OPINIÓN

Tercera huelga de la CGT a Javier Milei: un paro político

Esta semana la CGT protagonizará el tercer paro general de la era Javier Milei. El impacto de este hecho dependerá seguramente del nivel de acatamiento (será determinante lo que pase con el transporte en el AMBA). Es la noticia política de la semana. Este paro se suma a los más de diez que enfrentaron a Raúl Alfonsín, los ocho que hubo durante el menemismo y los ocho en el corto gobierno de la Alianza, los cinco a Cristina Fernández de Kirchner (¡por ganancias!) y los cinco a Mauricio Macri.

Motivos socio-económicos sobran. Un salario deprimido, que no sirve para llegar a fin de mes, y que volvió a caer en este comienzo de 2025. Sueldos que no crecen desde hace diez años: una década perdida para los bolsillos de las y los trabajadores. Un mercado laboral lleno de incertidumbres, con 200.000 puestos perdidos, el interrogante del nivel de impacto del boom de importaciones y una recesión de la que no se prevé salida. Más trabajadores no registrados, más monotributistas, más sobre empleo. Es lógico el paro, lógica la presión de las bases sindicales al impulsarlo.

Sin dudas este es un paro político. No hay que tener miedo a decirlo. Hay pedidos por más salarios, mejores jubilaciones y por el regreso de la obra pública (tal vez también sea momento de volver a hablar de una suma fija), pero, sobre todo, es un paro contra un gobierno de ultraderecha, pro ricos y que tiene en su agenda avanzar sobre conquistas y derechos de los trabajadores.

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El del 10 de abril se entronca con una historia de paros políticos en Argentina. Cómo los que protagonizó Ubaldini al final de la dictadura, los de comienzos de los 70s por la vuelta de Perón, los planes de lucha que con apenas 40 años dirigió Vandor contra Illia y los que se motorizaron para enfrentar el ajuste económico y la represión del desarrollismo de fines de la década del 50. Cada momento se explica por una tensión política determinada.

La CGT en esta coyuntura mileista ha manejado los tiempos, tal vez no con la agilidad que otros esperamos, con un norte defensivo en el que se priorizó proteger a las organizaciones sindicales y sus herramientas paritarias y de seguridad social. Son momentos de aguantar. Lo que no aparece desde hace un tiempo es una agenda a la ofensiva, de más poder popular y mejores condiciones de trabajo. Quizás sea un momento para comenzar a diseñar esa profundización. Por lo menos esbozar.

Este año se cumplen 80 años de otro paro general: el del 18 de octubre de 1945. El comienzo del peronismo. Un gobierno donde el movimiento obrero era protagonista central; donde se hizo efectiva y se profundizó una agenda sindical previa. Sindicatos únicos por rama, negociaciones colectivas amplias y nacionales, comisiones internas poderosas y un Estado árbitro con la balanza inclinada hacia lo popular: todo eso era parte de reivindicaciones pre-peronistas que, luego de una victoria política, se cumplieron entre 1946 y 1955. Se logró con la conducción política de Perón y sindicatos conducidos por jóvenes, con alto nivel de organización y movilización. Hoy, ocho décadas después, parece ser un tiempo defensivo, pero eso no quita que no se pueda darle forma a una agenda a la ofensiva, que sirva como horizonte; en la que se sientan representados los miembros de sindicatos, los registrados, pero también los no registrados.

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El movimiento obrero y la CGT explican en gran medida el hermoso país que tenemos. Un país donde los obreros se acostumbraron a tener niveles de bienestar por encima de la media latinoamericana. El sindicalismo argentino y su historia nos tiene que enorgullecer. Una CGT en la calle enfrentada a este gobierno siempre es una buena noticia. El desafío de cortísimo plazo será capitalizar lo hecho y encolumnar esta movilización obrera bajo la conducción político partidaria del Partido Justicialista Orden Nacional (el principal opositor al gobierno de Milei) y las demás expresiones del movimiento nacional y popular.

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Martín Tetaz (UCR), Ricardo López Muprhy (Republicanos Unidos) y Sergio Eduardo Capozzi (PRO) 

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