El cierre del plazo para inscribir las alianzas que competirán este año en las elecciones de Santa Fe pondrá en marcha este domingo un calendario electoral libanizado en el que los gobernadores librarán una guerra de guerrillas contra Javier Milei en todo el país. Del más dialoguista al más opositor, comparten la misma certeza: el Presidente va por ellos.
Será una contienda fragmentada en 24 provincias y extendida a lo largo del año durante una maratón de domingos donde la palabra clave será desdoblamiento. Sin embargo, desenganchar los comicios locales del cronograma nacional es la faz operativa de la estrategia de los mandatarios provinciales. Algunos con modos amigables y otros parados de manos, el objetivo que persiguen es blindar sus territorios ante la irrupción de La Libertad Avanza tanto como escapar de la polarización entre Milei y la expresidenta Cristina Fernández de Kirchner, la nueva grieta en la que no tienen nada para ganar ni liderazgos indiscutidos que defender (ni que los defiendan).
La orfandad es uno de los modos de la libertad, podría aducir un filósofo libertario.
Santa Fe, minuto cero de la hora de la verdad
El cronograma electoral por los porotos arranca en Santa Fe este domingo, cuando vence el plazo para anotar las alianzas y frentes que competirán en las elecciones municipales y, en especial, en los comicios para elegir convencionales, que deberán reformar la Constitución provincial. En esas planillas paridas a pura rosca se empezará a develar una de las novelas de 2024: cómo resuelve La Libertad Avanza su relación con el PRO y también con una parte de la UCR. ¿Sociedad o sumisión?
El caso santafesino será la primera muestra y ofrece otra variante. Unidos, el frente oficialista que comanda Maximiliano Pullaro y que integran el radicalismo y el PRO, sondeó oportunamente al campamento libertario para sumarlo a la coalición local, pero no hubo acuerdo. Por un lado, La Libertad Avanza fue robusteciendo con el tiempo un requisito que será un dilema para varios oficialismos provinciales: no quiere diluir su sello en otro nombre de fantasía. Por el otro, Unidos también está compuesto por la fuerza que domina la cámara baja provincial y es socia premium del gobernador: el socialismo, mala palabra para Milei. Por lo tanto, la primera parada libertaria pinta complicada.
En Santa Fe también se verá cómo se traduce en el armado electoral el laberinto de un peronismo astillado y sin brújula que viene de dejar el poder en 2023 en la Casa Gris y en la Casa Rosada. En la previa, florecen mil flores que ponen en duda la unidad. Por si fuera poco, el massismo también muestra sus cartas.
Minas en el calendario de las elecciones
Pullaro decidió alejar lo máximo posible la contienda santafesina de las elecciones nacionales. Santa Fe votará el 13 de abril, fecha de inicio de un cronograma electoral minado en el que los gobernadores van dejando cargas explosivas semiocultas mientras observan cómo evoluciona la pelea con el Gobierno.
El 11 de mayo será el primer superdomingo del año. Salta, Jujuy, San Luis y Chaco irán a las urnas para renovar sus legislaturas. En los pagos de Gustavo Sáenz, Carlos Sadir y Claudio Poggi Milei ganó en los tres turnos electorales de 2023. El radical Leandro Zdero no la tiene más fácil: en tierra chaqueña, el León triunfó por un pelo en el ballotage, pero fue el peronismo, su archirrival, el que se impuso en las PASO y en octubre.
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La fecha elegida por los mandatarios, amigables con la Casa Rosada en lo discursivo y también en el Congreso según reflejó el voto de sus espadas parlamentarias durante 2024, viene con yapa. Aunque desdeñan la contienda nacional, los cuatro llegarán con el resultado local definido a la fecha del cierre de listas para los comicios legislativos, fijadas hoy, con las PASO aún vigentes, para el 25 de mayo. Una carta de negociación en la manga.
Esa ventaja también está en la mesa de análisis del jefe de Gobierno porteño, Jorge Macri. La ciudad de Buenos Aires es la batalla clave del partido amarillo con los Milei, que asedian el bastión donde Mauricio Macri construyó una hegemonía que gobierna desde 2007. El alcalde adelantó las elecciones locales al 6 de julio, pero quiere suspender las primarias. Si lo consigue, podría anticipar las generales a mayo.
El solitario de Javier Milei
Si el desdoblamiento porteño es hijo de la disputa entre los Macri y los Milei, la posibilidad del adelantamiento de los comicios en la provincia de Buenos Aires que empuja el sector alineado con Axel Kicillof es analizado a través del prisma de la pelea del mandatario bonaerense con CFK, que tiene en vilo al peronismo de todo el país. Con todo, ambos casos se inscriben en la lógica defensiva que atraviesa a todos los gobernadores.
Jorge Macri y Kicillof, por obvias y múltiples razones, son quienes más sufren los intentos de los expresidentes por no caerse de los primeros planos. El ingeniero quiere ser el socio de Milei. La doctora, su némesis. La manta corta los destapa a ambos, porque para mantenerse en el pedestal donde hoy señorea en soledad el Presidente (o volver a subirse, según quien lo mire) Cristina y Macri necesitan proteger sus bastiones. Nacionalizar la pelea parece ir justamente en contra de ese último objetivo.
Mientras tanto, Milei no duda. "Los argentinos están muchísimo mejor. Por eso, en este momento los niveles de aprobación de la gestión están en torno al 60% y si las elecciones fueran hoy nosotros sacaríamos el 50% de los votos", sostuvo hace una semana en una entrevista con Bloomberg.
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Respaldado por las encuestas que lo acompañan y por una economía que dejó de crisparse al compás del dólar blue y el IPC, el Presidente gasta a cuenta y la política mayoritariamente no tiene con qué desmentir su vaticinio. Ahora, si las dos Buenos Aires logran encapsular sus contiendas distritales y Macri y CFK se corren del fuego cruzado, ¿a quién le ganará el León en octubre? ¿Le levantarán la mano en soledad en un ring nacional donde no habrá retadores de su categoría? ¿Será una remake de 2011, con un ganador rotundo y un puñado de opositores dispersos?
Cuando todos pierden, la derrota se nota menos. Tal vez esa chapucería subyace en la estrategia de los gobernadores, que tarjetean el año electoral para costear en cuotas, distrito por distrito, fecha a fecha, una disputa que asoma cuesta arriba y que nadie puede pagar de un saque.
Entre quienes salgan airosos, se verá si arman una vaquita para jugar en grande en 2027.