La espada de Rodrigo de Loredo en la Legislatura no se sorprendió con el pase de Luis Juez a LLA. El guiño a la alianza con Javier Milei. Pro y contras.
Alejandra Ferrero, vacaciones y política en el arranque del año electoral.
La radical Alejandra Ferrero es la jefa del interbloque Juntos por el Cambio en la Legislatura de Córdoba, mano derecha de Rodrigo de Loredo y una de las tantas personas que eligieron un destino playero para descansar. Sin embargo, la política no para, menos en un año electoral que se inició con el pase de Luis Juez a las filas de Javier Milei.
La decisión del senador -que dijo que quiere ser el candidato de La Libertad Avanza a la gobernación- no sorprende a la abogada, que llama a la oposición provincial a mantenerse unida. Ferrero interrumpió su momento familiar en Bayahíbe, República Dominicana, para charlar con Letra P de la coyuntura que viene. Las elecciones de 2027 están lejos, pero no tanto, y 2025 será clave.
La legisladora se mostró confiada en las posibilidades de De Loredo para los desafíos que siguen, pero fija condiciones. ¿El radicalismo con las fuerzas del cielo? Sí, siempre y cuando la UCR encabece la lista y lidere el proceso. ¿La gobernación? De eso no hay que hablar, por ahora.
-¿Está a favor o en contra de que la UCR forme una alianza electoral con La Libertad Avanza este año?
-Es un debate que dará el congreso partidario. No le tengo miedo a las alianzas, siempre y cuando las encabece y lidere el radicalismo. Esto garantiza la defensa de las banderas, valores e ideología de la UCR, tal como lo hizo Rodrigo de Loredo en la Cámara de Diputados con la defensa de la educación pública y los jubilados.
-¿Es riesgoso para el proyecto provincial 2027 que Rodrigo de Loredo quede afuera del Congreso?
-De Loredo es un cuadro político muy formado, con un equipazo para gobernar Córdoba y para integrar una boleta de candidatos a Diputados. Sería bueno que él continúe en el recinto y que pueda liderar un proceso electoral como cabeza de lista. Sin embargo, que no abra una boleta no lo descarta para la carrera de la gobernación. Hoy está en carrera más allá de su rol.
-¿Cómo leyó el pase de Luis Juez a LLA y el pedido de apoyo a Javier Milei para la carrera por la gobernación?
-No me sorprende. Juez ya estaba jugando con LLA, con Patricia Bullrich y con el PRO. Respeto que él haya saltado, también respeto la carrera por la gobernación. Cada dirigente, desde su lugar, usará las herramientas necesarias para dar esta competencia.
-¿Cuáles son las cartas del radicalismo?
-La preparación, la formación intelectual, la extensión territorial que tenemos a través de 170 intendentes y más de 360 tribunos en toda la provincia. Me parece que es muy incipiente esta pelea. Ahora, tenemos que concentrarnos en 2025.
-Sin embargo, en el arco político cordobés se escucha que “no hay 2027, sin 2025”. ¿Lo lee así?
-Tenemos que concentrarnos en la alianza y en la opción que les dimos a los cordobeses. La oposición tiene que seguir unida en la provincia. Esta alianza es una opción al PJ anquilosado de 25 años, es una respuesta a la ciudadanía que vive incómoda e insegura. Cada espacio, con sus herramientas, dará la batalla lenta. No es momento para hablar de 2027.
-Martín Llaryora abrirá sesiones este 1 de febrero en el norte de Córdoba. ¿Qué expectativa tiene?
-No tengo mucha expectativa, sabiendo quiénes están del otro lado y cómo se manejan. El gobernador Martín Llaryora, con su discurso en Deán Funes, dará un paso más en mostrar una intención federal, pero todos sabemos que es federal para algunas cosas: cuando tienen que repartir la coparticipación se les va el federalismo y vuelven a ser sectarios.
-¿Cómo imagina la convivencia con el oficialismo en este año electoral?
-El peronismo es un partido político que lo único que ha intentado es cooptar dirigentes. No ha sabido dialogar, censuró, atropelló y extorsionó a la oposición. Este período va a ser más de lo mismo y será peor en un año electoral. Espero que esta oposición siga unida, tratando de sacar proyectos que beneficien y alivianen tributariamente a una ciudadanía asfixiada.