Tras las salidas de la semana pasada, aún no completó su gabinete. El equilibrio interno como estrategia de poder. ¿Se vienen más cambios?
El gobernador Claudio Vidal intenta acomodar las piezas en su equipo de gestión.
Claudio Vidal desanda los días posteriores a la crisis que se llevó puesto a siete integrantes de su gabinete buscando un nuevo rumbo para su gestión en Santa Cruz. Mientras intenta fortalecer la interna y reducir daños después de la partida de algunos de sus laderos más importantes dentro de su armado político, nadie confirma que el éxodo haya terminado.
A una semana de la decisión del gobernador, la provincia todavía no tiene ministros de Salud ni de Trabajo. Esos lugares eran ocupados por dos de las personas más cercanas dentro del equipo de gestión, Ariel Varela y Julio Gutiérrez, uno de los funcionarios que quedó en el medio del episodio que la semana pasada se llevó todas las miradas en el debate político en la Patagonia. Como Vidal, Varela y Gutiérrez tienen origen sindical. El primero, como referente de Salud del sindicato petrolero. El segundo, como titular del gremio de vigiladores.
Los otros casilleros que fueron quedando vacíos se llenaron con nombres surgidos de conversaciones con el radicalismo y el PRO, los aliados de Vidal en el frente que lo llevó a la gobernación en las elecciones de 2023.
El empresario Rubén Martínez asumió como secretario de Turismo en reemplazo de Mario Makic. Al frente de la Caja de Previsión Social fue designada María Belén Elmiger, una de las funcionarias de carrera del armado que ya fue concejal, asesora en la Legislatura, asistente en el Ministerio de Defensa y ya ocupaba un lugar relevante en la estructura de la Caja. El ex diputado radical Sergio Bucci fue designado en la Secretaría de Medios.
El cargo de Bucci aparece como uno de los aspectos centrales para el gobierno de Vidal, que puertas adentro empezaba a debatir la importancia de la comunicación en la estrategia de gestión. De hecho, la disconformidad con el trabajo de Carlos Marcel, un hombre ligado a Oscar Parrilli, fue manifestada abiertamente en más de una oportunidad. “Necesitan a alguien que ponga la cara, un Adorni santacruceño”, dicen en la oposición y advierten que Bucci no tiene experiencia en el área de trabajo que le encomendaron Vidal y sus aliados.
Con todo, el peso que recae sobre el factor comunicacional es una de las constantes cada vez que se quiere ocultar una crisis de gestión a nivel provincial y nacional. Esa situación es la que, según evalúan, sucede en Santa Cruz. En el entorno de Vidal echan mano al argumento de la herencia K y en la oposición hablan de impericia por parte del equipo de gobierno.
A esa realidad se le suma el factor nacional y una realidad general de recesión y recortes que hace que el flujo de dinero al sur del país haya mermado considerablemente respecto de los años anteriores. La situación también explica el posicionamiento nacional de Vidal, a quién en la Casa Rosada siempre tratan de ubicar en el lote de los gobernadores “amigos”.
Esta semana la Legislatura provincial aceptará la renuncia del diputado oficialista Pedro Valenzuela, que deja su lugar luego de haber recibido una propuesta para convertirse en Juez de Paz.
Valenzuela es radical y llegó a su banca en la lista de Somos Energía para Renovar (SER) y ya había intentado separarse de la bancada que responde a Vidal por diferencias con la gestión. Debería ser reemplazado por Nicolás Brizuela, subsecretario del Interior de la provincia. Sin embargo, los últimos movimientos en el oficialismo hacen suponer que Vidal podría pedirle a su ministro de Gobierno, Pedro Luxen, que lo sucedió en la lista que ganó las elecciones el año pasado, que se haga cargo de ese escaño.
La jugada formaría parte de una estrategia con la que Vidal concentraría un mayor poder dentro de su propia gestión, a la vez que impactaría sobre la vida legislativa de Santa Cruz, donde el peso de Luxen, otro alfil petrolero de Vidal, opacaría de modo directo a la figura del vicegobernador Fabián Leguizamón.
De concretarse la partida de Luxen, la dispersión política dentro del gabinete empoderaría también al otro hombre de confianza que Vidal llevó del mundo sindical a la primera plana de la política santracruceña: el jefe de gabinete, José Daniel Álvarez.
Asesor del gobernador en su paso por la Cámara de Diputados y en el sindicato petrolero, Álvarez se sumó a SER en 2019, pero ya había tenido una experiencia previa en la política y directamente en la gestión cuando fue funcionario en el área de Transporte durante el gobierno de Daniel Peralta junto con su tío Jaime Álvarez, que era su jefe directo como ministro de Producción.