LETRA PEPE

Cada cual atiende su juego

Fernández volvió de EE.UU. con balance positivo. Busca enfocarse en el Gobierno y quiere fortalecer a Massa. El diálogo con Cristina, cortado.

Aunque Alberto Fernández condenó el intento de magnicidio en la apertura de su discurso frente a la Asamblea General de las Naciones Unidas y en otras ocasiones en su viaje por Estados Unidos, Cristina Fernández de Kirchner se enfocó en Buenos Aires en la defensa judicial en la causa Vialidad, que la tiene como acusada, y en la investigación del atentado que sufrió el 1 de septiembre. Con el Presidente, no cruzó ni un solo mensaje.

 

El Presidente y la vice tampoco hablaron este viernes 23, cuando Cristina terminó su alegato. Fernández vio la transmisión en su despacho de la Casa Rosada, donde llegó minutos después de que la vicepresidenta empezara a hablar. Lo acompañó el secretario general de la Presidencia, Julio Vitobello. Hasta hace pocos días, en la agenda del Presidente figuraba un viaje al interior para la misma jornada, pero el mandatario decidió suspender todas sus actividades para evitar que cualquier intervención suya colisionara con la aparición de Cristina o con la movilización de respaldo a la vice que, se pensaba, podía llegar a organizarse. Finalmente, no se hizo.

 

Al Presidente le pareció que Cristina estuvo “muy sólida” en su intervención. Fernández y la vice no se ven desde el 2 de septiembre, cuando el jefe de Estado la visitó en su departamento de Recoleta, horas después del intento de magnicidio. Ese día almorzaron juntos. Fernández transmitió después a sus íntimos que había sido una buena reunión. No volvieron a reunirse y cada cual se concentró en su propio juego.

 

En Nueva York y en Houston, Fernández apuntaló su propia agenda: relaciones internacionales, economía e inversiones. El Presidente se siente cómodo en el exterior, donde logró hacerse un lugar en la mesa de los jugadores de primera línea y hablar del modelo de desarrollo que piensa para la Argentina de las próximas décadas, alejado de los avatares de la política interna y el diálogo imposible con la oposición.

 

Fuera de las fronteras, Fernández no tiene que lidiar con el protagonismo que ganó Sergio Massa desde su desembarco en el gabinete ni con la centralidad de Cristina, cuyo monopolio político se vio revigorizado a partir del alegato del fiscal Diego Luciani y creció aun más luego del atentado.

 

En Nueva York, el Presidente se ocupó de las conversaciones con el Fondo Monetario Internacional (FMI) y reafirmó su lugar en la discusión mundial en torno a la guerra en Ucrania a partir de su rol de vocero del hemisferio sur como presidente de un país con potencialidad para convertirse en proveedor de alimentos y energía a nivel global y como titular de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (CELAC). En la cena que compartió con Emmanuel Macron y otros líderes regionales, avanzó en conversaciones sobre la posibilidad de armar una mesa de negociaciones de paz en la que el hemisferio sur tenga voz propia por haber sido el más afectado por la escalada bélica en términos económicos. La hoja de ruta que trazaron es secreta, pero Fernández confía en que habrá avances y en que Argentina tendrá una silla entre los protagonistas.

 

Aún después del atentado y de las manifestaciones que hizo Fernández, el Presidente y la vice siguen manejando por caminos paralelos, pero lograron construir una convivencia equilibrada después del desembarco de Massa en Economía. Pese a la falta de diálogo, cerca de Fernández aseguran que el trabajo conjunto se mantiene y que ambos están enfocados en lo que entienden que es fundamental para el Frente de Todos (FdT) de cara al año electoral: fortalecer la gestión económica para que vuelva a poner al espacio en una senda competitiva.

 

 La relación entre el Presidente y Massa está aceitada. El diálogo fluye con naturalidad de manera cotidiana. A diferencia de lo que sucedió con Cristina, Fernández se mantuvo en línea con el ministro durante toda la gira por Estados Unidos. Lo tuvo al tanto de cada detalle en materia económica y de sus conversaciones con Georgieva. Fernández cree que la próxima reunión del directorio del Fondo, prevista para el 7 de octubre, puede traer buenas noticias para la Argentina si Georgieva logra que se trate el tema de los sobrecargos que Argentina empujó en el G20 celebrado en Roma, en 2021.

