Con su pedido al Comité nacional del radicalismo para intervenir la UCR de Corrientes, Gustavo Valdés terminó de detonar la interna que lo enfrenta a Ricardo Colombi. Como viene contando Letra P, la disputa de fondo excede a lo partidario y pone el ojo sobre las elecciones que definirán al sucesor del gobernador, que no tiene reelección en 2025.
La primera consecuencia de fuste horas después de la intervención partidaria, que quedó en manos del santafesino Julián Galdeano, fue el lanzamiento de la candidatura a la gobernación de Colombi, un movimiento que este medio venía anticipando desde hace semanas y que terminó de cristalizarse este viernes. El posteo en redes sociales de la consigna con un jingle de un minuto con letra ad hoc ratifica que no fue una decisión tomada a las apuradas.
Corrientes, a todo o nada
Hasta la semana pasada, Colombi sostenía su estrategia judicial ante un valdesismo que acusaba al tres veces gobernador de buscar la intervención del partido para impedir que Valdés validara su control en el radicalismo correntino. Sin embargo, la tortilla se dió vuelta cuando el juez con competencia electoral Juan Carlos Vallejos dictó una resolución en la que, basándose en un fallo de la Cámara Nacional Electoral, confirmó que el cronograma para la interna es el que fija las elecciones el 18 de mayo y dejó sin efecto la proclamación que el gobernador ya había celebrado.
Entonces, decidido a ir hasta las últimas consecuencias en su pelea por la conducción del futuro de su espacio político, Valdés pidió la intervención del Comité nacional partidario. La respuesta desde la Ciudad de Buenos Aires tardó menos de 48 horas.
Detrás de toda la discusión, aparece la pelea real. Aunque la danza de nombres crece a medida que la elección que definirá al próximo gobernador se aproxima, Valdés quiere que su hermano Juan Pablo se convierta en el candidato del oficialismo. En esa cruzada encuentra algunas resistencias de sus correligionarios que, entre otras cosas, aseguran que el intendente de Ituzaingó “no mide”.
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En la lista de aspirantes también empiezan a sonar con fuerza el intendente de la capital, Eduardo Tassano, y el senador Eduardo “Peteco” Vischi. No son los únicos nombres, pero tampoco una “primera opción” para el gobernador.
En ese contexto, Colombi aceleró y lanzó su primer spot de campaña, con jingle propio, y se prepara para pelear por un cuarto período en el sillón de Ferré.
Ituzaingó y el linaje de los Valdés
Aunque el gobernador se cuida de ungir públicamente a su hermano menor, en el radicalismo y en la política correntina en general, su deseo es un secreto muy poco cuidado. Hijo menor del matrimonio entre Manuel Valdés y Juana Victoria Mosqueda, Juan Pablo asumió como intendente de Ituzaingó, la sede argentina de la represa hidroeléctrica de Yacyretá-Apipé, en 2021, luego de duplicar los votos de Eduardo Burna, que aspiraba a su reelección.
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Gustavo y Juan Pablo Valdés, en el centro.
Los hermanos siempre recuerdan haber crecido en una casa marcada por la discusión política. Su madre fue concejal por el Partido Justicialista y su padre, radical, también fue intendente de Ituzaingó entre 2005 y 2013. Sucedió a su hermano Octavio, que había gobernado la ciudad entre 1997 y 2005. Esa parece ser la experiencia familiar que el gobernador quiere trasladar al ámbito provincial.
Juan Pablo tiene la posibilidad de ir por otro mandato y empardar las gestiones de Manuel y Octavio, pero también hace méritos para proyectarse de la mano del discurso que pregona la necesidad de una renovación y que marcó la impronta de Valdés desde la campaña que lo depositó en la gobernacvión, allá por 2017.
La renovación en Corrientes
Al igual que Gustavo, el valor central de la construcción política de Juan Pablo Valdés se concentra en esa idea de la renovación generacional, que se sustenta en un cuidado trabajo de imagen y una postura pública abierta a la incorporación de nuevos actores al quehacer de la política provincial. En el plano estético, esa batalla también es la base del nacimiento del sello Vamos Corrientes, con el que Valdés quiso mandar a boxes a Encuentro por Corrientes (ECO), el artefacto electoral de Colombi cuya sigla aparece cerrando a modo de firma la imagen posteada este viernes por el exmandatario correntino.
Desde hace tiempo, además de llevar la voz cantante en el reclamo sobre la participación provincial en Yacyretá, Juan Pablo Valdés camina la provincia tras el escudo de la gestión y se vincula con pares de todos los colores políticos. Dice que no lo desvela ser el sucesor de su hermano, aunque alguna que otra vez supo reconocer su interés por avanzar en su carrera política que, por ahora, lo puso al frente de uno de los distritos estratégicamente más relevantes del norte del país.
Su principal problema aparece cuando el radicalismo manda a medir los nombres de potenciales aspirantes para 2025. El hermano del gobernador a duras penas supera los dos dígitos, cuando logra hacerlo. Esa realidad resquebraja la relación de Valdés con sus aliados más importantes dentro del partido, que empiezan a advertir demasiados riesgos en la patriada familiar.
La llegada de Julián Galdeano
Esos riesgos son los que reconoció la conducción del Comité nacional que intervino el Comité Central del radicalismo correntino y mandó a Galdeano para encarar un porceso que debería desembocar en la conovcatoria a internas para definir una nueva conducción provincial.
A contramano de lo decidido por la Convención provincial que responde a Valdés y por una resolución judicial del pasado 1 de octubre, el último presidente del partido en Corrientes fue Colombi, el hombre al que todos miran sabiendo que es el que mejor mide entre los aspirantes del resquebrajado oficialismo. La relación sin retorno con el gobernador hacen inimaginable que el hoy senador provincial puede volver a ser candidato sin experimentar una ruptura. Sin embargo, la apuesta nacional es otra.
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Galdeano viaja a Corrientes gracias al voto de Martín Lousteau que, según pudo reconstruir Letra P, tuvo que desempatar la votación del miércoles por la noche en el Comité nacional. La intervención ya estaba resuelta, pero había que decidir si se nombraba a Galdeano o si se designaba a dos personas, cuyos nombres no trascendieron. Hubo seis votos para cada opción y la intención de Lousteau fue acelerar los tiempos para solucionar el problema cuánto antes.
La salida más lógica sería convocar a elecciones, que es lo que quiere Valdés confiado en el armado que ya tiene listo desde comienzos de abril, aunque primero hay que juntar a las partes y conversar. Del destino final del conflicto no sólo depende la unidad del radicalismo, sino la continuidad en un gobierno que el universo boinablanca cuenta como propio desde hace casi 25 años.