Victoria Villarruel termina su primer año como vicepresidenta enfrentada con Javier Milei, una situación comparable a la de Julio Cobos y Daniel Scioli. Sin peso en el Senado ni respaldo dentro del Gobierno, la vicepresidenta promete no sacar los pies del plato y su único sostén es un sector de la juventud libertaria, que contiene mediante cargos en la cámara alta del Congreso.
Como explicó Letra P, la coordinadora nacional de la juventud de Villarruel es Abril Fernández Soto, aunque la cara visible es Juan Martín Donato, director de Atención Ciudadana de la cámara alta. En esa área reviste el resto de los villarruelines, como los describió la vicepresidenta cuando los saludó por las redes sociales.
La tropa original la completan Ramiro Cura, Agustín Barbeito, Iván Dorensztein y Bruno Romero, entre otros, quienes inundaron las redes de selfies en el último año. En el Senado, los villarruelines son conocidos: en cada sesión, se ubican en uno de los palcos centrales para aplaudir a la vice. También se muestran en cada evento del Congreso en el que aparece Villarruel, como en la jornada de productores de yerba de este martes.
A este grupo se había plegado un exasesor que fue echado hace tres meses por "conductas indecorosas", según describen en el equipo de la vice. Este lunes, la salida del Senado del militante libertario generó un nuevo round de Villarruel con la diputada Lilia Lemoine y el periodista Javier Negre, quienes empezaron a atacar a la juventud villarruelin, aunque no descubren sus armas: sus cuentas en redes sociales tienen pocos seguidores, entre ellas la llamada La Derecha Argentina (@derecharg). Lemoine argumenta que no entiende como Villarruel tiene miles de interacciones con ese escaso volumen de respaldo 2.0 y sospecha que contrató bots.
Estas denuncias enfurecieron a la vice, quien pasó el lunes respondiendo ataques de los trolls libertarios en Twitter. Hasta se cruzó con Alejandro Sarubbi Benítez, el abogado del youtuber Daniel Parisini, conocido como Gordo Dan, cercano a Santiago Caputo y promotor del fuego amigo contra la vice.
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El futuro de Victoria Villarruel
La tensión con Milei se reinició con una entrevista que el Presidente brindó hace un mes, en la que sostuvo que ella "no tiene ninguna injerencia" en la administración libertaria; y luego escaló sin pausas. Este viernes, volvió con denuncias sobre irregularidades en el traspaso de mando durante la sesión en la que se expulsó a Edgardo Kueider y que obligaron a Villarruel a romper el silencio. El domingo, a través de un largo posteo, aclaró, por si hacía falta, que no saca los pies del plato y que en 2025 apoyará a La Libertad Avanza.
Eso sí, en su entorno no ocultan que buscará colar a los villarruelines en las nóminas, una misión imposible si no logra acercar posiciones con MIlei, pero que intentará de todos modos. “Se resolverá en su debido momento. No tenemos ansiedad, sino templanza”, fue la respuesta de los voceros de la vicepresidenta, sobre la negociación por las listas. Tienen una carta para mostrar: las encuestas siguen siendo favorables a la vicepresidenta.
El año pasado, Villarruel logró ubicar en la nómina de Buenos Aires al diputado Guillermo Montenegro, de quien luego se distanció. Era su asesor político y nunca fue reemplazado. Fue quien coordinó la sesión que repartió autoridades en diciembre.
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Victoria Villarruel rezando.
Por aquel entonces, la vicepresidenta era parte del Partido Demócrata, una de las fuerzas que aportó la construcción del frente que llevó a Milei a la presidencia, que ya no será necesaria porque el sello de LLA funciona como partido propio. La lapicera estará a cargo de Karina Milei, principal rival de la vice.
Si queda fuera de la campaña, Villarruel no prevé romper con Milei, pero el destrato que reciba explicará sus futuros gestos de diferenciación, si es que se repiten.
Senado, cerrado
Milei no oculta que quiere que la cámara alta no funcione hasta diciembre de 2025, para cuando imagina un recinto que tenga mayor presencia libertaria. El oficialismo viene del traspié del último jueves, cuando la vicepresidenta no logró evitar la expulsión Kueider, un senador peronista que ofició de aliado. El plan de Villarruel era que fuese suspendido para evitar que la banca la ocupara Setefanía Cora, de La Cámpora. Lo intentó hasta último momento: reunió a los jefes de la oposición dialoguista y terminó a los gritos con Luis Juez (PRO) y Eduardo Vischi (UCR) claves para que LLA tuviera alguna posibilidad de reunir cuórum sin ayuda de UP.
Sin Kueider, el recinto tiene un máximo de 37 votos si se excluye al peronismo, lo justo para el cuórum. La vicepresidenta no controla ese lote y ya empezó a tener problemas para la interlocución. Los partidos provinciales, por caso, no tienen garantías de que hablar con ella es quedar bien con el Gobierno, que es lo que buscan. El bloque Provincias Unidas, que quedó con cinco miembros tras la salida de Kueider, el nexo es Caputo, quien también imparte órdenes al jefe de LLA en el Senado, Ezequiel Atauche.
De esta manera, las chances de que haya un 2025 con el Senado cerrado son altas. Villarruel no puede hacer mucho. Sólo la acompaña su juventud.