Tuvo su cuarto de hora, pero ahora se hace a la idea de quedarse sin la banca. Fue alfil de Horacio Rodríguez Larreta. Hoy es team Mauricio Macri.
Martín Maquieyra, diputado nacional por el PRO, concluye su mandato el 10 de diciembre. Panorama complicado para el partido amarillo en La Pampa.
Maquieyra asumió como diputado nacional del PRO cuando tenía 27 años. Reemplazó a Carlos Javier Mac Allister.
Martín Maquieyra, diputado nacional por el PRO, concluye su mandato el 10 de diciembre. Panorama complicado para el partido amarillo en La Pampa.
Martín Maquieyra, diputado por el PRO de La Pampa, tuvo su cuarto de hora. Fue la estrella electoral de su partido en la provincia, el muchachito de la película amarilla que amenazaba la hegemonía del peronismo. Sin embargo, la política, arte de lo posible, es dinámica.
Hoy, cuesta abajo en la rodada, ya se hace a la idea de quedarse sin la banca en el Congreso y a la necesidad de reconstruir su figura, sus alianzas y su potencial electoral.
El 10 de diciembre termina su mandato y, a no ser que ocurra un milagro amarillo -la política es a veces también el arte de lo imposible- Maquieyra tendrá que buscar nuevos horizontes: la reelección asoma compleja y empinada. En el radar del pibe de General Pico, que ahora ya tiene 36 años, también empezaron a tallar otros intereses, como su reciente paternidad.
Después de la debacle electoral de su padrino Horacio Rodríguez Larreta en 2023, Maquieyra quedó pedaleando en el aire de la interna del PRO. Ahora volvió a recostarse en Mauricio Macri y se muestra como parte del team Mauricio, pero hay vaivenes indisimulables.
En los mejores momentos del vínculo entre El Gato & El León, Maquieyra sonó fuerte como prenda de un arreglo, que implicaba que el gobierno de Javier Milei le daría cobijo en el directorio de YPF. Obviamente, ese fuego se enfrió totalmente.
Después de una foto de verano con Macri, Maquieyra amagó con dar pelea electoral y recorrer la provincia pensando en las legislativas, pero el panorama es confuso. En La Pampa el PRO juega a juntarse con La Libertad Avanza, pero el coqueteo ni siquiera es mutuo, porque LLA en la provincia tiende a respetar la regla de oro de Karina Milei: las “listas puras”.
Maquieyra confesó a Letra P su ilusión de armar en La Pampa “una gran alianza” opositora para terminar con el invicto peronista desde 1983: un rejunte del PRO con LLA, la UCR y Comunidad Organizada. No deja de ser un sueño.
El otro diputado amarillo, Martín “Cato” Ardohain, primo de Pampita, sobreactúa con mayor pasión su alineamiento con el gobierno nacional. Además, “Pampito” tiene la tranquilidad de que a su mandato le quedan otro par de años.
Maquieyra se permitió algunas disidencias con el régimen libertario. Señaló, por ejemplo, su desacuerdo con el show presidencial en Davos y reivindicó la existencia de la figura del “femicidio”.
Ardohain y Maquieyra, de todos modos, ya pasaron a la historia en la provincia como dos de los “héroes” a los que Milei agasajó con un asado porque en el Congreso garantizaron el ajuste sobre el bolsillo de los jubilados.
Sabedor de que la reelección asoma como una quimera, Maquieyra reivindica de todos modos su actuación legislativa: fue promotor central de la Ley Lucio y festejó hace algunas semanas la normativa de “reiterancia”, que se vendió como la herramienta de Seguridad que impediría el “fin de la puerta giratoria” en la Justicia.
También piensa en el futuro. En el PRO pampeano no tiene la sartén por el mango, pero trabaja para instalar como dos de sus delfinas a las diputadas provinciales Celeste Rivas y Noelia Viara. No le salió bien el intento que había hecho con Adriana García, a quien manijeó como intendenta de Pico, pero perdió de modo rotundo en las urnas.
Maquieyra es católico y a grandes rasgos banca a Francisco, el “papa compañero”, porque representa “la justicia social”. Tiene familia de origen vasco francés: su abuelo cayó como ferroviario en la pequeña localidad de Trebolares, en el norte pampeano.
Hubo un tiempo en que Maquieyra parecía llevarse puesto al PJ pampeano. Pegó onda con el electorado de General Pico, la ciudad más grande de ese norte provincial, en la que nació, pero en la que sin embargo residió pocos años de su vida, según chicanean sus contrincantes políticos.
Pico es histórico bastión del peronismo, pero en los años finales del kirchnerismo en el gobierno, el PRO hizo pie con fortaleza también gracias a la figura de Carlos Javier Mac Allister.
“El Colo”, el exfutbolista de Boca, trazó el primer puente pampeano con Macri. Con Maquieyra siempre tuvo una relación tirante, de respeto y reconocimiento, pero de disputa de liderazgos y porciones de poder.
Maquieyra llegó a su banca justamente cuando “El Colo” dejó el Congreso para ser secretario de Deportes de Macri. Era el legislador más joven del país. Tenía 27 años y recién se había graduado como Politólogo en la Pontificia Universidad Católica Argentina.
Maquieyra le encontró el gustito al Congreso y se aprendió algunas mañas. Renovó su estadía en la banca en 2017 después de vencer en una interna a la UCR y le dio un susto importante al peronismo en las generales. Una de sus intervenciones más notables fue la oposición al aborto. Fue reelecto en 2021, ganándole al PJ, y eso parecía abrirle una puerta a las grandes ligas, pero pasaron cosas.
A la luz de los resultados electorales previos y del grito de las encuestas, en 2023 el diputado tenía la gran chance de pelear mano a mano por la intendencia de Pico. Sin embargo, se corrió. No era una apuesta sencilla convertirse en jefe de esa segunda ciudad de la provincia, históricamente peronista, con un gobernador del PJ.
Maquieyra prefirió confrontar por la candidatura a la gobernación contra el radical Martín Berhongaray, aún sabiendo que tenía las de perder. El camino de la intendencia de Pico era acumulación de poder para el futuro. La disputa interna contra la UCR apagó la estrella del muchachito de la película.
El alineamiento nacional terminaría de opacar los fulgores. Maquieyra se define políticamente como “un pragmático de centro” y tal vez por eso quedó tan vinculado a la figura de Rodríguez Larreta. Además, su hermano Juan Ignacio Maquieyra siempre tuvo un rol clave en los armados de "El Pelado".
Martín Maquieyra fue claramente el delfín de Larreta en La Pampa. Ese tiro también le salió por la culata y fue una bisagra en la caída. Un episodio que deja en evidencia, como cuenta el tango, el dolor de ya no ser. El que supo o el que pudo. Aunque la política, dicen, siempre da revancha.