El gobernador de Córdoba, Martín Llaryora, decidió cambiar el escenario de la apertura de sesiones y eligió Deán Funes, a 120 kilómetros de la capital, como la posta para inaugurar el año político. Naturalmente, el pasilleo propio de este evento tan esperado por el cuerpo legislativo se trasladó a los comedores ubicados a la vera de la ruta 60.
La UCR hizo previa, pero también tuvo su after. Una tabla de masas secas y fiambres de la indiscutible calidad del norte cordobés se ubicaba en el lateral de la mesa redonda que dispuso la organización del partido, a cargo del presidente de la fuerza, Marcos Ferrer. Sin embargo, la perla preciosa de la merienda -en la calurosísima ciudad cabecera del departamento Ischilín- fue la soda y el agua fría.
La temperatura ambiente no se comparaba con la política. Después de la conferencia de prensa de rigor, se cerró la doble puerta de madera de roble del restaurante para dar inicio al debate. Y entre el eau de madera ahumada y grasa bovina propio de estos palacios gastronómicos, el intendente de Río Tercero empezó a bajar línea.
Los mandamientos de Marcos Ferrer
El intendente insiste con abuenar al radicalismo y evitar las peleas fraternales para que no se los devore el peronismo. Dejó reglas de convivencia claras. A saber:
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Rodrigo de Loredo y Marcos Ferrer encabezaron una cumbre radical en Deán Funes.
De Loredo tomó el micrófono luego de ser alabado por la anfitriona del norte, la diputada Soledad Carrizo, quien felicitó al diputado por la puntualidad con que llegó a la tertulia vespertina.
Los mandamientos de Rodrigo de Loredo
El excandidato a la intendencia capitalina respaldó la intervención de Ferrer, que este sábado tuvo la apertura de sesiones en la localidad que gobierna y que dejó algunas huellas de la pelea por la sucesión de Río Tercero.
De Loredo cambió la expresión “partido de centro” por “partido de la razonabilidad”. El dirigente pidió a la dirigencia boinablanca “pragmatismo” si el objetivo es ganar elecciones.
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Está claro que para el diputado no hay 2027 sin 2025, pero fue extremadamente cauteloso a la hora de hablar de una alianza con Milei en la conferencia de prensa, pero también en el encuentro privado con la dirigencia.
Está claro que el verdadero objetivo de esta movida es la silla de Llaryora. De Loredo le pidió a la tropa que mantenga la unidad y habló muy bien de Luis Juez. Le hizo un guiño al intendentismo que se saca la foto con Llaryora.
Al fin y al cabo, la idea es fortalecer los más de 130 municipios que gobierna la UCR. No importa de dónde sale la plata.
Luis Juez hizo rancho aparte
Ese mismo concepto les bajó Juez a su tropa congregada en el Parador Argentino. Empieza a sobrevolar un uso estratégico de la mano amiga del cordobesismo, pero también del hecho que el Ejecutivo le haya puesto el ojo al postergado norte provincial.
“No se coman el amague, pasaron 27 años para que un gobernador venga a Deán Funes. Acá no hay agua, no hay trabajo”, le dijo a la dirigencia juecista del norte cordobés.
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El senador por Córdoba, Luis Juez, reunió a su tropa antes de la apertura de sesiones a cargo de Martín Llaryora.
El senador aseguró que Llaryora eligió la ciudad porque en Córdoba llegaron cedulones con el 400% de aumento.
Aprovechó el scrum para comunicar su decisión de bancar al gobierno de Milei. El Frente Cívico es verticalista, pero sigue el manual de los buenos modales internos. Como con De Loredo, con quien compartió un cálido saludo antes de entrar al Centro Cultural que oficiaría de Legislatura transitoria. Buenos modales al fin y poca rosca conjunta.
El after de la tropa de Martín Llaryora
La Parrilla de Yiyo puede hacer gala de la transversalidad de su clientela del primer sábado de este mes. Por la tarde fue la sede del encuentro radical y, por la noche, recibió a la dirigencia cordobesista que degustó los cabritos a la estaca que empezaban a cocinarse cuando De Loredo y Ferrer ordenaban a la tropa en el arranque del año electoral.
El bloque oficialista llenó la mesa central a la que se acercaron el ministro de Gobierno, Manuel Calvo; su par de Desarrollo Social, Laura Jure; los intendentes Marcos Torres (Alta Gracia) y Guillermo de Rivas (Río Cuarto), y el secretario general de la gobernación, David Consalvi.
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Miguel Siciliano y Facundo Torres, integrantes del bloque oficialista.
Animados por el vino Malbec, las empanadas fritas y el cabrito, mostraron su satisfacción con el discurso del gobernador. “Los avasallamos con datos”, decía un peronista a quien ya se le empezaban a poner colorados los cachetes por el alcohol.
El encargado del brindis fue el presidente provisorio de la Legislatura, Facundo Torres, hermano del intendente. “Hacemos Unidos por Córdoba tiene muchos años por delante y un gran equipo en cada rincón de la provincia”, les dijo a las 50 almas arrojadas a los sabores del norte.
El otro after y la crítica libertaria
A pocos metros, la UCR tenía su cena de cierre en el Quincho de Lludgar. Una parrillada completa fue el menú elegido, que se acompañó con vino. Un grupo de música folclórica amenizaba la sacada de cuero al gobernador.
La lista de participantes fue la de la tarde, con dos bajas de los bloques rupturistas: Dante Rossi y Graciela Bisotto. Se sumó Brenda Austin, a quien casi no la dejan entrar porque coincidió con el ingreso de Llaryora al recinto improvisado en el centro cultural. La legisladora había participado de la marcha del orgullo antifascista.
El tono de este encuentro fue más relajado y dominado por la chicana. Entonaron las estrofas de la marcha radical.
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La tropa libertaria como llegó, se fue. El diputado Gabriel Bornoroni volvió a la capital provincial molesto por el discurso de Llaryora. “No aprendió la lección. En lugar de bajar los impuestos, ataca a Milei”, disparó mientras atravesaba el laberinto de vallas de seguridad.
Pasó una apertura de sesiones más. Como siempre, unos festejan, otros cuestionan, pero esta vez todas las fuerzas se fueron con la panza llena.