PROYECCIÓN '23

Llaryora reacomoda fichas en su gabinete para el sprint final de la campaña

El intendente empoderó en la orgánica municipal a Siciliano y a Bermúdez, dos alfiles que buscan sucederlo. Política, lógica metropolitana y control de daños.

CÓRDOBA (Corresponsalía) Martín Llaryora ultima los detalles para el tramo final de su paso al frente de la Municipalidad de Córdoba. El último fin de semana anunció un cambio en la orgánica municipal que empodera a algunos de sus funcionarios más cercanos, delimita perfiles políticos y busca optimizar acciones operativas en algunas de las áreas sensibles de la gestión. En el nuevo esquema, Miguel Siciliano gana espalda funcionando como un virtual jefe de Gabinete y Gabriel Bermúdez amplía su margen de acción en pos de la metropolización de las acciones de gobierno a su cargo.

 

Oficialmente, la secretaría de Gobierno, a cargo de Siciliano, cambia su denominación para convertirse en Secretaría de Gobierno y Gestión General de Gabinete. En esa órbita, funcionará una subsecretaría de Gestión, cuyo responsable será Guillermo Marianacci. Con pasado en las gestiones de Rubén Martí y Luis Juez, Marianacci había integrado la primera parte de la administración Llaryora coordinando la actividad de los Centros de Participación Comunal (CPC). Había arribado al armado capitalino con la venia de la senadora Alejandra Vigo y se había ido luego de una serie de desentendimientos con algunos directores de los CPC.

 

“Cualquiera que esté en el día a día del peronismo de Córdoba sabe que, desde aquel momento, quien contuvo a Marianacci fue Miguel”, dicen en el sicilianismo, que entienden que la reincorporación del funcionario es un gesto de confianza para el funcionario que parecía haber caído en desgracia luego de cargar sobre sus hombros casi todo el peso del escándalo desatado tras el frustrado show de Ulises Bueno en la capital cordobesa. En el llaryorismo advierten que el intendente quiere a Siciliano “más arriba de la gestión”. “Es un hombre muy valioso para Martín y lo necesita más liberado. En el nuevo esquema, su cargo toma un rol más político, en que va a tener que ponerse al frente de la coordinación y la gestión del gabinete”, advierten en el palacio municipal.

 

Entre las áreas que dejan de estar en manos de Siciliano hay algunas que contemplan un puñado de las tareas más complejas a la hora de salir a administrar la cosa pública en la capital cordobesa, como las relacionadas con la fiscalización y el control. En la ciudad hay una particular preocupación por “acomodar” el control de la nocturnidad y allí enfocarán algunos de los objetivos principales de la nueva secretaría que estará a cargo de otra de las funcionarias que el sicilianismo cuenta entre sus filas, Fabiana Gigli.

 

Con todo, el desprendimiento de esas obligaciones no deja de ser una buena noticia para las aspiraciones del secretario de Gobierno. Las responsabilidades operativas suelen insumir mucho tiempo y energía y terminan funcionando como un arma de doble filo. “Tenés que salir a poner la cara y apagar incendios. Si sale bien, sos Gardel; pero si no, te crucifican”, explica uno de los hombres que conoce al detalle el funcionamiento interno de la gestión municipal.

 

El otro funcionario, que también sostiene sus aspiraciones de llegar a la intendencia y que verá potenciado su accionar con las últimas modificaciones en la estructura es el secretario de Desarrollo Metropolitano, Gabriel Bermúdez, que pasará a tener a su cargo la subsecretaría de Conectividad Urbana y Seguridad Vial.

 

Muchos describen el movimiento como “lógico” según el plan de gobierno trazado por el equipo de Llaryora y el rol que en ese lugar ocupa el mismo Bermúdez. “La idea es pensar el sistema de transporte y las políticas de tránsito con una lógica metropolitana”, señalan en el municipio, donde también destacan los conocimientos que, sobre el área, posee el funcionario que llegó a la gestión después de dos años en el Ministerio de Transporte que comanda el massista Alexis Guerrera. En el pasado, se había hecho cargo del transporte provincial durante las gestiones de José Manuel De la Sota y Juan Schiaretti y había tenido su experiencia como subsecretario del área en el municipio durante las administraciones de Juez y de Daniel Giacomino, en la que también se hizo cargo de la Secretaría de Finanzas.

 

Si bien le queda aún un año y cuatro meses de mandato, Llaryora ya prevé que la campaña mediante la cual buscará convertirse en gobernador le insumirá una gran parte de su atención y, por esa razón, empieza a diagramar el esquema a partir del cual coordinará actividad proselitista y gestión. Sabe que un tropiezo en cualquiera de los dos frentes puede resultar un yerro que se pague caro en ambos frentes.

 

En ese marco, los cambios anunciados eran movimientos que estaban en agenda, aunque nadie sabía el momento exacto en que las decisiones se harían efectivas. Para algunos de los protagonistas, incluso, los anuncios resultaron un tanto sorpresivos.

 

El tiempo de tormentas parece haber quedado atrás para la administración municipal e incluso en las últimas semanas los pronósticos se llevaron los chubascos hacia la órbita provincial. Siciliano, que venía adoptando un perfil demasiado bajo para su estilo más ligado a la hiperactividad, a veces histriónica, volvió a aparecer en los primeros planos y las fichas parecen volver a acomodarse a su favor. Con casi media gestión por delante, Llaryora acomoda el cuerpo, ordena el equipo y se prepara para salir a la cancha.

 

Maximiliano Pullaro y Axel Kicillof. FOTO: Farid Dumat Kelzi / Red Boing.
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