Juntos en el barro

De qué lado están: Larreta impone cláusula anti-dos puntas a la tropa amarilla

El jefe de Gobierno pide que cada aspirante haga campaña sólo por él y no se muestre con Bullrich. El antecedente Massot como ejemplo. Excepciones a la regla.

Con fecha aún por definir, llegará el Día de la Lealtad larretista. Hace tiempo que el equipo del armado de la candidatura presidencial de Horacio Rodríguez Larreta mastica bronca por lo que consideran “traiciones” de dirigentes que son "contenidos" por la estructura de la Ciudad: de jurarle fidelidad a alcalde porteño dentro de la interna del PRO, terminaban revelando un juego a dos puntas.

 

Durante meses esas críticas abundaron en los pasillos de la sede de Uspallata. “Nos desafían después de que hacen política con 'la nuestra'”, era una de las frases más recurrentes, despotricando por un financiamiento propio a futuros competidores. Sin embargo, el jefe de Gobierno decidió terminar con esa problemática, y así ya se lo hizo saber a varios de los miembros del PRO y aspirantes a una boleta de Juntos por el Cambio (JxC), según confiaron a Letra P, en la mayoría de los distritos del país.

 

El punto de quiebre, que permitió ser ejemplificador para otros casos, fue el pedido de renuncia al ahora exdirector de Banco Ciudad y concejal en Tigre, Nicolás Massot, ante la confirmación de que su jefe político, el diputado nacional  Emilio Monzó, llegó a un acuerdo con la titular del PRO, Patricia Bullrich. Por ese mismo motivo el síndico del CEAMSE Ramón Lanús tuvo que dimitir, al ser alguien que responde a la exministra de Seguridad, probable contrincante del larrestismo en 2023. 

 

Casi de inmediato, los nexos que alimenta el diputado nacional Omar de Marchi, el armador de Larreta fuera del territorio bonaerense y porteño, empezaron a intercambiar señales con  dirigentes que no se habían comprometido con el jefe de Gobierno en la interna del PRO, pero, a priori, tampoco aún con Bullrich. “No fue tan explícito, si bien de forma subterránea empiezan a hablar y acercarse”, le dijo a Letra P uno de los encargados provinciales de la campaña. El mandato llegó a aspirantes a todos los cargos, de gobernaciones para abajo. 

 

“Los que se hacían los vivos, ahora no juegan más a la puñalada por la espalda”, se entusiasmó otro de los encargados de construir la candidatura del jefe de Gobierno. Mientras los pormenores del Frente de Todos acaparan la agenda pública buscando calmar a los mercados y reencauzar la economía, llegó el siguiente paso larretista: reclamar la lealtad, sin eufemismos. “En un mes más o menos se van a ver los resultados”, vaticinan cerca del aspirante presidencial amarillo, con confianza de que el cambio de estrategia rendirá sus frutos. Como toda regla, hay una excepción: los candidatos que tienen chances reales, al menos a esta altura de la carrera, de lograr imponerse en los comicios provinciales.

 

Rogelio Frigerio, en Entre Ríos; Ignacio Torres, en Chubut y Luis Juez, en Córdoba, son algunos de los que tienen libertad para hacer campaña doble, tanto con Larreta como con Bullrich. El trío hasta goza del "permitido" de expresar una tercera posición, al afirmar que el expresidente Mauricio Macri tiene chances de presentarse por un nuevo mandato. El razonamiento que hacen en Uspallata es que para ganar en sus respectivas provincias necesitan del apoyo de todos los miembros del macrismo, y que, para sus sueños presidenciales, una gobernación es más importante una declamación de fidelidad.

 

Rogelio Frigerio en Entre Ríos, Luis Juez en Córdoba e Ignacio Torres en Chubut son algunos de los privilegiados que tienen libertad para hacer campaña con Larreta pero también con Bullrich y hasta gozan del "permitido" de decir que el expresidente Mauricio Macri tiene chances de presentarse por un nuevo mandato. El razonamiento que hacer en Uspallata es que para ganar en sus respectivas provincias necesitan del apoyo de todos los miembros del macrismo, y que una gobernación es más importante una declamación de fidelidad.

 

Justamente el senador nacional patagónico es uno de los primeros que tuvo, de forma leve, un llamado de atención por una acción concreta con respecto a darle la bienvenida a Bullrich a su provincia. El reto no pasó a mayores, pero sirvió como disparador para demostrar una mayor firmeza en otras jurisdicciones. 

 

Con la decisión de pedir lealtad incondicional, Larreta dio un giro en lo que era su relación con el PRO y su tropa. “Van a venir solos, no hay que apurarse”, respondían meses atrás en su mesa chica, ante la consulta de Letra P por la decisión de Bullrich de empezar a marcar territorio en las provincias. En marzo pasado, la presidenta partidaria les había hecho saber a los referentes provinciales que no podían apostar por el alcalde porteño y por ella al mismo tiempo, sino que tenían que elegir. Ahora Larreta exige la misma cláusula anti-dos puntas. 

 

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