 

El primer mandatario entiende que es tiempo de enfocar todos los esfuerzos en apoyar la gestión de Massa para ver “resultados concretos” en la economía. Con el ministro trabajó en los últimos días en el proyecto de ley destinado a potencias las inversiones energéticas en Vaca Muerta, que anunció este miércoles, en Houston, frente a un auditorio colmado por empresarios del sector.

 

Ante esa platea, prometió seguridad jurídica y estabilidad en respuesta a los reclamos del sector privado. Como muestra de buena voluntad, en los últimos días dio señales concretas con la decisión de rehabilitar la vigencia del Decreto 929/2013, que contenía beneficios para las petroleras que hicieran inversiones multimillonarias. La norma data del gobierno de Cristina, pero había sido anulada por el macrismo. Ahora, el Gobierno las habilitó a exportar sin retenciones hasta el 20 por ciento de la producción y a girar dólares al exterior por la totalidad de esa operación. Fue después del viaje de Massa a Houston y en la antesala de la visita presidencial, que buscó seducir nuevos inversores. Ahora, se sumará la nueva ley.

 

Fernández también trabajó con Massa en medidas que puedan empezar a generar alivio en la inflación, principal preocupación de la ciudadanía. En Estados Unidos, el Presidente escuchó, de boca de otros mandatarios, cómo el aumento de precios afectó a cada uno de sus países, producto de la guerra. En Argentina, el drama es acuciante. Fernández cree que es el principal problema que tiene que resolver su gestión. Confía en un descenso paulatino y en que en 2023 se cumplirá la meta de inflación del 70% que prometió el ministro.

 

En conjunto analizaron, además, herramientas que puedan garantizar una mejora en los ingresos de la clase trabajadora, una preocupación también central en la agenda de Cristina. La economía muestra características singulares como el crecimiento de la actividad y la baja del desempleo combinadas con alta inflación y salarios que corren desde atrás y están por debajo de la línea que había dejado trazada la gestión de CFK.

 

“El Gobierno tiene que dedicarse a gobernar”, suele decir Fernández ante sus colaboradores más cercanos sobre los meses que vienen y los temas que copan la atención mediática, como el frente judicial de la vice. El Presidente entiende que no hay lugar para una disputa de agendas y busca concentrarse en su propia hoja de ruta.

 

El reactor del mundo 

Fernández cree que el país está ante una oportunidad única para impulsar una nueva etapa del desarrollo y quiere aprovecharla. Como a fines del siglo XIX, cuando una generación pensó el desarrollo del país basado en el modelo agroexportador, dice que la guerra en Ucrania, combinada con los recursos naturales, vuelve a ofrecerle a la Argentina una chance única de diseñar una nueva matriz productiva con la energía como eje central para los próximos 50 años.

 

La gallina de los huevos de oro es Vaca Muerta. Fernández le reconoció el mérito a Cristina por el impulso inicial, con el acuerdo YPF-Chevron, durante el almuerzo en Houston. A eso, quiere sumar el boom del litio, el hidrógeno verde y las energías renovables. La explotación de litio es tema de charla permanente con los gobernadores, ya que los recursos naturales pertenecen a las provincias.

 

“No estoy pensando en las PASO ni en reelecciones ni en cuál es la coyuntura política y personal ni de mi espacio político. Estoy pensando en cómo sacar adelante los problemas que tenemos, que son muchos y todos los días se agravan porque el mundo cada día está más difícil”, dijo el Presidente este miércoles en Houston, en diálogo con los medios enviados a cubrir la gira, entre los cuales estuvo Letra P. En el entorno del Presidente, hay quienes afirman que la expresión es genuina. Fernández quiere enfocarse en la gestión en los meses que quedan por delante para que el FdT llegue entero a las elecciones.

 

En la intimidad, el Presidente también dejó de hablar de reelección, un tema que irritaba por demás al cristinismo. Fernández hace ahora hincapié en la idea de que en 2023 se cumplirán 20 años desde la llegada del kirchnerismo al poder y es tiempo dar paso a la renovación generacional. Trabajará para eso, asegura. Un dirigente que dialoga con Fernández dice que la opción Massa cae como anillo al dedo. Todavía falta.

 

Martiniano Molina
Martín Gill se reunió con cooperativistas del departamento San Justo.

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