El desafío es cristalizar en un armado electoral lo que ya sucede en la práctica parlamentaria. Tanto el bloque Encuentro Federal, que conduce Pichetto, como los referentes radicales, se mostraron con espíritu colaborativo durante el primer tramo del gobierno de Milei. Reivindicaron el equilibrio fiscal, acompañaron la ley Bases y hablaron de la necesidad de “darle las herramientas” al Presidente para gobernar.
Massot y Santilli
Massot y Santilli en la sesión por la suspensión de las PASO (Pablo Cuarterolo).
Después, directamente decidieron rechazar invitaciones del Ejecutivo. “A la Casa Rosada no vamos, el ámbito para hablar es el Congreso”, mandó a decir Pichetto en la previa de las sesiones extraordinarias, mientras su espacio abandonaba definitivamente el barco de los llamados “dialoguistas”. Lo mismo plantearon los radicales de Manes y Lousteau, nucleados en la bancada que preside Pablo Juliano.
La nueva marca de la tercera vía
El bloque de Pichetto abordó en las primeras reuniones del año la discusión sobre cuándo y cómo presentarse en sociedad. Hubo cierto alivio por la aprobación de la ley de suspensión de las PASO. Este sector piensa que les dará más tiempo para avanzar en el armado electoral que competirá en octubre.
El espacio tiene muchos actores y pocos lugares para repartir. Entre los que conversan para el armado, este año se vencen los mandatos de Monzó, Manes, Randazzo, Margarita Stolbizer, la radical Danya Tavela, todas bancas de la provincia de Buenos Aires. Salvo Randazzo, los demás entraron en 2021 en la boleta de Juntos por el Cambio, un lugar que ya no existe. Habrá que moderar egos.
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Monzó tiene apuro por avanzar. Cree que hay que empezar a mostrar ya mismo una alternativa a Milei que pueda calibrar un discurso que valore logros económicos, pero que reivindique la presencia de un Estado eficiente y rechace, por ejemplo, las expresiones del Presidente en Davos. Se entusiasma con que el espacio se convierta en un dique de contención de los votantes moderados de Milei, que de ninguna forma están dispuestos a migrar a UP. Proclama que existe una demanda por el “centro republicano”, aunque las últimas elecciones se encargan de desmentirlo.
Pese a eso, los operadores no auspician un discurso anti-Cristina. “No somos necios. Putear al kirchnerismo es demodé”, apunta una de las figuras de ese espacio ante Letra P. Será un desafío convencer a miembros como Randazzo, que tiene un encono personal con la expresidenta. El jueves, el diputado disfrutó entre los suyos el quiebre del bloque de UP en la votación sobre la suspensión de las PASO y la exposición de la debilidad de Cristina.
En la provincia de Buenos Aires hay un mundo por explorar. El bloque Acuerdo Cívico UCR-GEN, que responde a Manes, Lousteau y Stolbizer, tiene diálogo fluido con el gobierno de Axel Kicillof y le dio su apoyo en la Legislatura en leyes clave como el Presupuesto 2025, que finalmente no se aprobó por las internas de UP.
Tanto Manes como Lousteau piensan que el radicalismo no alineado con Milei tiene que tender puentes con Kicillof para pensar en el armado de un eventual frente opositor para 2027. El presidente del bloque Claudio Frangul, que responde a Manes, y el diputado Pablo Dominichini, alineado con Lousteau, llevan el diálogo con las espadas del gobernador, Agustina Vila y Carlos Bianco. Quieren ver hasta dónde se anima a ir el mandatario.
Algo similar sucede en la Ciudad de Buenos Aires, donde también la UCR de Lousteau y Emiliano Yacobitti están cerca del peronismo que comanda Juan Manuel Olmos. Piensan en un armado común, al estilo Frente Grande. En ese espacio quedarían también figuras como Leandro Santoro y Matías Lammens y podrían sumarse, en un futuro, Horacio Rodríguez Larreta y algunos de sus exladeros en la Ciudad. Las conversaciones entre todos existen.
En las dos versiones, tanto la porteña como la bonaerense, las pretensiones de diálogo chocan con el mismo escollo: Cristina Fernández de Kirchner y La Cámpora. “No podemos ir a un espacio liderado por ellos”, apuntan los invitados al armado panperonista. El problema son los números: CFK sigue siendo la dueña de la mayoría de los votos de UP.
