FASE M

El pica pica de Energía pone a prueba el aguante de la mesa de Massa y CFK

La salida de Martínez, la puja por los nombramientos y los cambios que empuja el superministro tensan el acuerdo que sostiene al Gobierno. El teorema de Bernal.

La indefinición que sobrevuela en torno a la designación del futuro titular de la Secretaría de Energía que reemplazará al neuquino Darío Martínez, cuya salida se da por descontada en todos los ámbitos del sector, dejó al descubierto la creciente incomodidad que afecta al funcionariado kirchnerista del área por el fuerte ajuste tarifario que impulsa el ministro de Economía, Sergio Massa, y las diferencias internas que existen entre los equipos que responden a Cristina Kirchner que forman parte del Gobierno. Sin embargo, con el correr de las horas, la incógnita no hace más que subrayar que detrás de esta designación se pueden traslucir los contornos y los límites del aval de la vicepresidenta al flamante jefe del Palacio de Hacienda. 

 

La aplicación de las tarifas plenas de luz y gas a todos los hogares que superen determinado nivel de consumo, la ejecución y operación del segundo tramo del gasoducto de Vaca Muerta con financiamiento privado y la aprobación por decreto del demorado régimen de promoción de inversiones petroleras que salió a anunciar Massa en sus primeras horas como nuevo hombre fuerte del Gobierno descolocan la postura de quienes integran el staff energético K que forma parte de la administración de Alberto Fernández  y cuya resistencia tuvo su pico máximo en el fallido despido en abril de 2021 del subsecretario de Energía Eléctrica, Federico Basualdo, impulsado por el entonces ministro Martín Guzmán, quien no sobrevivió a su subordinado.

 

Las otras caras visibles del team kirchnerista en Energía son la interventora del ENRE, Soledad Manín; su par del Enargas, Federico Bernal, y el presidente de Enarsa, Agustín Gerez.

 

En su carta de renuncia, Guzmán le recomendó al Presidente que su sucesor en Economía tuviera el suficiente respaldo político para poder superar el "internismo exasperante", como lo bautizó Matías Kulfas, el ministro albertista que debió dejar el Gabinete e irse con la música a otra parte por el off-gate, En esa línea y tras los fallidos 24 días de Silvina Batakis, Massa buscó de entrada poner a gente de su confianza al mando de la botonera de Energía.

 

Esa pretensión chocó con la resistencia de la vicepresidenta, tal como había sucedido con los embates que llevó adelante el egresado de Columbia.

 

Quien no puede sostenerse en pie es Martínez, quien había desembarcado al frente de la Secretaría de Energía en agosto de 2020 luego de dejar su banca de diputado nacional. Su gestión se caracterizó por tener un rol oscilante y ambiguo a la hora de acatar y llevar a la práctica las órdenes que bajaban de la cartera económica. En algunos despachos oficiales le endilgan haber estado demasiado preocupado por construir su candidatura para la gobernación de Neuquén en medio de la caldera hirviente de un área estratégica.

 

Tras la firma del acuerdo con el FMI, Martínez salió a atacar duramente a Guzmán con una nota oficial en la cual lo hizo responsable de un virtual colapso energético que iba a producirse por un recorte presupuestario en las partidas destinadas a atender las necesidades y obligaciones de pago del sector.

 

Después de esa movida y ante las críticas a los aumentos que comenzaron a salir de las usinas K, Guzmán le puso los puntos a Martínez y lo obligó a llamar a las audiencias públicas para tratar el esquema de segmentación tarifaria y quita de subsidios a los servicios de luz y gas. Fueron los díass en que Guzmán parecía haber ganado la partida. Tiempo pasado.

 

Tras haber sido dejado de lado por Massa al momento de anunciar las nuevas medidas energéticas y sin el respaldo K, Martínez quedó fuera de juego y a la espera de que se conozca su reemplazante para desalojar su despacho. No bien comenzaron los ruidos sobre la eyección de Martínez entró a sonar el nombre de Bernal como posible sucesor.

 

Bioquímico y biotecnólogo egresado de la UBA y desde marzo de 2020 interventor del Enargas, Bernal fue un acalorado defensor de la política energética desplegada por los gobiernos kirchneristas entre 2003 y 2015. Con el apoyo del entonces vicegobernador bonaerense Gabriel Mariotto, en 2014 creó el Observatorio de la Energía, la Tecnología y la Infraestructura para el Desarrollo (OETEC) para "contrarrestar el discurso neoliberal y el lobby de los exsecretarios de Energía". Además, fue coautor junto con el exministro Julio De Vido del libro "Néstor y Cristina Kirchner, Planificación y Federalismo en Acción".

 

La circulación de su nombre como nuevo titular de Energía generó reacciones adversas entre el empresariado del sector y un doble rechazo puertas adentro del Gobierno. Tanto en el ámbito gasífero como petrolero, Bernal cosecha fuertes cuestionamientos por constantes ataques al manejo de las empresas privatizadas y por la oposición que mostró a las actualizaciones tarifarias y a los incentivos del Plan Gas que el Gobierno implementó a fines de 2020 para incrementar la producción de Vaca Muerta.

 

Por el lado del nuevo equipo económico, si bien han dejado correr la versión, advierten por lo bajo que la designación de Bernal sería una pésima señal para la nueva etapa de ordenamiento y racionalidad económica que busca llevar adelante Massa. Consideran que sustituir a Martínez por el actual vocal del Instituto Patria implicaría dejar el manejo total de la política energética en manos del ala kirchnerista proclive a una mayor intervención estatal.

 

En tanto, en las oficinas de la secretaría sostienen que Bernal se ha cortado solo y no tiene una buena relación con el resto del team kirchnerista. Por ejemplo, no se habla con Manin, ni coordina los asuntos regulatorios comunes. Con Gerez mantiene fuertes diferencias por la licitación y las autorizaciones de las obras correspondientes al primer tramo del nuevo gasoducto troncal de Vaca Muerta, que el Gobierno quiere habilitar antes del próximo invierno, pero que aún no empezado a construirse.

 

Esas mismas voces son las que sostienen que difícilmente las áreas energéticas puedan alinearse detrás de Bernal y depender de su firma para la transferencia de partidas presupuestarias y la aprobación de las licitaciones de obras y servicios que deben llevar adelante en cada una de sus áreas. 

 

Sin nombres a la vista y con aspirantes que se guardan bajo siete llaves, el nombramiento, tarde o temprano, servirá para medir de manera bastante certera la verdadera distancia que hay entre el plan del superministro y los límites del respaldo de la accionista mayor de la coalición gobernante, la sociedad de la que parece depender el destino del oficialismo en 2023.

 

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