PROYECCIÓN '23

Danza de nombres en el peronismo para la sucesión de Gill en Villa María

El intendente no tiene reelección y prepara el salto provincial. La ley le impide pegar los comicios locales a los nacionales y los cordobeses. Quiénes suenan.

CÓRDOBA (Corresponsalía) Mientras resuelve cuál será su apuesta para no descolgarse del escenario político luego de 2023, el intendente Martín Gill empieza a mirar con atención la vida política de Villa María, que deberá definir a su sucesor en las elecciones del año próximo. En la línea de largada hay un puñado de nombres encabezado por los dirigentes más cercanos al intendente. Entre ellos, algunos vienen del funcionariado, como el secretario de Gobierno municipal, Eduardo “Tati” Rodríguez; el jefe de Gabinete, Héctor Muñoz; y el secretario de Educación, Cultura y Promoción de la Ciencia municipal, Rafael Sachetto.

 

Por afuera de la gestión, y con mayor peso específico gracias a su estrecha relación con Gill, se suman otros nombres que también pujan por su chance. Allí están el rector de la Universidad Nacional de Villa María, Luis Negretti; y el titular del Concejo Deliberante, que ya estuvo a cargo de la intendencia durante los meses que Gill estuvo al mando de la Secretaría de Obras Públicas, Pablo Rosso. Del mundo empresario surge Carlos Pizzorno, presidente del Parque Industrial de Villa María e hijo de Carlos Emilio Pizzorno, un reconocido neurólogo que había llegado a la intendencia en 1973 y fue despojado de su cargo con el golpe de Estado de 1976. No parece haber mujeres expectantes en el entorno del intendente.

 

En el plano estratégico, Gill también debe disponer un cronograma que se acerque más a las elecciones presidenciales o a la contienda provincial, debido a que la Carta Orgánica le impide pegar los comicios locales con instancias superiores. En esa decisión su propia proyección personal terminará jugando un rol definitorio. Con una oposición que no termina de arrancar, sabe que un alejamiento de Hacemos por Córdoba (HxC) puede generarle algunos dolores de cabeza, aunque los últimos movimientos tienden a imaginar un escenario de unidad. Luego de su candidatura a diputado nacional encabezando la boleta del Frente de Todos, el proceso interno que alcanzó la unidad dentro del PJ cambió los ánimos.

 

Siempre está la posibilidad de que eso pueda modificarse, sobre todo a partir de las decisiones del gobernador Juan Schiaretti. Sin embargo, en Villa María no desesperan y analizan los nombres posibles para encabezar otro nuevo cambio de época en uno de los municipios más importantes de la provincia de Córdoba.

 

Según advierten en algunos sectores del peronismo cordobés, Eduardo Accastello no tiene intenciones de volver a la intendencia. El ministro de Industria, Comercio y Minería de la provincia de Córdoba ocupó el cargo en tres oportunidades. Su buena relación con José Manuel De la Sota y, sobre todo, con el kirchnerismo, le permitieron llevar adelante una gestión que redituó positivamente a la ciudad y empujó su proyección provincial.

 

Accastello asumió en 1999 subido al envión de Unión por Córdoba y la caída en desgracia del radicalismo provincial. En 2003 se convirtió en el primer ministro de Gobierno de la historia de Córdoba y luego llegó a la Cámara de Diputados mediante una lista que unificó las expresiones del peronismo provincial de aquel entonces. Volvió a la intendencia en 2007 y se mantuvo allí hasta el 2015, cuando intentó nuclear al pankirchnerismo detrás de un armado que tuvo a Cacho Buenaventura como candidato a vice, pero que apenas alcanzó el 17% de los votos.   

 

Ya de regreso a la estructura provincial, en la ciudad saben que si Accastello decide volver, las condiciones que deberá afrontar son muy distintas a las que le tocaron en suerte cuando el kirchnerismo disfrutaba de arcas desbordantes y, en medio de la pelea con Schiaretti y De la Sota, descargaba obra pública en municipios aliados como de Villa María y Leones, dos de las ciudades que más crecieron durante aquellos años. Un regreso implicaría poner en riesgo ese destino de bronce que hoy lo sostiene como uno de los nombres determinantes en la arena política local.

 

Quienes miran para ese lado nombran al secretario de Comercio provincial, Juan Pablo Inglese, y a Verónica Navarro, actualmente con un cargo en la Agencia Córdoba Turismo.

 

En el universo del peronismo más allegado al schiarettismo, también se cuentan dos nombres con un pasado demasiado cercano tanto a Gill como a Accastello. La exintendenta y actual titular de la Agencia Córdoba Cultura, Nora Bedano, y el secretario de Comunicaciones de la provincia, Marcos Bovo.

 

Schiaretti y Bovo, uno de los nombres que suenan

De todo el lote, Bovo parece ser el mejor ubicado y el que, según cuentan en el departamento General San Martín, parece más decidido. Tiene a su favor un trato directo y cercano con Schiaretti y una buena relación con la mayoría de los medios en Córdoba y en Villa María. Su oposición interna también advierte que los años en los que Bovo concentró el manejo del Festival Nacional de Peñas le dieron una buena base de contactos nacionales, que podría activar a su favor. Además, es "uno de los que más camina”, aseguran.

 

Con todo por resolver, el oficialismo villamariense se mueve entre la incertidumbre por la situación general del país y la tranquilidad de sostener una buena consideración sobre la gestión que facilitaría el trámite a la hora de proyectar un sucesor y, parafraseando al actual intendente, desandar el camino para pensar “la Villa María que viene”.

 

Martín Lousteau con Guadalupe Tagliaferri. 
Gabriela Brower de Koning, al frente del debate sobre la movilidad de las jubilaciones. 

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