La vuelta de Horacio Rodríguez Larreta
El nuevo armado del centro contará con una figura de peso en la Ciudad de Buenos Aires: Rodríguez Larreta. El exjefe de Gobierno está entusiasmado con su regreso. Esta semana salió de recorrida por los barrios porteños bajo el rayo del sol. Está decidido a ser candidato a legislador, con el recuerdo de su gestión como eje de campaña.
Sabe que, si se presenta a elecciones, le hará un enorme daño al PRO. Todavía no atendió los llamados que activó el entorno del jefe de Gobierno, Jorge Macri. El macrismo lo acusa de ser funcional a los intereses de La Libertad Avanza (LLA). Larreta no olvida el “destrato” que le hicieron sentir los primos Macri durante la campaña. Dicen que su flamante esposa, Milagros Maylin, tiene todo bien guardado en la memoria: una lista al estilo Jorgelina Cardoso, la esposa del goleador Ángel Di María, que señalaba a los periodistas deportivos que habían criticado a su marido. Por eso, auguran, no habrá reconciliación con el PRO.
Embed - Horacio Rodríguez Larreta on Instagram: "Terminando la semana con los vecinos de Lugano y Parque Chacabuco. Gracias a todos los que se quedaron para charlar un rato!"
En otros distritos también hay rosca. En Córdoba, la referencia es Juan Schiaretti. La pregunta es si el exgobernador será candidato a diputado. Es la mayor expectativa de los operadores del espacio para que el bloque no pierda peso. En la bancada de Pichetto hay tres cordobeses que terminan su mandato en 2025, Oscar Agost Carreño –en uso de licencia en la Legislatura local-, Ignacio García Aresca y Natalia de la Sota. Las mediciones indican que, sin Schiaretti en la boleta, el voto cordobés quedará atomizado entre distintas opciones.
Objetivo Sergio Massa
Los operadores de la avenida del medio –donde se suma también el exdiputado Diego Bossio- sueñan con un regreso a las fuentes centristas de Sergio Massa, a quien consideran integrante “natural” del espacio. El excandidato presidencial, por ahora, no está dispuesto a romper su sociedad con Cristina y Máximo Kirchner.
Pero hay fisuras. Este jueves sus diputados sembraron algunas dudas cuando votaron a favor de la suspensión de las PASO, en contra de la voluntad de la expresidenta. En el Frente Renovador dicen que su posición es histórica, pero a los diputados massistas les dio cierto alivio poder diferenciarse de las posturas cristinistas.
En privado, llevan más de un año diciéndole a Massa que están hartos de la interna de La Cámpora con el resto del bloque. Califican la situación como “insostenible”. El martes, la reunión de la bancada tuvo momentos tensos que dejaron varios heridos. No pasó desapercibida la foto que la camporista Florencia Carignano subió a sus redes sociales, en la que habló de “traidores” en el espacio. Cayó mal.
Massa habla con todos. Pasó el verano con su amigo Monzó en Pinamar y mantiene diálogo con los radicales díscolos. “Sergio volvió al peronismo porque la familia estaba unida. Le servía que estuvieran todos juntos. Si la familia se pelea, ya no le sirve. Para eso, él tiene su propio espacio”, le contó a este portal un dirigente alineado con Manes y Lousteau que habló en las últimas semanas con el tigrense. Se refiere, obviamente, a la pelea entre Cristina, Kirchner y Kicillof que puede hacer volar por el aire a UP.
Un cordón sanitario contra Javier Milei
Si bien el armado del espacio tiene como objetivo inmediato las elecciones legislativas, la cabeza de los operadores ya está puesta en 2027 y en cómo tendrá que hacer la oposición para ganarle a Milei.
Los ejemplos del mundo frente a la ultraderecha muestran el camino. En Brasil, contra Jair Bolsonaro, y en Francia, contra Marine Le Pen, los partidos de izquierda, centro izquierda y el centro armaron un "cordón sanitario" que permitió ganar elecciones y evitar el avance de esos líderes.
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Es probable que lo mismo suceda en Argentina. Las conversaciones avanzan en ese sentido, con interlocutores del kirchnerismo, una parte del radicalismo, el socialismo, Encuentro Federal, peronistas no cristinistas y desencantados del PRO.
La disputa está en quién debería liderar ese espacio y en qué momento podría avanzarse en ese armado, antes de las elecciones, con la fundación de un gran frente democrático o con una alianza de ballotage, como sucedió en Francia.
Las elecciones 2025 empezarán a pavimentar el camino y a definir los liderazgos.