LA GUERRA DEL GAS

Alberto Weretilneck pone el foco en las inversiones para pasar el mal trago de la fallida planta de GNL

YPF usará buques para exportar el fluido, pero el gobernador se aferra al rédito de que las exportaciones sigan adelante. Del impacto en Punta Colorada, ni mu.

Entonces si YPF decide exportar GNL desde el Golfo San Matías con barcos fábrica en lugar de una planta en tierra no modifica en absoluto la cantidad de toneladas de GNL previstas para la exportación, señaló el gobierno rionegrino en su comunicado luego del CEO de la petrolera estatal.

“Esta decisión no significa ningún cambio en las inversiones previstas desde un primer momento”, dijo el gobernador que se desayunó con el planteo del ceo que tiene la empresa de bandera, mientras se dedicaba a firmar acuerdos para obras financiadas en el nuevo bono petrolero en Cipolletti.

En abril del año pasado, se definió que la megainversión que la empresa estatal iba a realizar junto a Petronas en Punta Colorada, descartando así a Bahía Blanca, la perla del sur bonaerense donde las petroleras trabajaban el proyecto desde 2017. Cuando se confirmó, la planta se presentaba como la construcción de la obra de infraestructura más importante de la historia argentina, que iba a permitir la exportación del gas de Vaca Muerta hacia mercados de todo el mundo. Los calculos iniciales hablaron de un desembolso de más de 40 mil millones de dólares en siete años.

Las novedades en el proyecto en la Patagonia

La novedad de que se instalarán seis buques de licuefacción en la Patagonia, lo que permitirá acelerar los plazos y reducir los costos operativos de inversión, no fue motivo de manifestación oficial hasta entrada la noche del jueves. “Esta decisión no significa ningún cambio en las inversiones previstas desde un primer momento con este megaproyecto para nuestra provincia. Río Negro sigue generando las condiciones necesarias para que estos proyectos se desarrollen, posicionándonos en el centro de la escena a nivel país en materia de exportación de GNL”, explicó Weretilneck.

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No habrá planta de GNL en las costas de la Patagonia.

No habrá planta de GNL en las costas de la Patagonia.

“En vez de ser una planta en tierra, son varias plantas offshore (costa afuera)”, había dicho Marín.

Más allá del cimbronazo, la comunicación oficial de la provincia defendió la postura de la petrolera nacional, que “no cambia absolutamente ninguno de los términos de los acuerdos alcanzados oportunamente en la materia”. En la misma publicación, recordaron que “hasta el momento, la empresa no había formalizado ningún proyecto de construcción de la planta, y siempre estuvo bajo análisis de las empresas la forma en que se llevaría a cabo”.

La relación de Alberto Weretilneck con Axel Kicillof

Fundamental para la decisión que llevó a Río Negro una planta proyectada para Bahía Blanca resultó la pelea política del presidente Javier Milei con Kicillof, que terminó por castigar al bonaerense y premiar a Weretilneck, quien apuró la adhesión provincial al RIGI en tiempo récord, abriéndole a la puerta a las empresas inversoras para que desembolsen fondos superiores a los 200 millones de dólares en áreas específicas, como hidrocarburos o minería.

Kicillof se puso al hombro la disputa para mantener los planes originales para que la planta se instale en Bahía Blanca. Sin embargo, chocó contra el juego que el propio Milei sacó de la discusión privada y la llevo a la arena de la batalla cultural. “¿Vos vas a invertir donde está Kicillof? Ni de casualidad”, lanzó en una entrevista con Alejandro Fantino en la que llamó al bonaerense “expropiador serial”. Ese día el destino final de la discusión pareció saldado.

La pelea por la planta de GNL fue una de las razones que explicaron el primer giro político en la relación entre Weretilneck y Milei. Luego de firmar el Pacto de Mayo y cerrar desembolsos para obras, el gobernador cerró la adhesión al RIGI y le sacó cuerpos de ventaja al bonaerense que se esquivaba la idea de pegarse a la ley nacional para presentar una de elaboración propia en su provincia.

El propio Weretilneck sabía que había tomado la decisión correcta y hasta se animó a exponer públicamente el pressing para el que también jugaba el Presidente. En una entrevista con el diario Clarín le consultaron a Weretilneck si “desde lo ideológico lo favorece la posición dogmática de parte de Kicillof y el kirchnerismo” y la respuesta fue contundente: “Sí, nos ayuda muchísimo”.

Lo cierto es que toda la movida, que también llevó a los rionegrinos que responden al oficialismo provincial a acompañar algunos proyectos centrales para el mileísmo en el Congreso, le aseguró a Weretilneck dos obras clave: la construcción de un oleoducto hasta Punta Colorada y la planta que finalmente no se construirá.

Sin embargo, las aguas se apaciguaron con el paso del tiempo. A finales de noviembre, la discusión pareció haberse solucionado con una foto que se dio en Viedma. Kicillof, que había llegado hasta Carmen de Patagones en una de sus recorridas bonaerenses, cruzó el río Negro para encontrarse con Weretilneck. Sellaron la paz, con la nítida intención de cortar de cuajo el conflicto que había generado la Casa Rosada al correr la planta de Bahía Blanca.

Alberto Weretilneck y Axel Kicillof en Viedma noviembre de 2024.png

La imagen fue el desenlace de una batalla de muchísimo lobby, que terminó de manera amistosa. La especulación de un acuerdo entre el bonaerense y Juntos Somos Río Negro (JSRN), como sucedió en la campaña 2023 en el que el partido provincial se jugó a favor de Sergio Massa, fue el primer análisis aquel día, pero no hubo mayores novedades al respecto.

Nuevo esquema en Río Negro

Letra P consultó a fuentes gubernamentales sobre este anuncio y la respuesta apuntó a resaltar lo que avanza, el oleoducto Vaca Muerta Sur por el que YPF, Vista, Shell, Pampa Energía y PAE invertirán un enorme capital, con la participación de otros gigantes de la industria como Techint. Y hasta trataron de calmar ánimos al advertir que el nuevo esquema, con barcos, “acelerará el sistema de inversiones”.

Previo a la novela del día, Weretilneck adelantó que enviará a la Legislatura un proyecto que regule el acuerdo con el consorcio de inversiones. Básicamente, negocia los ingresos que la provincia tendrá por el oleoducto. Como explicó Letra P, esta obra, al igual que la desestimada planta de gas licuado, significaba una de las grandes promesas de su gestión. “Las empresas tienen una rentabilidad enorme. Todos ganan, menos Río Negro. Hay que construir escuelas, mejorar el sistema de seguridad”, advirtió hace un mes.

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