El riojano le avisó a su par cordobés que viajará, pero no se reunirán. Una gira militante y empresarial de buenos modales. Caserio y Riutort, sus alfiles.
Ricardo Quintela sostiene su candidatura a la presidencia del PJ.
Ricardo Quintela llegará a Córdoba con un objetivo tan módico como necesario: logar un mayor reconocimiento por parte del peronismo mediterráneo, hoy encolumnado detrás de Martín Llaryora y Juan Schiaretti, adalides de un Partido Cordobés que se define principalmente como antikirchnerista.
En palabras de armadores locales, el gobernador riojano necesita ser “visible”. Pretende mostrarse como opción de construcción en un territorio donde, además de anti-k, es síntesis de múltiples proclamas federales que dan sustento a un PJ cordobés que sigue recelando del puerto.
Con esas premisas en su agenda y buscando aliados contrarreloj, el retador de Cristina Fernández de Kirchner en la interna del PJ, llegará a esta provincia en este miércoles y se quedará hasta la mañana del viernes.
En estas 48 horas encabezará un acto que no prevé masivo, tomará contacto con empresarios locales, mantendrá encuentros con dirigentes que recientemente le han jurado adhesión, visitará medios de variado alcance y tendrá una reunión con la CGT Córdoba.
En la apretada agenda de Quintela no figura una reunión con Llaryora. Barajada hasta anoche mismo, la posibilidad fue descartada por el propio riojano. “No me voy a reunir con el gobernador. Hablé con él ayer (este lunes) para informar que iba a su provincia, por una cuestión de afecto y respeto”, dijo el gobernador de La Rioja al programa televisivo La Mañana con Zuliani.
En el mismo diálogo, el postulante a la presidencia del PJ anticipó que no entrará a la provincia pateando la puerta. “Es una campaña diferente: Córdoba es la provincia más importante después de Buenos Aires en todo sentido, ha tenido dirigentes de real valía como José Manuel de la Sota, Juan Schiaretti y Llaryora”.
Las menciones realizadas por “el Gitano” reconocen experiencias recientes. Por caso, la de Sergio Massa, quien en plena campaña presidencial tocó nervios sensibles. Tras ningunear al entonces gobernador, Llaryora -con un juego que parecía ambidiestro- terminó apelando a una postura anti-k clásica.
Quintela tiene en sus listas a dos dirigentes de fuerte perfil antischiarettista, pero que hicieron las paces con Llaryora en el marco del Partido Cordobés. Se trata de un hombre con buen diálogo con Axel Kicillof, el exvicepresidente del Banco Nación, Carlos Caserio; y la extitular de PAMI Córdoba, Olga Riutort.
De todas formas, el mandatario del NOA evitó hablar de una convocatoria al cordobesismo que, como se sabe, se mantiene alejado de la vida interna del PJ nacional.
Tampoco es casual la admisión de llamados cruzados con el exintendente de la capital. Armadores del incipiente quintelismo señalan que, como hiciera en las presidenciales del pasado año, el también exdiputado “dejará jugar por lo bajo”. Es decir, sin adhesión formal, pero liberando a dirigentes que quieran sumarse a puja interna del lado del "Federales, un grito de corazón”.
Las expectativas de gestos explícitos por parte de los hombres fuertes del cordobesismo son muy escasas, reconocen las mismas fuentes. Mucho menos de Schiaretti, cuyos escuderos siguen viendo al dirigente riojano como parte de una disputa en la que nadie rompe con el denostado kirchnerismo.
Por ende, procurarán sumar voluntades entre sectores de reconocimiento histórico, que también han ocupado intersticios en la disputa entre el peronismo cordobés y los gobiernos nacionales.
El ejemplo válido son los gremios. Este miércoles al mediodía, Quintela participará de un acto que se realizará en el Cispren, el gremio de los trabajadores de prensa. El mismo será encabezado por la secretaria general, María Ana Mandakovic, quien además se desempeña como secretaria general adjunta de la CTA Córdoba.
Los secundará Ilda Bustos, de los trabajadores gráficos, quien también es secretaria general de la CGT Córdoba. Horas después, ella será la anfitriona en una velada con las distintas referencias de la central obrera mediterránea.
Las actividades del postulante a presidente partidario comenzarán el miércoles a las 10 de la mañana. Será con un encuentro, en la remozada Casa de La Rioja, con unos 15 empresarios locales. Algunos se han mostrado cerca del massismo el año pasado. Uno de ellos en particular, Juan Blangino, quien 24 horas después oficiará como anfitrión de la reducida comitiva en la sede de la fábrica, ubicada en Monte Cristo.
Para las 18 del mismo miércoles está previsto el acto central del raid mediterráneo. Se desarrollará en el predio de la fábrica Tazyc, ubicado a la vera de la ruta nacional 9, a la salida de la ciudad de Córdoba.
Los organizadores no prevén una asistencia masiva. Por ello, prefieren hablar de un encuentro con la militancia. La descripción refuerza la necesidad de visibilizar a un candidato desconocido para buena parte de la ciudadanía.
Esa visibilidad es la que buscarán con sendas visitas, ya el jueves, a medios de diverso alcance y audiencia. La primera será a Universo TV, el canal de streaming que posee Carli Jiménez, empresario e hijo de La Mona. Por el momento no hay foto prevista con el ícono cultural cordobés. Luego, Quintela visitará la sede de La Voz del Interior, donde participará de la grabación del programa Voz y Voto, que se emite los fines de semana.
En su fuero íntimo, operadores locales del quintelismo albergan dudas sobre la realización de las elecciones internas, al menos en la fecha prevista, el próximo domingo 17 de noviembre.
A menos de un mes, no se han despejado interrogantes básicos. Como contara Letra P, el PJ no ha acreditado la logística necesaria para una compulsa en que están habilitadas para votar más de tres millones de personas. Tampoco el dinero a tal fin, estimado en 500 millones de pesos.
En Córdoba, según registros de la Cámara Electoral son casi 190 mil las personas afiliadas que podrían sufragar. Informalmente, otras voces reducen el padrón depurado a la mitad.
Con tales especulaciones y el reloj apurando pasos, no son pocos los que creen que las internas deberán esperar hasta el próximo año. La posibilidad no es mal vista por el retador de Cristina, toda vez que debe consolidar un operativo de instalación en todo el país.