FASE M

Un gobierno en suspenso a la espera de saber dónde cae Massa

El hincha de Tigre quiere amplios poderes. Eso pone en jaque a las cabezas de varios ministerios. ¿Más éxodo albertista? Scioli, el caso más pesado.

"Para que Sergio (Massa) vaya al gabinete, tiene que generase un clima como el del domingo, en el que todo podía pasar. No está para un cargo, una silla, quiere tener la botonera". Al cierre de esta nota, el augurio de un hombre de confianza del titular de la Cámara de Diputados, tras el fallido desembarco plenipotenciario massista en la ventana que se abrió por la abrupta salida de Martín Guzmán, iba camino a cumplirse. La paradoja es que aquel análisis no estimaba que las condiciones volvieran a darse, pero los planetas volvieron a alinearse, alguno movido por la gravedad del operativo clamor agitado desde las propias usinas del Frente Renovador. 

 

El reclamo de la Liga de las provincas que le llevaron al almuerzo con Alberto Fernández este miércoles fue la frutilla de un postre con el que la propia mesa chica presidencial venía insistiendo: con la llegada de Silvina Batakis no alcanza y se verá si sin ella se puede. Con la ministra de Economía regresando de haberse presentado ante Kristalina Georgieva en el FMI, las nueva jugada sería, como mínimo, algo desprolija. El famoso "recambio" para "oxigenar" un gobierno que salta de crisis en crisis tenía un nombre (Massa), pero no un puesto fijo. Confidentes de Fernández pedían alguna reacción, como Santiago Cafiero Vilma Ibarra.

 

En aquel domingo frenético, contaron más tarde testigos, Fernández le ofreció el Palacio de Hacienda a Massa. El tigrense bosquejo de controlar desde la Jefatura de Gabinete con equipo económico a su cargo, que incluía la AFIP y el Banco Central. Con ese antecedente, con un gobierno en suspenso, en algunas dependencias se esperan definiciones en el cortísimo plazo. 

 

La renuncia de Gustavo Béliz, el ahora exsecretario de Asuntos Estratégicos, podría abrir una puerta por la que pasen varios. No por su puesto formal, sino por lo que representaba para Fernández como uno de los visitantes más asiduos a la Quinta de Olivos. "No se va", prometen cerca de Vilma Ibarra, la secretaria de Legal y Técnica y revisora de la firma presidencial, para apaciguar la sensación de estampida.

 

Con la mirada massista puesta en la economía, en cambio, se repite en las versiones el nombre de Miguel Ángel Pesce, que comanda el gabinete económico junto a Batakis. La sangría de las reservas es la principal preocupación del tigrense, que supo rodearse desde hace años, para sus aventuras electorales de especialistas, como el extitular del Banco Central Martín Redrado.

 

Enfrentado al massista Guillermo Michel desde que desembarcó al frente de la Aduana, con una telenovela por la firma de unos nombramientos, en la AFIP hace días que circulaba la versión que indicaba que Mercedes Marcó del Pont dejaría su puesto en agosto. La economista fue apuntada, de soslayo, por Cristina Fernández de Kirchner, pero, al igual que Pesce, es una de las sobrevivientes de la ira vicepresidencial. No corrieron con la misma suerte Matías Kulfas y Guzmán. 

 

Por fuera de eso, la ambición massista trascendería otras fronteras. Hay dos ministerios que se sienten aludidos, uno más más por cuestiones políticas que bordean lo personal. En Agricultura confían que Julián Domínguez está firme, como nexo entre un gobierno que vive con recelos frente al campo, una sensación recíproca. En los inicios de la gestión albertista, Massa tenía un nombre para ese lugar, el de Gabriel Delgado. El Presidente puso, en aquel lejano diciembre de 2019, al formoseño Luis Basterra como uno de los pocos representantes de las provincias en el gabinete.  

 

La otra silla en juego, como la de Batakis, fue ocupada hace poco: el Ministerio de Desarrollo Productivo, a cargo de Daniel Scioli. Enfrentado a Massa electoralmente desde 2013, ambos se miden desde que el hincha de Tigre fundó el Frente Renovador, durante el éxodo del cristinismo, con la promesa de incorporar al entonces gobernador bonaerense. Al menos esa es la versión que se cuenta en Tigre. Su regreso al país desde la embajada de Brasil  para reemplazar a Kulfas fue leída como una antesala de 2023 y un bloqueo a un eventual ingreso de Massa. Con indisimuladas aspiraciones, ¿pueden convivir en un mismo gabinete? Esa esa la pregunta que no pocos se hacen. 

 

Una de las opciones no tan disruptiva sería que, con una presencia marcada en la AFIP y el Central, las carteras económicas resignaran ciertas potestades para tributar al manejo massista, sin perder del todo su autonomía ni quedar devaluadas a Secretarías como parte de una megaestrcutura ministerial con el jefe del Frente Renovador a la cabeza. 

 

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