Eduardo Accastello se sumó al lote de dirigentes de Córdoba que suman su aporte para avanzar en el armado que tiene al exgobernador Juan Schiaretti como referente nacional. Con la gestión como razón y excusa, el intendente firmó convenios con Julio Zamora para que Villa María y Tigre intercambien experiencias en políticas de Seguridad.
El acuerdo “tiene por objetivo intercambiar conocimientos, acciones y proyectos en pos de contar con herramientas eficaces al momento de actuar ante hechos que alteren la paz social”.
En la ciudad que queda en el punto medio entre la Ciudad de Córdoba y Rosario, destacan la experiencia tigrense a partir de Central de Monitoreo con más de 2.000 cámaras de videovigilancia instaladas en toda la extensión del distrito y dispositivos instalados en viviendas, comercios, escuelas, medios de transporte y teléfonos celulares que lo convierten en el municipio más seguro y un modelo para el resto del país.
Con todo, no desconocen el espíritu político del gesto del intendente que el mes pasado recibió a Schiaretti y a Florencio Randazzo en el marco del ciclo Ciudades Futuras, el lugar en el que también hizo su reaparición pública Horacio Rodríguez Larreta.
La línea Villa María - Tigre
“Tigre es un modelo a seguir en materia de seguridad y, con Julio analizamos la situación y trabajamos garantizando la paz social de nuestros vecinos”, dijo el villamariense, que la semana pasada viajó hasta el conurbano bonaerense, encuentro que prometió “replicar” en su ciudad.
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Más allá de la Seguridad, Accastello y Zamora tienen una historia similar en su historia con el kirchnerismo. Ambos formaron parte de ese armado que hoy conduce Cristina Fernández de Kirchner a la cabeza del PJ, siendo el cordobés incluso protagonista de una de las partes más virtuosas de ese modelo en el centro del país.
Ambos se fueron y, desde hace ya tiempo, piensan que es momento de dar vuelta la página. Zamora, incluso, sostuvo su jefatura municipal luego de plantarse ante Sergio Massa y ganarle una interna a Malena Galmarini en las elecciones de 2023, cuando su antecesor en el municipio lideraba la boleta como candidato presidencial.
La estrategia de Accastello, en cambio, fue por el costado más amable del acuerdo que reunió a todas las partes del peronismo villamariense para acordar su candidatura en la contienda que definió al sucesor de Martín Gill, que ya había pegado el salto al refresh cordobesista que comanda Martín Llaryora.
La expansión del cordobesismo de Juan Schiaretti
Hacemos, la marca schiarettista, ya es un partido nacional, con armado en una decena de provincias que busca expandirse y que desde hace tiempo quiere hacer pie en la provincia de Buenos Aires.
Si bien su presidente, Randazzo, es nacido y criado políticamente en el territorio bonaerense, el propio exgobernador de Córdoba va habilitando nuevos movimientos que entretejen nuevos acercamientos. La llegada con Zamora es la más reciente y, por lo que se ve, la más activa.
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Eduardo Accastello viajo a Tigre a firmar convenios con Julio Zamora.
Antes, hubo gestos concretos que unieron al intendente de Esteban Echeverría, Fernando Gray, y a Juan Zabaleta, exintendente de Hurlingham, con Llaryora. También hay llegada concreta a sectores del sindicalismo y el territorio que vienen de trabajar con algunos aliados de ese armado, como los diputados Emilio Monzó o Nicolás Massot, que comparten bancada con sus pares cordobesistas o que se sostienen desde la candidatura presidencial de Schiaretti.
El modelo Córdoba
“Las elecciones dieron una vuelta de página a todo el sistema político argentino y en el peronismo tenemos la necesidad de producir una autocrítica por cómo hicimos cosas que generaron que Milei esté gobernando”, dijo Zamora en línea con la lectura que el peronismo cordobés tiene en torno a las razones del desembarco libertario en la política argentina.
En esa línea, el tigrense propone repensar el movimiento, “abrirlo y generar diálogo y puentes con otros sectores políticos”. Desde esa perspectiva define al modelo cordobés como “esperanzador” y asegura que propone un peronismo “renovado” y “moderno” que “deje atrás los enfrentamientos estériles”.