EL AMIGO BRASILEÑO

El lado B del acuerdo: festival de importaciones y más presión al peso

Industriales alertan sobre beneficios financieros para productos brasileños y ponen objeciones a la "moneda única". Piden a Massa una revisión.

El plan de Sergio Massa de plasmar en el plano de la economía la sintonía política que mostraron los presidentes Alberto Fernández e Inácio Lula Da Silva empezó a desnudar un lado B. Los industriales argentinos alertaron por competencia desleal de las fábricas que recibirán los beneficios de financiamiento flexible para poder vender desde Brasil más cantidad de productos y con mejores precios; además de reconocer temores por los posibles efectos secundarios que podría generar en el peso la estrategia de "moneda única", en medio de las tensiones cambiarias por las que atraviesa la divisa nacional.

 

Luego del respaldo que distintas entidades de la producción realizaron por el retorno de las negociaciones bilaterales y ante la posibilidad del resurgimiento del Mercosur como plataforma de las negociaciones comerciales con la Unión Europea (UE), algunos sectores comenzaron a pedir un paraguas ante lo que consideran que será un "festival de importaciones" de productos brasileños, que estaban a la espera de una mayor apertura comercial de la Argentina. La frase remite a las denuncias que la vicepresidenta Cristina Fernández de Kirchner había hecho de manera pública para cuestionar al exministro de Producción Matías Kulfas por una presunta ausencia de controles y de protección a la industrial nacional.

 

El presidente de la Unión Industrial Argentina (UIA), Daniel Funes de Rioja, festejó el acuerdo entre Brasil y Argentina, bajo la mirada industrialista de Lula Da Silva en Brasil. El empresario le dijo a Letra P que el retorno de esa impronta del gobierno brasileño  es "muy positiva", aunque se apresuró en aclarar que sus elogios no son "términos de posicionamiento político partidista, sino como señal clara hacia la integración regional, el fortalecimiento del Mercosur y la desburocratización de las relaciones comerciales así como el objetivo de armonización regulatoria y fortalecer el bloque para la inserción internacional".

 

Detrás de escena conviven miradas diferentes. Según pudo saber Letra P, existe una suerte de pacto entre quienes negociaron para evitar que se filtren las incertidumbres y malestares que se evidenciaron puertas adentro de las entidades. Varias empresas temen que los beneficios de financiamiento a la producción brasileña abra el grifo para una lluvia de importaciones, pero con el aval del Ministerio de Economía. "El acuerdo está cerrado, no hay nada que hacer", se lamentó el dueño de una fábrica que, además, alertó que sus costos crecieron ante la falta de insumos importados por la restricción cambiaria.

 

El único que hizo públicas sus quejas fue el presidente de la Cámara que reúne a las industrias ópticas, Norberto Fermani, quien advirtió que la línea de financiamiento de importaciones entre el Banco Nación y el Banco do Brasil podría ocasionar distorsiones competitivas e ingreso de productos terminados que afecten a la industria local". "Esta medida en el sector óptico permitirá que empresas extranjeras compitan deslealmente con la industria local, ocasionando distorsiones competitivas graves", denunció el empresario, y profundizó: "Las materias primas que utiliza la industria óptica son adquiridas principalmente de China, y la preocupación es que se terminen financiando productos terminados de Brasil y sigamos restringidos a producir por la falta de materias primas".

 

Según empresarios y directivos de otras cámaras del sector privado, las pymes serán las que más sufrirán con la apertura comercial con Brasil. El reclamo que le harán llegar a Massa será para ponerle restricciones a los productos terminados y que el financiamiento sirva para el abastecimiento de insumos para la producción local. La "sensación" que tienen, reconocen, es que las grandes empresas, que incluso tienen sede en Brasil, serán las beneficiadas por este acuerdo.

 

El mercado, por su parte, tiene otras preocupaciones a mediano y largo plazo. También, sin entrar en polémicas públicas, operadores y economistas consultados por Letra P prefirieren el off the record para alertar por la acumulación de deuda comercial que, estiman, generará un "agujero fiscal" para el próximo gobierno. "En los últimos meses, por no tomar la decisión de devaluar y por el cepo cambiario, aumentó cerca de 10.000 millones de dólares la deuda por importaciones", alertó un economista que suele tener un ojo en los movimientos financieros y otro en la balanza comercial para medir la capacidad económica de la gestión gubernamental.

 

"La denominada moneda única es una simple línea de financiamiento, lo que implica patear el ajuste para adelante, y también significa que el gobierno que viene deberá que afrontar un problema adicional a los pagos que el país debe afrontar en términos de financiamiento externo", anticipó otro economista consultado, quien además pronosticó un inevitable escenario sombrío: "Termina en una devaluación, en más pobreza, recesión y una posible reestructuración de deuda en pesos".

 

Javier Milei y Victoria Villarruel.
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