Axel Kicillof deberá lidiar con la negociación por el Presupuesto 2025, clave para un año electoral, en medio de una tormenta perfecta: un gobierno nacional que asfixia a Buenos Aires, una interna dentro de su propia tropa con la Legislatura manejada por Máximo Kirchner y Sergio Massa, y una oposición que busca posicionarse mientras lidia con sus propias crisis.
Este combo explosivo será una prueba de fuego durante las próximas semanas para el gobernador que busca emanciparse de Cristina Fernández de Kirchner.
Este lunes se abrirá la discusión con la presencia del ministro de Economía, Pablo López. Revelará los detalles del Presupuesto y de la ley impositiva en la Legislatura. Superada la etapa de explicación técnica, las negociaciones políticas por parte del Ejecutivo bonaerense las llevarán adelante, como se hizo hasta ahora, la vicegobernadora y titular del Senado, Verónica Magario y la secretaria General, Agustina Vila.
En la conversión con propios y ajenos, a estos dos textos se le sumarán otros temas que serán utilizados como prenda de cambio. Entre ellos están los cargos judiciales; las autoridades de la Cámara de Diputados para que el massista Alexis Guerrera asuma en lugar del aliado de Kirchner, Alejandro Dichiara, lo que implicará la renegociación también de las cuatro vicepresidencias; la reforma electoral y el eventual regreso de la reelección indefinida de intendentes y legisladores, por nombrar algunas.
Javier Milei con la motosierra sobre la cabeza de Axel Kicillof
Si bien Kicillof pudo lidiar con la gestión durante el primer año de mandato con Milei sentado en el sillón de Rivadavia sin presupuesto, tener la norma aprobada para el próximo año será clave para el gobernador, con un horizonte presidenciable, que deberá atravesar un año electoral con la Casa Rosada descargando todo el ajuste posible sobre la provincia. Kicillof es el enemigo público número 2 del Presidente, apenas por detrás de CFK.
Según informó el gobierno provincial, al mes de julio la Casa Rosada ya le había recortado a la provincia más de $6,3 billones. A eso se suma el histórico reclamo de los diferentes gobernadores bonaerenses por la coparticipación. Mientras Buenos Aires aporta el 40% de la recaudación nacional, recibe apenas el 22%.
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Axel Kicillof en la Casa Rosada
En este marco se vuelve central para el kicillofismo, además, la ley impositiva que será la que establezca, entre otros, cuánto podrá aumentar los impuestos provinciales el gobernador para compensar la pérdida de fondos nacionales y la baja en la recaudación en algunos sectores afectados por la recesión.
Además, debió confeccionar un Presupuesto a ciegas, ya que el ministro de Gobierno, Carlos Bianco, marcó recientemente que la ley de leyes enviado por Milei al Congreso “es un dibujo” y que la administración bonaerense debe tomar esos lineamientos para su propia norma pese a saber que “no se van a cumplir”.
La legislatura en manos de la sociedad Máximo Kirchner - Sergio Massa
Este año, Kicillof no deberá lidiar sólo con el reclamo de la oposición o los pedidos de fondos de los intendentes, sino que además deberá encontrar mecanismos para tener un diálogo fluido y fructífero- primero- con la tropa propia en medio de una pelea interna que está al rojo vivo y que encuentra al gobernador sin diálogo con la expresidenta y con su hijo.
Máximo Kirchner y Massa tienen el control de la legislatura. Son los que más legisladores y legisladoras controlan y ocupan la presidencia de diputados y las jefaturas de bloque en ambas cámaras. Así seguirá siendo el próximo año.
La disputa entre CFK y Kicillof tensiona los bloques de UP en la Legislatura y está bien divido el reparto de camisetas. El tigrense será en gran parte la llave para destrabar posibles conflictos ya que tiene diálogo fluido con ambos bandos.
Kicillof en la Legislatura Grande.jpeg
Este miércoles, hubo una reunión entre López y representantes legislativos del oficialismo. Estuvieron, entre otros Dichiara, Magario, Guerrera, el titular del bloque de diputados, el camporista Facundo Tignanelli, y su par en el senado, Teresa García, además del diputado massista Rubén Eslaiman, y el legislador Juan Pablo de Jesús, entre otros. El hermetismo, tras el cónclave, fue total.
En la gobernación esperan que la pelea interna no interfiera en la gestión ni en el funcionamiento de la Legislatura, sin embargo no tienen garantías. En diálogo con Letra P una fuente del ejecutivo bonaerense marcó con preocupación que se haya roto “el acuerdo” luego de que el intendente de Lanús, Julián Álvarez, saliera a decir públicamente que la provincia no envía fondos al municipio.
En este marco de división interna y desfinanciamiento, Kicillof deberá discutir además con los intendentes peronistas los recursos que llegarán a los municipios, algo que cada año tensa las negociaciones, pero especialmente cuando se trata de fondos para años electorales. Los distritos también sufre nla motosierra libertaria y sus alcaldes necesitan mostrar gestión para poder imponerse en los cuartos oscuros.
Una oposición atomizada que busca posicionarse
Finalmente, el gobernador deberá lidiar con la oposición para tener la ley de leyes ya que no tiene mayoría propia en ninguna de las cámaras. Lo hace con una oposición que está dividida, atravesando sus propias crisis, y que a la vez busca mostrarle los dientes a Kicillof para posicionarse de cara a la elección del próximo año.
La oposición más dura que enfrentará el oficialismo está en La Libertad Avanza (LLA) que expandió su bloque en diputados al incorporar a la tropa de la ministra de Seguridad, Patricia Bullrich, por lo que llegó a 12 bancas. También se asoma el PRO, que busca no ser furgón de cola de los libertarios tendrá una posición firme. Los amarillos son 13. En el Senado, entre las dos fuerzas, juntan 13 escaños.
Una puerta abierta de negociación podría encontrar entre los radicales, aunque los boina blanca enfrentan también su propia crisis tras la judicialización de la elección interna. Kicillof tiene buen diálogo con los intendentes de la UCR y podría tener un encuentro con el Foro en los próximos días. Los libertarios blue también serías proclives a una negociación.
El panorama atomizado en la Legislatura es un condimento más de la tormenta que se cierne sobre un Kicillof que, a lo lejos, mira el 2027.