Luego de quedarse con la conducción del Comité Central de la UCR de Corrientes, el gobernador Gustavo Valdés se encamina a imponer al candidato del oficialismo para la sucesión en su provincia el año próximo y se anima a mirar un poco más allá para apuntarle a la conducción del Cominté Nacional del radicalismo.
“Tenemos que poner de pie a la Unión Cívica Radical en toda la Argentina”, dijo días atrás, eufórico, al celebrar el triunfo en su provincia y lanzó una convocatoria específica. “La UCR tiene que tener de la mano de sus gobernadores y a sus dirigentes nacionales", marcó Valdés, en un mensaje que pareció destinado al titular partidario, el senador porteño Martín Lousteau, que sólo cuenta con el respaldo de uno de los cinco mandatarios provinciales boinablanca.
“Somos el único partido político que tuvo éxito en la Argentina porque trajo democracia para siempre y la democracia todavía tiene materia pendiente con la sociedad", resaltó el mandatario en medio de una crisis histórica que vuelve a exponer un partido dividido con una conducción atomizada que se expresa, por ejemplo, en los bloques separados de la Cámara de Diputados.
El desafío inmediato de Gustavo Valdés
Más allá que nadie en el entorno de Valdés entiende que la conducción del Comité Nacional sea una urgencia para el gobernador, el correntino entiende que el triunfo en su provincia puede empezar a marcar un camino para todo el país.
Sabe que tiene la inminente tarea de revalidar el apoyo de las casi 34 mil personas afiliadas que lo votaron este fin de semana en las elecciones internas de su provincia, pero es consciente que el año que viene terminará su segundo mandato con números de aprobación altos, tras convertirse en 2021 en el gobernador más votado de la historia de Corrientes.
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El primer paso para proyectarse más arriba es demostrar que su capacidad de gestión también puede certificar capacidad de conducción. Quiere imponer el nombre de su sucesor y desea que esa persona sostenga la agenda de renovación que él mismo se propuso cuando sucedió a su ahora rival, Ricardo Colombi, siete años atrás.
A partir de allí, podrá pensar qué hacer. Corrientes pone en juego el año que viene tres bancas en Diputados y el gobernador tiene la oportunidad de jugar fuerte para desembarcar en la cámara baja. También es posible que, en tren de ponerse al hombro la campaña provincial, pueda aspirar a encabezar algunas de las listas para la Legislatura provincial, aunque ese esquema por ahora suena más lejano.
El perfil de la UCR
Con los vaivenes particulares que generó el huracán libertario a lo largo del primer año de Javier Milei en el Presidencia, Valdés fue uno de los gobernadores más dispuestos a abrir el diálogo con el Presidente. Su hombre más cercano en el Congreso, el senador Eduardo Vischi, es el titular de la bancada radical en la cámara alta y se convirtió en uno de los personajes claves para la negociación con el oficialismo.
Esa posición de Vichi chocó muchas veces con el perfil netamente opositor que eligió asumir el presidente del Comité Nacional, Martín Lousteau, a quién Valdés enfrentó en la interna radical del año pasado en la que el porteño finalmente se quedó con la conducción partidaria.
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Gustavo Valdés fue el primer gobernador que tuvo una foto con Javier Milei en su provincia. No lo invitó él, pero Corrientes fue el primer destino del libertario luego de asumir en la primera magistratura.
En esa cruzada, el correntino recibió el apoyo de Alfredo Cornejo, otro de los gobernadores radicales que cuestiona abiertamente la intransigencia del senador porteño. Entre los mandatarios, Valdés tiene una inmejorable relación con el chaqueño Leandro Zdero y, como ya contó Letra P, viene construyendo un vínculo cada vez más sólido con el santafesino Maximiliano Pullaro, considerado entre los referentes de Evolución, el espacio de Lousteau en la interna boinablanca.
Así se completa un mapa en el que el gobernador teje redes que extienden su representatividad a lo largo del país. Volver a pujar para quedarse con la conducción de la UCR no aparece, entonces, como un objetivo demasiado disparatado. Debería elegirse el año que viene y, en ese contexto, será crucial lo que suceda en las elecciones nacionales y provinciales.
La victoria contundente en Corrientes
El gobernador le ganó la interna al sector de Colombi sin la necesidad de votar. El proceso estuvo plagado de chicanas y trabas judiciales, hasta que finalmente Valdés pidió la intervención del Comité Nacional, que envió al santafesino Julián Galdeano para que se pusiera a la cabeza de la organización de los comicios.
El ricardismo presentó una lista, pero se quedó a la espera de un amparo que pedía suspender la contienda. La Cámara Nacional Electoral rechazó el recurso y el espacio decidió bajar la lista porque, entiendían, no estaban dadas las condiciones para una “elección limpia”.
Sin embargo, como la lista que encabezó Alejandra Seward estaba oficializada y la elección organizada, se votó igual. La lista de Valdés, Vamos Radicales, superó el 99,6% de los votos y se consagró con el apoyo explícito de casi 34 mil afiliados.
Ahora, Valdés va por todo y quiere que el radicalismo sea protagonista. Con la elección consumada, ordenó continuar y profundizar la campaña de afiliación que había puesto en marcha en la previa de la interna y que llevó a que el radicalismo anote unos 87 mil afiliados en Corrientes.
“Quiero que tengamos 150.000 afiliados convencidos de que estamos por el camino correcto y que todavía tenemos mucho por andar”, dijo durante los festejos.
Y va.