La Casa Rosada no quiere una influencia directa del expresidente en el inicio del año electoral. El caso de CABA y el argumento de Karina Milei.
El gobierno de Javier Milei en tensión permanente con Mauricio Macri
En medio de la pelea entre sus entornos, la relación entre Javier Milei y Mauricio Macri atraviesa su peor momento. En el Gobierno no están dispuestos a ceder y, por el contrario, redoblan la apuesta al advertir que en el inicio de un año electoral no sumarán al gabinete a dirigentes que respondan de manera directa al líder del PRO.
La decisión, que construyó con metódica determinación Karina Milei para cuidar los intereses políticos y de gestión de su hermano, se inscribe no sólo en la idea de incorporar elementos del partido amarillo al Gobierno, sin que eso signifique una negociación directa con Macri, sino, también, en el hecho de que observan una falta de reciprocidad por parte la administración porteña.
"¿Cuántos ministros nuestros designó Jorge Macri en la Ciudad?", se preguntó con ironía, ante Letra P, una fuente de la Casa Rosada, que suele repasar los nombres de los ministros libertarios que pasaron por la gestión de Juntos por el Cambio, como Patricia Bullrich (Seguridad), Luis Petri (Defensa), Federico Sturzenegger (Desregulación y Transformación) y Toto Caputo (Economía).
Ante esto, si bien el jefe de Estado no desea romper por completo los vínculos con el expresidente porque aún valora su respaldo electoral en su primer año de gestión, desde hace un tiempo comenzó a irritarse con los titubeos del PRO a la hora de acompañar sin reparos sus medidas de Gobierno. De hecho, se convenció que no es tan necesario un acuerdo entre ambos para ganar las elecciones en 2025, tal como venía describiendo la secretaria General y Santiago Caputo.
Tanto Karina como Caputo, según cuentan en los pasillos de Balcarce 50, fueron claves para que el jefe del PRO no avanzara sobre el Gobierno, después de haberle pedido al Presidente el manejo de ANSES, PAMI y la Hidrovía, un negocio millonario que el macrismo tenía en la mira hace tiempo.
Pese a desechar un acuerdo de cúpulas, el entorno presidencial apuesta a sumar a sus filas a algunos de los principales dirigentes del partido amarillo. Los dos más representativos, que suelen ser mencionados con regularidad en los pasillos de la Casa Rosada, son Cristian Ritondo y Diego Santilli. La idea es convencerlos de pasarse a las fuerzas del cielo sin que eso signifique una negociación directa con Macri, a quien prefieren lo más lejos posible de la Casa Rosada.
A esta tensión casi natural entre LLA y el PRO, se le superpone un nuevo obstáculo. En el ecosistema amarillo se suele mencionar un principio de acuerdo entre ambos diputados bonaerenses, donde Ritondo se quedaría con la conducción del PRO de la provincia de Buenos Aires y Santilli integraría una de las lista para renovar su banca.
Todo indica que en un futuro cercano sus intereses políticos volverán a chocar, pese a la extensa amistad que los une: tanto Ritondo como Santilli quieren ser candidatos a gobernador en 2027. Desde 2023 no se ponen de acuerdo. El equipo del Colorado cree que su referente tiene mayores posibilidades de ganarle al kirchnerismo en las urnas.