En búsqueda de chivos expiatorios, el presidente Javier Milei habló ante el Foro Económico Mundial sin ningún plan económico y lejos de más y mejores inversiones para nuestro país e impuso su narrativa de la construcción de un enemigo. Reabrió discusiones que creíamos, estaban saldadas.
En un peligroso discurso, cargado de generalidades y datos falsos, se hizo presente el odio y se desempolvaron los estigmas del siglo pasado. Milei hizo uso de la figura presidencial frente a los líderes más influyentes del mundo para cargar contra las mujeres, inmigrantes, colectivo LGBTQ+, militantes políticos y activistas ambientales. En nombre de una libertad que solo condiciona y busca limitar y oprimir las vidas de estos colectivos, una libertad que se parece más a una jaula.
Cuando el jefe de Estado irrumpe en la escena política lo hace bajo la promesa de ser una oferta nueva, dejando atrás la “vieja política”, apelando a las juventudes en ilusiones de un futuro material más cercano, tecnológico y novedoso. Sin embargo, lejos de representar lo nuevo y de ofrecer un cambio profundo, es una manifestación de las expectativas incumplidas y la sensación de que el cambio real no ha triunfado.
El Presidente puso el foco en esos avances que, en términos de igualdad, fuimos construyendo en las últimas décadas. Milei está dando una batalla cultural - ganada- favorecido por un contexto de extremo individualismo, en el cuál las conductas sociales están atravesadas por la lógica conductual del mundo digital.
La mirada política y social de las nuevas generaciones
Aunque no pasó desapercibido y rápidamente se manifestaron expresiones de descontento y llamados a ocupar el espacio público con una marcha para el próximo sábado, encuentro un espacio vacío que hay que llenar para impedir que avancen con la neo- vieja cultura porque lo estamos perdiendo todo.
Pertenezco a una generación ampliamente convocada con fines electorales, pero subestimada y negada por los hacedores de políticas públicas. El arco político mira el presente con los lentes del pasado, surfeando la inmediatez nos traen a la actualidad un revisionismo histórico que nos divide y nos distrae, mientras el poder se mantiene oculto en sus privilegios y se aleja de las verdaderas urgencias.
En tanto, no hay claridad para resolver las consecuencias del rumbo económico del gobierno, sin ley de presupuesto no sabemos en qué orden de prioridad está ubicada nuestra generación. En medio de la recesión y ajuste del año pasado, se dispararon los pedidos de subsidios por desempleo un 60% para quienes perdieron el trabajo .
Estos datos importan, sobre todo para quienes tenemos menos de 30 años, lo que es sinónimo de haber transitado toda la vida entre crisis y cambios tecnológicos. Hoy las juventudes debemos recuperar la rebeldía y las ganas de cambiar el mundo, me niego a creer que esta generación es indiferente a los dolores de quiénes tenemos al lado.
Me niego a pensar que ser rebelde es pensar “y bueno, si los viejos se tienen que morir porque no tienen remedios que mueran, porque alguien los tiene que pagar”, como escuchamos en los últimos meses. El accionar político ineficaz que no supo -o no quiso- dar respuestas es responsable de la irrupción de estas expresiones.
Que no es casualidad tampoco que en estos errados conceptos de libertad que tiene el gobierno nacional haya empezado por la educación para lanzar el primer dardo, atacando y definanciando las universidades públicas. Es la educación, la posibilidad de igualar en términos reales, de progresar bajo el auge de la inteligencia artificial y las nuevas dinámicas en el mercado laboral.
Construir una nueva agenda política
Por eso, es necesaria la construcción de una alternativa política que pueda poner en orden las prioridades y lejos de las distracciones, trabajar por las urgencias. Represento un partido político como la Unión Cívica Radical que hace más de un siglo lucha por la educación pública y la ampliación de derechos políticos, civiles y sociales.
Por la misma razón y sosteniendo los derechos que supimos conseguir hay que traer nuevos debates a la agenda política. Volviendo a creer en la política, convocando a esta generación a involucrarse y dejar de mirar para otro lado. La historia y la política necesitan de buenas y genuinas intenciones.
Que quede claro, nos importa la libertad, pero de elegir, sacándole el manto de silencio a las opresiones y a todo tipo de violencias. Porque a la clandestinidad no volvemos nunca más, al closet no volvemos nunca más. Es hora de dejar de discutir el pasado porque el futuro ya está entre nosotros.