Lo acusó de cometer una "estafa política" con la amenaza de intervención y una "estafa piramidal" con el acuerdo con el FMI. El Libragate, omnipresente.
Axel Kicillof, en la Legislatura bonaerense.
Axel Kicillof hizo lo que la oposición le pidió que no hiciera: usó la tribuna de la Legislatura bonaerense para guerrear con Javier Milei y postularse a primer opositor. Lo hizo eligiendo quirúrgicamente una palabra clave: "Estafa". El mensaje central del discurso de apertura de sesiones es inquívoco: el Presidente es un estafador.
El gobernador de Buenos Aires consideró que Milei cometió "una estafa política" al "utilizar el poder que otorga el pueblo para atacar a la democracia".
Además, dijo que el acuerdo que el Presidente negocia con el Fondo Monetario Internacional (FMI), que será enviado al Congreso "en los próximos días", según anunció el jefe de Estado el sábado a la noche ante la Asamblea Legislativa, es "una estafa piramidal" porque "la plata se la llevan unos pocos".
De esta manera, Kicillof vertebró los párrafos más duros de su discurso sobre una palabra que vincula al Presidente con el escándalo de la criptomoneda, que es considerada una estafa incluso por funcionarios importantes de la administración de Donald Trump, como Mauricio Claver-Carone; que pone al jefe de Estado frente a una tormenta judicial de alcance impredecible que se gesta en Estados Unidos y que ha puesto en cuestión la honestidad del mandatario, su activo más importante en la construcción del relato anticasta.
Se sabe: la sospecha de una maniobra fraudulenta pasible de una sanción penal es la mayor preocupación de la Casa Rosada derivada del escándalo de la criptomoneda. Kicillof se lanzó, desde el estrado de la Legislatura, a capitalizar esa lluvia ácida que cae sobre la humanidad del Presidente desde que "difundió" la memecoin cuya cotización se disparó a las nubes, cayó como un piano en pocas horas y dejó un tendal de inversores mirando al norte.
"Tal como ocurrió hace poco con una criptomoneda, el Presidente dice ahora que no quiso decir lo que dijo; peor, que lo dijo pero no estaba interiorizado en el tema", chicaneó Kicillof a Milei cuando se refirió a la amenaza presidencial de intervenir la provincia.
"No se puede, Presidente, ser impune", le advirtió y volvió a meterlo en el lodo de la deshonestidad y del lenguaje judicial, hasta ahora, la única criptonita del superpresidente.