el Banco Central que, al final, ya se sabe dónde terminan. Más cuando la tendencia del déficit fiscal volvió a inquietar el mes pasado, según cuenta Ámbito Financiero.

 

El cristinismo que no miramos

Pudo haber atormentado a Martín Guzmán por ajustador y puede tratar con ambigua indiferencia a Batakis por la misma razón, pero el sector que responde a Cristina Kirchner parece acusar recibo de la realidad. Así, ayer se instaló una supuesta iniciativa K para entablar un diálogo de emergencia con la oposición. Esta, claro, rechazó el convite¿Qué incentivo tiene Juntos por el Cambio que no pase por esperar que esta vez “la bomba” estalle en manos del peronismo, algo que le abra el camino no solo a regresar al poder sino a hacerlo con un ajuste ya realizado en base a una megadevaluación que licúe drásticamente el gasto público?

 

El encuentro de Martin Llaryora, Roly Santacroce y Enrique Vallejos en el despacho del cordobés.
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